Por: Adriana Arango PhD
Colombia es abundante en recursos naturales, es uno de los países mega-diversos con cerca del 14% de la biodiversidad del planeta, uno de los más ricos en recursos hídricos y posee de las más grandes reservas de carbón, oro y plata; sin embargo, es todavía un país con un alto índice de pobreza (cerca del 46%). A través de los tiempos, la explotación de oro ha sido una actividad que muchos campesinos han utilizado para la manutención de sus familias, y es en la actualidad un tema complejo de discutir pues abarca políticas económicas, sociales y de salud, y está también involucrado en el contexto del conflicto armado; lo que complica más su análisis y discusión dentro de la problemática ambiental. El objetivo de este artículo es dar una visión general de la historia de la explotación de oro en Colombia, el vínculo con el conflicto armado y cómo la combinación entre el incremento en la explotación de áreas mineras y explotación ilegal pueden intensificar el daño ambiental y también a la salud humana.
Historia de la minería en Colombia y conflicto armado
Entre los siglos XVI, XVII y XVIII, lo que es ahora Colombia aportaba mucho del oro producido para las colonias españolas; después de México y Perú, la minería en Colombia era la tercera más importante fuente de metales preciados [1]. Los mayores campos de explotación de oro estaban en Antioquia, Cauca y las tierras bajas del Pacífico. A estas áreas conquistadas por los españoles, se trajeron un gran número de esclavos africanos para trabajar en los depósitos aluviales [2]. Es así como comunidades afrocolombianas, además de los indígenas que ya extraían oro para sus rituales, fueron quienes se dedicaron a su extracción con fines de joyería y herramientas.
Después de la independencia de Colombia, el oro pasó a ser propiedad de la Nación y desde entonces la minería se convirtió en un sector económico regulado por la legislación nacional [3,4]. Luego de muchos años de explotación, mayormente por la industria, medianos y pequeños mineros, los grupos armados pasaron a tomar parte en el negocio de la minería de oro, ya sea extorsionando mineros y/o extrayendo oro de forma ilegal [5]. Esto ocurrió a partir de las negociaciones formales de paz entre el gobierno y la guerrilla en 2012, donde el oro se convirtió en una actividad económica que sostenía las organizaciones armadas. A pesar de que los grupos insurgentes (FARC y ELN) estaban adquiriendo un promedio de USD$600 millones al año, proveniente del negocio de cultivos ilícitos, extorción, secuestro, ganado robado, y otras fuentes; el oro también se volvió lucrativo debido a su pequeño volumen y su alto valor. El incremento de explotación de oro por parte de grupos armados incrementó con el aumento en el control de cultivos ilícitos en el país. Así, la extracción de oro pasó de 47.8 ton en 2009 a 66.2 ton en 2012, cifra que se ha mantenido hasta el 2016 [6,7,8].
La abundancia de recursos naturales y la pobreza ha creado una desigualdad en la que el conflicto armado ha jugado un papel crucial, siendo la extracción de oro una de las mayores actividades y fuentes económicas del país. Por ejemplo, se estima que en el año 2009, la inversión en el sector minero fue de USD$3 mil millones de dólares [9]. Los departamentos donde la extracción de oro es más prevalente es Choco, Antioquia, Valle del Cauca, Cauca, Nariño y Bolívar donde también se encuentran áreas de cultivos ilícitos, creando un vínculo estrecho entre éstas (Fig. 1) [5]. Aunque la minería es regulada a nivel regional y nacional por Ingeominas y el Ministerio de Minas y Energía, el 87% de los mineros en Colombia no poseen título minero para extraer oro, y los grupos armados han podido tomar control de diversas áreas mineras [4,5,10]. La posesión de título minero es también controversial, pues a pesar de que éste proporciona el derecho a explorar y explotar oro bajo regulaciones ambientales, la mayoría de mineros en Colombia poseen muy pocos recursos para participar en la adjudicación de estos títulos ya que son los mismos requerimientos que para mineros de gran escala, o están en áreas rurales remotas donde no tienen acceso a las oficinas de la Agencia Nacional de Minería, o la explotación de oro ha hecho parte de su cultura por generaciones y no tienen en consideración participar en la adjudicación de títulos [10]. Debido al conflicto socio-económico de muchas regiones del país, la minería ilegal es difícil de controlar, y grupos armados (ya sean guerrilla, paramilitares o bandas criminales) se han aprovechado de esto para saquear oro y también para apropiarse de los dividendos producidos por la venta del oro [5]. Se estima que en Colombia la minería ilegal genera cerca de USD$5 mil millones de dólares en ingresos/año [9]. Y aunque la minera ilegal no está necesariamente asociada con la minería artesanal, es una actividad que no cuenta con los estándares mínimos de seguridad industrial y ambiental [11].
