Por Juan Diego Palacio Mejía
Las consecuencias desastrosas de la guerra en Colombia no solo han impactado negativamente a los colombianos, también nuestros recursos biológicos han sido una víctima silenciosa. Como si no fuera suficiente el impacto negativo que nuestro modelo de desarrollo económico y social han traído a los recursos naturales desde la llegada de los europeos a nuestras tierras, se suman desde hace más de cincuenta años, las consecuencias negativas que ha traído la violencia a nuestro patrimonio biológico.
Somos una sociedad donde la violencia entre nosotros y contra nuestro entorno ha caracterizado nuestra cotidianidad. Ya nuestro premio nobel de literatura, Gabriel García Marques reconocía en el informe de la comisión de sabios, que somos una sociedad que ha desperdiciado su talento, en la depredación (del entorno natural) y la violencia (entre nosotros), comprometiendo «nuestra segunda oportunidad sobre la tierra»1. Por esta razón, no es de esperarse que un acuerdo de paz con uno de los principales grupos armados ilegales vaya a traer la paz absoluta, pero por lo menos una de las causas de la violencia cambiará para bien y su impacto se reducirá. La historia lo ha demostrado, con la muerte de Pablo Escobar hace mas de dos décadas, el narcotráfico no desapareció, pero sí lo hizo una de las expresiones más violentas de ese fenómeno. La idea entonces, con pasos como la reciente firma de los acuerdos de paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), es ir logrando como sociedad, que todos los matices de nuestra violencia vayan mutando hasta un punto que nos permita lograr la tan anhelada paz estable y duradera.
Muchas de las zonas de mayor riqueza biológica se encuentran en países en vías de desarrollo. Desafortunadamente, estos países se caracterizan por presencia de conflictos sociales que tienen impacto sobre la conservación de la biodiversidad2. Debido a estas implicaciones, algunos estudios han sido realizados para cuantificar estos impactos debido a conflictos sociales, por ejemplo, Kanyamibwa, en 19983 presentó las consecuencias sobre la biodiversidad que dejo la guerra en Ruanda. Para el contexto Colombiano, Dávalos, 20014, evaluó el impacto tanto positivo como negativo, de la presencia de grupos armados al margen de la ley en la Serranía de San Lucas durante la década de los 90’s.
Muchos de los conflictos sociales en Colombia han tenido su origen en el vacío institucional dejado por el gobierno central en algunas zonas del territorio nacional, esta ausencia de estado ha sido en muchos casos llenado por los actores armados ilegales presentes en estos territorios 4. Es así, como en sus áreas de influencia, los actores armados han tenido injerencia directa e indirecta en la regulación del manejo de los recursos naturales. En algunos casos incluso han llegado a establecer condiciones para la conservación de la biodiversidad. Existen reportes de prohibición de la caza de animales de monte, la tala y la pesca por parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y programas de manejo y disposición final de basuras por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en regiones del Macizo Colombiano5. En la Serranía de San Lucas, donde hacen presencia el ELN y las FARC, este último grupo, durante los 90’s tenían un escuadrón ambiental llamado «grupo ecológico» que con éxito prohibían actividades de extracción de maderas nativas y caza de vida silvestre4. Estas medidas dejan de manifiesto que existe algún tipo de sensibilidad ambiental por parte de los actores armados del conflicto armado en Colombia. Adicionalmente a estas acciones directas sobre la conservación de los recursos naturales, el hecho que estas zonas hubiese estado bajo influencia guerrillera, los mantuvo alejadas del desarrollo, permitiendo su conservación. Sin embargo, también son conocidos el impacto negativo sobre la biodiversidad que ha traído las actividades ilegales de la guerrilla, tales como los cultivos ilícitos, la minería ilegal y los atentados a la infraestructura petrolera.
