El lema «Barranquilla florece para todos» se ajusta con precisión a la ciudad, tanto más si se tiene en cuenta que muchos ciudadanos están ‘viendo crecer las flores desde las raíces’.
Resulta confuso, para el ciudadano consciente, que la inversión en seguridad y los avances que en este campo ha ofrecido la alcaldesa Elsa Noguera, no coincidan con la percepción de la ciudadanía. Más preocupante aún si, como lo expresó la alcaldesa hace pocos días en acto oficial de entrega de equipamientos al Batallón de Policía Militar N° 2, se han invertido «2.300 millones de pesos en la presente administración». El lema «Barranquilla florece para todos» se ajusta con precisión a la ciudad, tanto más si se tiene en cuenta que muchos ciudadanos están ‘viendo crecer las flores desde las raíces’.
La imagen positiva que proyectó Alejandro Char como burgomaestre sirvió de trampolín para que Elsa Noguera diera continuidad a las políticas de la administración precedente; no obstante, el apoyo popular a la alcaldesa ha devenido por su gestión deficiente en temas sensibles para la ciudad. Basta resaltar, por citar un ejemplo reciente, la denuncia que anoche presentó Jesús Fragozo Caro en El Espectador, a propósito del problema de sanidad generado por los fétidos olores de los caños y arroyos de Barranquilla. El caso de la Cámara de Comercio, al igual que este en que está involucrada la Triple A, demuestran que en la ciudad no hay ley ni orden y que, si los de corbata hacen y deshacen, los que no las usan pueden ‘hacer y deshacer’ con mayor tranquilidad.
Puesto que el gobierno de Elsa Noguera no ha recibido oposición destacada, no se entiende el que su gestión en seguridad a la ciudadanía resulte risible. ¿Cómo se justifican 15 muertos en el puente festivo del «día de las madres»? ¿Cómo la ola de atracos en la calle 17, a plena luz del día? ¿Verdaderamente se está invirtiendo en el bienestar de la comunidad? Parece que la alcaldesa prefiere vivir de espaldas a Barranquilla y proyectar una ciudad ilusoria. Los verdaderos cambios se generan desde abajo, con el propósito de asentar un buen fundamento. La alcaldía no debe seguir excluyendo a los más humildes; los supuestos logros que ha conseguido la administración no son palpables, y los verdaderos se desmoronan ante hechos evidentes.
El respaldo que el presidente Santos ha dado a las políticas de seguridad en Bogotá se erigen como referente para una actuación de mejores resultados en nuestras ciudades. Es hora de dar un mayor empuje al arte, de invertir en campañas pedagógicas, de preocuparse por el bienestar real de los ciudadanos. Es sabido desde tiempos de antaño que la educación da mejores y mayores resultados que cualesquier política tradicionalista. La alcaldía debe replantearse.