Figura 1. Áreas de zonas mineras y cultivos ilícitos en Colombia en el 2014. Figura tomada de Rettberg & Ortiz-Riomalo 2016. Con el permiso de los autores.
Extracción de oro y contaminación ambiental en Colombia
Uno de los mayores impactos ambientales de la extracción del oro es el uso de mercurio. En el proceso de extracción, el oro se adhiere al mercurio hasta formar una amalgama pesada que luego es fácilmente separada por calentamiento, mientras que los vapores de mercurio son liberados al ambiente [12]. Aunque solo el 10% de mercurio utilizado se adhiere al oro, se necesitan 9 gr por cada 1gr de oro, lo que significa que el 90% es liberado al ambiente. El mercurio es altamente contaminante debido a su persistencia, bio-acumulación y toxicidad. Éste se deposita en sedimentos donde se convierte en metilmercurio (MeHg), por bio-metilación de la forma inorgánica, y es en esta forma donde finalmente es consumido por los peces, y otros organismos acuíferos, y finalmente por la población humana [13]. Como el mercurio tiene alta afinidad por la materia orgánica, este también puede ser absorbido en el suelo. Así, la dispersión de mercurio en zonas cercanas a yacimientos de agua se ha convertido no sólo en un problema ambiental y ecológico, pero también de salud; ya que el agua proveniente de estos yacimientos también es utilizada para el riego de cultivos [14,15,16].
Colombia es el mayor importador de mercurio en el mundo (cerca de 130 toneladas/año) y el tercero en el mundo en producir emisiones de mercurio al ambiente [10,17]. El mercurio es el mayor causante de contaminantes antropogénicos (35% de las emisiones mundiales) [18]; además de estar asociado, así sea en pocas concentraciones, a daños neurológicos y también deformación fetal [19,20]. A pesar de que se conoce el efecto ambiental y en la población humana por el uso de mercurio en Colombia, este es un problema que aún persiste en las regiones aledañas a las zonas mineras y se está expandiendo a varias regiones del país, debido al incremento en áreas mineras. Por ejemplo recientemente se descubrió que en la Serranía de San Lucas (Bolívar) existen cerca de 1.5 millones de hectáreas en minas de oro, siendo considerada la mina de oro más grande en todo Latino América [10]. El incremento en áreas mineras no solo trae problemas ambientales por el uso de mercurio, sino también por la deforestación causada por la exploración de nuevas áreas para minar.
Como vemos, la extracción de oro sin ningún tipo de regulación ambiental trae consecuencias negativas no solo para el medio ambiente, sino también para la salud humana. Así mismo, el incremento de zonas de explotación debido a la presencia de los grupos armados ahonda aún más en la problemática social, económico y ambiental de nuestro país. Esta situación ha hecho que entidades como la UNEP (por su sigla en inglés United Nations Environmental Programme) introdujeran restricciones de control para la exportación de mercurio, incrementando el costo del mercurio. En Antioquia, por ejemplo, el precio aumentó de US$ 35/kg en el 2007 a US$ 150/kg en el 2014, disminuyendo así el consumo de mercurio [18,21]. Hay ahora otros procesos para extraer el oro, que aunque no están siendo ampliamente utilizados, son menos tóxicos. Por ejemplo el bórax, cianuro y tiosulfato entre otros, están siendo poco a poco adaptados por mineros en algunas áreas del país [21]; sin embargo, es importante anotar que para muchos mineros estas soluciones pueden ser menos eficientes y/o muchos mineros no tienen conocimiento de su existencia.
Es difícil abordar todos los factores que rodean el proceso de extracción de oro en Colombia, no solo por la situación socio-económica y política del país, o el proceso histórico de la minería, pero también por el problema adicional por los grupos armados. Pues con el incremento de áreas de explotación se disminuyen los dividendos para los mineros de pequeña escala, se incrementa el uso de mercurio, y se deforestan más áreas para la exploración y explotación de minas. Aunque no hay por ahora una solución que abarque todas estas variables y haga posible una explotación de oro sostenible, donde se tengan en cuenta las pautas ambientales, pero también de salud, y además beneficiosa para la población minera quienes explotan el 60% del oro colombiano. Es importante entender que la problemática detrás de la minería es más compleja de lo que pensamos y que cada factor está interrelacionado, así por ejemplo, la presencia de grupos armados afecta a pequeños y medianos mineros, lo que su vez también conlleva a un incremento en el uso de mercurio por la explotación de oro artesanal, y por último desencadena en efectos negativos para el ambiente y finalmente para nuestra salud.