Una revisión de las 310 páginas que componen el texto final del acuerdo de Paz firmado con la guerrilla de las FARC6 el 26 de Noviembre de 2016, es posible encontrar que la palabra «biodiversidad» esta citada cinco veces en dicho documento. La primera de ellas en el preámbulo, se considera que:
«Atentos a que la nueva visión de una Colombia en paz permita alcanzar una sociedad sostenible, unida en la diversidad, fundada no solo en el culto de los derechos humanos sino en la tolerancia mutua, en la protección del medio ambiente, en el respeto a la naturaleza, sus recursos renovables y no renovables y su biodiversidad;»
Más adelante, en el punto número uno del Acuerdo “hacia un nuevo campo colombiano: Reforma rural integral” es donde se hace mención a la biodiversidad, siendo, a partir de aquí, ausente del documento. En principio, esta propuesta de reforma rural integral, incluye la formulación de lineamientos generales para el uso de la tierra, dentro de los que se tendrá en cuenta la conservación de los recursos hídricos y la biodiversidad. Partiendo de este análisis del uso de la tierra, se definirá un Plan de zonificación ambiental que permita delimitar la frontera agrícola con miras a la protección del medio ambiente. Finalmente, en el tema relacionado con la asistencia técnica, el acuerdo hace énfasis en la necesidad del Estado de salvaguardar el patrimonio genético y la biodiversidad, como recursos soberanos de la nación.
Es evidente que estas consideraciones ambientales incluidas en el acuerdo final de paz con las FARC, son mínimas y son una responsabilidad del Estado, y no era necesario un proceso de Paz para ser consideradas. Es decir, que con proceso de paz o sin él, el Estado debe de seguir estos lineamientos. Más ahora que con la mejora en las condiciones de seguridad, la inversión extranjera podrá estar interesada en la explotación de los recursos naturales en zonas con alto valor biológico7.
A pesar que no ha pasado mucho tiempo desde la firma de los acuerdos de paz, ya son varios los aspectos positivos que han traído a la biodiversidad. Según el director encargado del Instituto Humboldt, Hernando García, desde que el cese al fuego bilateral pactado entre la guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano durante los diálogos de paz, muchas expediciones biológicas pudieron realizarse en zonas donde el conflicto no lo habían permitido por décadas8. Algunas de estas zonas visitadas por los científicos fueron la cordillera Occidental en Antioquia, la región de Urabá, el piedemonte del Putumayo y el Caquetá y mas al norte de la cordillera Oriental, en la Orinoquia Colombiana, en el piedemonte de los departamento de Arauca y Casanare. Como resultado de estas colectas, durante el 2016, fueron reportadas 109 nuevas especies para la ciencia de plantas y animales, de las cuales 89 son insectos entre avispas y hormigas, también fueron descritas arañas, 25 especies nuevas de ranas y algunos mamíferos como monos, murciélagos y ratones9.
Por otro lado, el ecoturismo se ha visto revitalizado en el país, gracias a la posibilidad de visitar zonas apartadas caracterizadas por la exuberancia de su biodiversidad. En particular una de las actividades ecoturísticas que más se ha visto favorecida es el avistamiento de aves, negocio que mueve millones de dólares a nivel mundial y del cual Colombia tiene un gran potencial al ser poseedor de alrededor el 20% de total de especies de aves conocidas, situación que nos coloca como el país más diverso en especies de aves en el mundo, algunas de ellas endémicas. Gracias al restablecimiento de las condiciones de seguridad, han comenzado a surgir empresas dedicadas a este tipo de turismo en diferentes regiones del país. Una de ellas es Nature Colombia, que, durante el 2016, realizó alrededor de 30 excursiones con más de 250 turistas. Una cifra importante, considerando que hace algunos años solo hacían tres tours al año. Es de resaltar que este tipo de turismo suele ser hecho por personas de alto poder adquisitivo y nivel de formación, lo que asegura canalización de recursos económicos a las comunidades locales y el respeto por el medio ambiente10.
Ecoturismo en la Laguna de Guatavita, en donde miembros de las comunidades indígenas de la zona prestan servicios de guías y comparten con orgullo el significado que tiene esta importante laguna ceremonial de sus ancestros (Foto Juan Diego Palacio Mejía).
