Este blog fue publicado por El Banco Interamericano de Desarrollo en Gente Saludable

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En el hospital privado donde nació mi hija, el 95% de los partos son por cesárea. Esto es típico en Brasil, donde el 85% de los partos entre la población con seguro privado y 52% de todos los partos en el país se realizan por cesárea. ¿Cómo explicar esa epidemia de cesáreas, cuando la cifra recomendada por la Organización Mundial de la Salud es del 10% a 15%? Desde mi punto de vista, hay al menos tres razones:

1)    Incentivos financieros. El seguro público de salud en Brasil paga US$ 72 al médico por un parto normal y US$ 61 por cesárea. En el sector privado, las aseguradoras más grandes pagan al médico alrededor de US$ 250 por un parto normal y US$ 200 por una cesárea. En  teoría, hay incentivos para realizar parto normal en los dos sistemas, ¿correcto? No exactamente. Una cesárea en promedio dura menos de 1 hora y un parto normal típico dura más de 6 horas. No hay duda de que cuando la remuneración de los médicos está asociada al número de procedimientos realizados, hay fuertes incentivos a que se busquen maneras de realizar mayor número de partos.

2)   Asimetría de información.  Es mucho más frecuente que la madre reciba información sobre los beneficios de las cesáreas que sobre los riesgos, por tanto, resulta muy difícil tomar una decisión bien fundada. Un estudio reciente del National Institute for Health and Care Excellence del Reino Unido encontró que entre los riesgos que implican los partos por cesárea se encuentra una mayor probabilidad de hospitalización del bebé en unidades de cuidados intensivos, una estadía más prolongada de la madre en el hospital, un riesgo más alto de histerectomía causada por hemorragia post-parto y probabilidades de paro cardíaco en la madre.

3)   Poder de decisión.  En un caso que se volvió famoso en Brasil en el mes de abril, la médica presentó una demanda judicial obligando a una madre a tener a su bebé por cesárea. ¡La policía incluso llevó a la madre al hospital!  Aunque este es un caso extremo en el que la mamá no tuvo posibilidades de elegir, una investigación reciente analizó 24.000 casos y encontró que en el sector privado, el 56% de las madres tenían una preferencia inicial por el parto normal pero luego el 89% de los partos resultaron en cesáreas.

Como en muchas cosas de la vida, el poder y el dinero explican mucho, hasta la manera en que nacemos. Sin embargo, al reconocer el problema, se pueden plantear políticas públicas y regulaciones que incentiven la opción de partos normales en la mayoría de los casos. Por ejemplo, se puede diseminar información de estadísticas de partos de cada médico, promover incentivos financieros al parto natural y hasta estimular la preparación de un plan de parto para darles su merecido poder a las madres mucho antes de que lleguen al hospital.

Como pacientes de los sistemas de salud también podemos actuar. En el caso particular del nacimiento de mi hija, mi esposa y yo nos mantuvimos firmes en nuestra decisión y la dejamos muy clara al médico desde el principio. Mi hija Fátima nació por parto natural en un hospital privado de Brasil y fue todo un acontecimiento; médicos, enfermeros jóvenes y estudiantes acudieron para observar ese raro fenómeno. Al final de cuentas, en los hospitales privados de Brasil y en muchas otras partes de mundo, el parto por cesárea es la norma pero esto debe cambiar.