Literatura citada
[1] Rettberg A., Ortiz-Riomalo J.F. 2014. Conflicto dorado: Canales y mecanismos de la relación entre minería de oro, conflicto armado y criminalidad en Colombia. Informa final del proyecto Del grano al anillo: Análisis de la cadena de valor del oro y su relación con la ilegalidad y el conflicto armado en Colombia.
[2] West R. 1952. Folk mining in Colombia. Economic Geography 28:323-330
[3] Defensoría del Pueblo. Colombia. 2010. La minería de hecho en Colombia. Defensoría Delegada para los Derechos Colectivos y del Ambiente. Diciembre 2010.
[4] Sarmiento M., Giraldo BH., Ayala H., Uran A., Soto A.C., Martinez L. 2013. Characteristics and challenges of small-scale gold mining in Colombia. Chapter 4. Small-scale gold mining in the Amazon. Cremers L., Kolen J., De Theije M (Eds). Cedla Amsterdam.
[5] Rettberg A., Ortiz-Riomalo J.F. 2016. Golden opportunity, or a new twist on the resource-conflict relationship: links between the drug trade and illegal gold mining in Colombia. World Development 84:82-96
[6] Suarez A.R. 2000. Parasites and predators: Guerrillas and the insurrection economy of Colombia. Journal of International Affairs. 53: 577-601
[7] Rettberg A. 2015. Gold, oil and the lure of violence: the private sector and post-conflict risks in Colombia. Report. September 2015. NOREF Norwegian Peacebuilding Resource Centre.
[8] http://www.simco.gov.co Sistema de Información minero Colombiano.
[9] Organization for Economic Co-operation and Development (OECD). 2016. Due diligence in Colombia’s gold supply chain. Overview. Responsible Business Conduct.
[10] Güiza L., Aristizábal J.D. 2013. Mercury and gold mining in Colombia: a failed state. Univ. Sci. 18, 33-49.
[11] Fedesarrollo 2012. Impacto socioeconómico de la minería en Colombia. Informe para el sector de minería a gran escala.
[12] Lebel J., Mergler D., Lucotte M. et al. 1996. Evidence of early nervous system dysfunction in Amazonian populations exposed to low-levels methylmercury. Neurotoxicology 17:157-168.
[13] Marrugo-Negrete J., Benitez LN., Olivero-Verbel. J. 2008. Distribution of mercury in several compartments in an aquatic ecosystem impacted by gold mining in northern Colombia. Arch Environ Cotarn Toxicol, 55:305-316.
[14] Nevado J.J.B., Martin-Doimeadios R.C.R. Bernando F.J.G., et al. 2010. Mercury in the Tapajos River basin, Brazilian Amazon: A review. Environ Int 36:593-608.
[15] Harada M., Nakanishi J., Yasoda E., et al. 2001. Mercury pollution in the Tapajos River basin, Amazon mercury level of head hair and health effects. Environ Int. 27:285-290.
[16] Bustamante N., Danoucaras N., McIntyre N., Diaz-Martinez J.C., Restrepo-Baena O.J. 2016. Review of improving the water management for the informal gold mining in Colombia. Revista Facultad de Ingenieria, Universidad de Antioquia 79:174-184
[17] Cordy P., Veiga MM., Salih I., et al. 2011. Mercury contaminatino from artisanal gold mining in Antioquia, Colombia: The world’s highest per capita mercury pollution. Science of the Total Environment. 410:154-160.
[18] Garcia O., Veiga MM., Cordy P., Suescun OE., Molina JM., Roeser M. 2015. Artisanal gold mining in Antioquia, Colombia: a successful case of mercury reduction. Journal of Cleaner Production 90:244-252.
[19] Lebel J., Mergler D., Lucotte M., et al. 1996. Evidence of early nervous system dysfunction in Amazonian populations ex- posed to low-levels of methyl mercury. Neurotoxicology 17:157-168.
[20] Harada M., Nakanishi J., Konuma S., et al. 1998. The present mercury contents of scalp hair and clinical symptoms in inhabitants of the Minamata area. Environ Res Section 77:160-164.
[21] Veiga, M.M., Angeloci, G., Meech, J.A., 2014. Review of barriers to reduce mercury use in artisanal gold mining. Extr Ind Soc 1:351-361