El sistema de Parque Nacionales Naturales ha sido otro de los beneficiados con el mejoramiento de las condiciones de seguridad, registrando en el 2016, una cifra récord de 1’446.716 turistas, las más alta en toda su historia, representando un incremento del 49% con respecto al año anterior11. Este hecho es muy significativo, considerando que algunas de las área protegidas habían sido santuario de grupos al margen de la ley, desde donde incluso llegaron a tener sus actividades de mando, como lo fue el Parque Nacional Natural Paramillo, que durante el final del siglo pasado fue la sede central de las Autodefensas Unidas de Colombia, o el Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, desde donde ejercían control las FARC y la misma situación se presentaba en el Parque Nacional Natural Catatumbo-Bari con el ELN. Es de esperarse que con la firma del acuerdo de paz con las FARC y los progresos de los diálogos con el ELN, estas cifras de visitantes se incrementen.
Por último, quiero con un ejemplo dar fe de como las mejoras en las condiciones de seguridad en nuestro país han ido permitiendo el desarrollo del ecoturismo. Amante de la naturaleza, siempre lamente el hecho de haber crecido en un país en guerra en el que pasé parte de mi juventud «preso» en la ciudad porque era muy peligroso disfrutar de actividades al aire libre como ir a acampar o de pesca. Así que cuando me mudé al extranjero, una de las primeras cosas que hice fue conseguir un equipo de acampar y amigos con los cuales ir a recorrer sitios maravillosos. Luego de años de aventura me sugirieron que querían visitar Colombia, indeciso por su seguridad comenzamos a ver posibles opciones y la que más les llamo la atención fue visitar el Parque Nacional Natural Cueva de los Guacharos, en el sur del Huila, en los límites con dos de los departamentos más golpeados por la violencia guerrillera, el Caquetá y el Putumayo. A pesar de estos antecedentes, me puse en contacto con la organización comunitaria a cargo del Ecoturismo en el parque y me dieron un parte de tranquilidad. Así pues, que organizamos el viaje, pero estando a punto de partir, se me presentó un inconveniente y les tocó, a mis amigos extranjeros, irse solos para esta tradicionalmente insegura región. Después de casi dos semanas incomunicados en medio del bosque de niebla, regresaron llenos de buenas experiencias y enamorados de los paisajes y la calidez de la gente. De hecho como anécdota, me contaron que los únicos uniformes militares que vieron, fueron los de los pilotos del avión que los llevo hasta Pitalito!
Bibliografía
- Aldana, E. et al. Colombia: Al filo de la oportunidad. Informe de la Misión Ciencia, Educación y Desarrollo, Presidencia de la República, Bogotá (1996).
- Negret, P. J., Allan, J., Braczkowski, A., Maron, M. & Watson, J. E. M. Need for conservation planning in postconflict Colombia. Conserv. Biol. (2017). doi:10.1111/cobi.12902
- Kanyamibwa, S. Impact of war on consevation: Rwandan environment and wildlife agony. Biodivers. Conserv. 7, 1399–1406 (1998).
- Dávalos, L. M. The San Lucas mountain range in Colombia: how much conservation is owed to the violence? Biodivers. Conserv. 10, 69–78 (2001).
- Mera Samboní, E. D., Mamiam Guzmán, E., Galíndez, O. & Chito, N. F. Expedición pedagogica nacional ruta del Macizo Colombiano. (2000).
- Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. (2016). Disponible en : http://www.acuerdodepaz.gov.co/acuerdos/acuerdo-final.
- Clerici, N. et al. Colombia: Dealing in conservation. Science. 354, 190 (2016).
- Wade, L. Colombia peace deal blow dismays ecologists. Science. 354, 271 (2016).
- Hallaron más de 100 especies nuevas donde el conflicto no permitía investigación. RCN Radio (2016).
- El negocio del avistamiento de aves toma vuelo. Revista Semana (2016).
- Parques Nacionales Naturales de Colombia. Parques Nacionales Naturales de Colombia logró el registro más alto de visitas de su historia. (2017). Disponible en: http://www.parquesnacionales.gov.co/portal/es/parques-nacionales-naturales-de-colombia-logro-el-registro-mas-alto-de-visitas-de-su-historia/