La idea subyacente es que al eliminar todos los trámites y procesos relacionados con colocar un producto en otro país, exportar indirectamente se haría mucho más fácil y menos costoso que exportar directamente y por esta razón una mayor cantidad de PyMEs podrían lograrlo.
Adicionalmente, las empresas que exportan indirectamente todavía se beneficiarían de la inserción internacional porque, por ejemplo, podrían reducir sus costos medios aumentando la escala de producción para un mercado más amplio al cual accederían a través del exportador final.
Ahora bien, si exportar indirectamente es mucho menos oneroso que exportar directamente entonces deberíamos observar que el porcentaje de PyMEs que exportan indirectamente es mucho mayor al porcentaje de PyMEs que exportan directamente. Hasta ahora esto ha sido difícil de verificar porque muy pocas bases de datos contienen información sobre exportaciones indirectas. Una encuesta muy particular en Chile, sin embargo, contiene este tipo de información, la Encuesta Longitudinal de Empresas realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas. En primer lugar, la información en esta encuesta corrobora el hallazgo común que se obtiene en otras bases de datos de que las empresas grandes son más propensas a exportar directamente que las PyMEs. Por ejemplo, según los datos para el año 2013, 46.3% de las empresas grandes exportaron directamente mientras que sólo 2.2% de las PyMEs lo hicieron.[1]
Ahora bien, ¿cuántas empresas PyMEs exportaron indirectamente? Es revelador encontrar que sólo 6.5% de las PyMES lo hicieron, una cifra mayor que el porcentaje de PyMEs que exportaron directamente pero todavía una minoría entre las empresas de este tamaño.
Cabe entonces preguntarse ¿por qué no se observan más PyMEs exportando indirectamente si esta es una práctica menos costosa que exportar directamente y que además puede generar beneficios asociados al comercio internacional? Lamentablemente no hay una respuesta explícita a esta pregunta en la encuesta; sin embargo, aquí esbozamos una razón tentativa: ser proveedor de una empresa que exporta no es tarea fácil porque típicamente requiere que el proveedor produzca insumos de alta calidad lo cual demanda competencias elevadas.
Exportar indirectamente ciertamente no implica incurrir en los costos directos de colocar un producto en otro país, pero si existen otros costos menos visibles porque típicamente se espera que los proveedores de empresas exportadoras cumplan con estándares y requisitos de calidad en la producción de sus insumos lo cual normalmente implica invertir en la adquisición de capacidades específicas.
Podemos utilizar la encuesta para mostrar algunos porcentajes que dan respaldo a este argumento. Por ejemplo, el porcentaje de firmas que realizaron investigación y desarrollo (I&D) fue igual a 42% entre las empresas grandes que exportaron, 27% entre las PyMEs que exportaron directamente, 14% entre las PyMEs que exportaron indirectamente y sólo 7% entre las PyMEs que no exportaron. La figura 1 muestra resultados similares para otros indicadores. En todos los casos, el patrón es el mismo: las empresas que exportaron directamente (grandes o PyMEs) tienen mayores competencias que las PyMEs que exportaron indirectamente y estas últimas tienen mayores competencias que las PyMEs que no exportaron ni directa ni indirectamente. Sin ánimos de establecer causalidades, estos resultados sugieren que el tema de las capacidades es importante no sólo para exportar directamente sino también para ser proveedor de una empresa exportadora.
Ciertamente las exportaciones indirectas pueden ser la forma más idónea para las PyMEs de insertarse en la economía mundial. Pero pensar que esto es una tarea sencilla es erróneo. Los temas de mejorar la eficiencia, la productividad y las capacidades, que frecuentemente se tocan cuándo se analizan a las firmas exportadoras, no están ausentes cuándo se habla de los proveedores de empresas que exportan. En todo caso, aquí se abren espacios de política pública si las firmas que desean desarrollar sus capacidades encuentran limitaciones para lograrlo por ejemplo porque existen fallas de información y/o coordinación.
[1] La encuesta define una empresa grande como aquella con ventas anuales superiores a 100 mil Unidades de Fomento (UF). Para este análisis no se tuvieron en cuenta las empresas del sector de servicios.