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Este blog fue publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo en Puntos sobre la i

Los lectores de este blog somos todos (o casi todos) creyentes en el potencial de la innovación para lograr transformaciones sociales y productivas. Tampoco tenemos que convencerlos, espero, de que existen importantes brechas en la región en términos de inversión en investigación e innovación, disponibilidad de capital humano avanzado, infraestructura tecnológica, colaboración universidad-empresa, entre otras, que deben ser atendidas.

Sin embargo, existe menos conocimiento y consenso sobre cómo el Estado debe organizarse para diseñar, coordinar e implementar políticas que corrijan estas debilidades, las cuales, por su complejidad, requieren de arreglos y capacidades institucionales específicos según el contexto de cada país.

¿Cómo se organizan los países de la región?

En los países que cuentan con estrategias de largo plazo para fomentar la innovación, estas suelen estar a cargo de consejos público-privados que logran amplios consensos y ayudan a dar estabilidad a estos acuerdos en el tiempo. Por otra parte, el diseño de políticas y la necesaria coordinación multisectorial para trabajar con un enfoque sistémico son responsabilidad de ministerios de ciencia, tecnología, innovación o industria, y de consejos o gabinetes inter-ministeriales. Finalmente, para la implementación de estas políticas, de manera creciente los países han creado agencias de ciencia, tecnología e innovación con el objetivo de operar con los niveles de flexibilidad y especialización técnica necesarios para lograr el impacto deseado en las empresas y los otros actores de los sistemas de innovación.

Estas agencias se han convertido en el corazón de las políticas de innovación ya que tienen en su mano la llave del éxito o el fracaso de muchas de las intervenciones públicas en este campo. Operan con una variedad de instrumentos de apoyo que van desde los subsidios o matching grants, los créditos reembolsables, hasta la inversión directa. Están típicamente encargadas de promover la generación y transferencia de conocimiento científico y tecnológico, la formación de capital humano avanzado, la innovación empresarial, el emprendimiento dinámico y de base tecnológica, así como de impulsar acciones sistémicas de articulación y fortalecimiento de redes y ecosistemas de innovación y emprendimiento.

Gran parte de los países de América Latina cuentan con una o más instituciones con el mandato de promover la ciencia, tecnología e innovación y, si bien se ha avanzado mucho en los últimos años, el desafío sigue vigente: nuestros países están aún rezagados con respecto a sus competidores globales en materia de inversión en innovación y resultados.

Las preguntas que surgen entonces son: ¿Cómo deberían ser las agencias de innovación del futuro? ¿Cómo deberían transformarse para acompañar los desarrollos tecnológicos y las transformaciones productivas que tendrán lugar a nivel global y en América Latina en las próximas décadas?

Hoy por hoy en la región y a nivel internacional, existen agencias de todos los colores y sabores. Algunas clasificaciones diferencian entre agencias que buscan principalmente mejoras incrementales en la productividad empresarial y aquellas otras que están enfocadas en lograr cambios en la estructura económica impulsando el surgimiento de nuevos sectores.

Hay agencias que cubren todo el rango de intervenciones de apoyo a la ciencia, capital humano avanzado, innovación y emprendimiento como la ANII en Uruguay o la ANPCYT argentina, y también agencias especializadas exclusivamente en innovación y emprendimiento (INNOVATE en Perú, CORFO-INNOVA en Chile, INNPULSA en Colombia). Otras se enfocan en actividades científicas y desarrollo de capital humano avanzado, como el CONICYT chileno o el CNPQ en Brasil). Las hay con foco nacional y también con foco territorial como Ruta N en Medellín o Innova Bio Bio en la X región de Chile. Hay agencias con más de 50 años como la CORFO y muchos de los consejos nacionales de ciencia, pero también otras muy jóvenes, constituidas hace menos de 10 años, como la ANII, INNPULSA o INNOVATE.

4 desafíos mirando al futuro

A pesar de este popurrí, las agencias de ciencia, tecnología e innovación de la región comparten muchos desafíos. A continuación verán algunos de los más importantes.

Flexibilidad para adaptarse a los cambios

En primer lugar, la incertidumbre y el riesgo inherentes a la innovación necesitan de una organización flexible con capacidades para la experimentación y el aprendizaje continuo. Tienen que poder identificar oportunidades y lanzar nuevos programas permanentemente, aprender, evaluar los resultados, cerrar los que no funcionan y escalar aquellos exitosos de manera rápida, modificando periódicamente los incentivos para estar siempre un paso por delante de las empresas a medida que maduran, alineándose con sus necesidades y capacidades. A medida que se acelera el cambio tecnológico y productivo, más dinamismo tendrán que imprimir las agencias a su accionar.

Coordinación y articulación

Asimismo, la visión sistémica de la innovación implica que las agencias tienen que ser capaces de generar redes entre los actores del sistema, con un alto esfuerzo de coordinación entre entidades del sector público típicamente sectoriales, sumado a interacciones permanentes con universidades, empresas, emprendedores, incubadoras, inversores, etc. Con un conocimiento cada vez más multidisciplinar, más globalizado y con un mayor número de actores, los desafíos de la coordinación se multiplican.

Gobierno corporativo

En respuesta a los problemas de captura de intereses económicos o políticos de décadas pasadas, las agencias operan cada vez más con mayores niveles de autonomía, implementando esquemas de gobernanza corporativa que los blinden de interferencias y, en algunos casos, también se encuentran implementando mecanismos transparentes para colaborar de manera cercana con actores privados y facilitar los procesos de auto-descubrimiento y surgimiento de nuevos sectores.

Gestión efectiva y financiamiento

Adicionalmente, la creciente importancia de las políticas de innovación en la región en los últimos años, se ha traducido en un incremento notable de los fondos canalizados a través de las agencias, un aumento del número de instrumentos bajo gestión y mayores exigencias de transparencia, eficiencia, cobertura y efectividad.  Por último, la estabilidad en el tiempo del financiamiento de estas agencias, aspecto clave para su desempeño, sigue siendo un reto pendiente para la mayor parte de las agencias de la región.

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En el Diálogo Regional de Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación organizado por la División de Competitividad e Innovación del BID el 11 y 12 de octubre de 2016 en Montevideo (Uruguay), representantes de 15 países de América Latina se reunieron para profundizar la discusión de estos desafíos y conversar sobre el futuro de las agencias de innovación. Este encuentro es además fue el punto de partida de una nueva investigación del BID sobre estas agencias en la región.

Para ver la agenda, presentaciones* y otros detalles de este evento click aquí

*Las presentaciones estarán disponibles a partir del 20 de octubre

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