Este blog fue publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo en Desarrollo con Impacto Efectivo

Una mayor autoestima y más oportunidades son elementos que pueden reducir el riesgo de embarazo en adolescentes. Así lo demostró la capacitación ofrecida por el Programa Juventud y Empleo en la República Dominicana, cuya tasa de embarazos precoces es la más alta de América Latina y el Caribe: 104 nacimientos por cada mil jóvenes entre 15 y 19 años, cifra casi equivalente a la de África subsahariana (110 por cada 1000 habitantes).

Las mujeres que participaron en esta capacitación laboral han reducido en un 20% sus probabilidades de quedar embarazadas. Se trata de una disminución significativa, pues acercó la tasa de embarazos en jóvenes a la mediana de la región (74 por cada 1.000 habitantes).

¿Por qué casi la mitad de las jóvenes que participaron en este programa no quedaron embarazadas? ¿Consiguieron un empleo que les obligó a posponer la maternidad o quizás porque ahora tienen menos tiempo disponible para buscar pareja?

Los resultados de la evaluación de impacto apuntan a un cambio en sus expectativas frente a la vida, gracias a un fortalecimiento de sus habilidades socioemocionales: mayor autoestima, mejor capacidad para planear y tomar las riendas de su futuro, y más organización fuera y dentro del trabajo.

Con este programa se logra que las jóvenes mejoren su capacidad de liderazgo y de fijarse metas, así como su perseverancia para lograrlas. Más aún, esta iniciativa también tiene un claro impacto en la manera en que las jóvenes visualizan su futuro y en su grado de optimismo frente a su poder para cambiarlo.

Cuando las adolescentes no perciben un futuro próspero porque no consiguen un empleo o no quieren continuar estudiando, a menudo optan por la maternidad como vía de escape. Dejan atrás la adolescencia y se convierten en “mujeres adultas”.

Reforzar las habilidades socioemocionales es parte fundamental del programa de capacitación. Una de cada tres horas de formación (75 horas de un total de 225) se dedica a proporcionar a las participantes herramientas que no solo les sirvan para conseguir un buen empleo, sino además para manejar decisiones más allá del ámbito laboral, como la de evitar quedar embarazadas a temprana edad.

Desde su diseño mismo, el programa incorporó una evaluación experimental rigurosa dirigida a medir los impactos del programa.

Las beneficiarias del mismo fueron seleccionadas de manera aleatoria entre un grupo de jóvenes interesadas y elegibles, y se les dio seguimiento tanto a las participantes como a las no participantes. De este modo se compararon jóvenes básicamente iguales (en promedio), excepto que un grupo fue adiestrado por el Programa y el otro no.

El Programa Juventud y Empleo redujo en un 20% los embarazos adolescentes entre las jóvenes de 16 a 19 años. Sin embargo, también resulta llamativo constatar que este efecto se está produciendo a través del fortalecimiento de las habilidades socioemocionales y de las expectativas que las jóvenes tienen sobre su futuro. Esto confirma que una buena fórmula para promover comportamientos positivos en estas mujeres es aumentar su abanico de oportunidades por medio de más y mejor formación.

Esta historia forma parte de las evaluaciones de impacto de nuestra publicaciónPanorama de la efectividad en el Desarrollo, un documento que resalta las lecciones y experiencias de los proyectos y evaluaciones del BID.

Algunos de los artículos que pertenecen a esta serie son:

Cómo mejorar la calidad de vida de los adultos mayores

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