Por recomendación de un par de amigas, me puse a revisar en la web artículos referidos a la responsabilidad en las redes sociales, tema que toca estrechamente a los tuiteros y a los blogueros, entre las tantísimas posibilidades de redes sociales que hay en la actualidad. Me atrevo aquí a hablar solo de la responsabilidad en Twitter y en los blogs, porque es la experiencia que tengo: tuitera soy desde octubre de 2010 y en bloguera me convertí hace unos cuantos días gracias a la generosidad y confianza de la Casa Editorial EL TIEMPO.

Confieso que me he resistido a tener cuenta en Facebook porque alguna vez la abrí y debajo de la foto de una de mis sobrinas encontré un mensaje en términos poco agradables, lo cual me produjo pavor y me llevó a cerrar inmediatamente la cuenta. Me sorprende el poder de esta red para estrechar y ampliar lazos, pero me da susto poner mi vida y las de mi familia y amigos en ese escaparate. Admiro a quienes lo hacen, pero me produce cierto recelo el tema de la seguridad (aclaro que no soy usuaria de esta red y, por lo mismo, puedo equivocarme en mis apreciaciones. Mil disculpas).

Con esa salvedad, prefiero hablar de lo que conozco: Twitter y blog.

¿Qué tienen en común? Son espacios para expresarnos libremente, nos siguen en tiempo real, nos leen en cualquier parte del mundo y -aquí viene lo fundamental- no tiene mayores restricciones más que las que yo me imponga.

Cuáles son sus mayores diferencias? En Twitter debo expresar mi opinión en 140 caracteres, en el blog me puedo explayar (aunque no lo recomiendo). En Twitter tengo un mayor nivel de interacción, en el blog hay menos.

¿Qué he aprendido en estos seis años larguitos como tuitera?

1. Que la claridad a la hora de expresar mi opinión es una obligación. Recientemente, y con motivo de la tragedia del Chapecoense, quise ponerme en los zapatos de la pobre controladora de vuelo y un tuitero entendió lo contrario: que la estaba condenando, y recibí mi primera “madreada” en 6 años. Hay que pensar cada palabra que escribimos.

2. Que nunca, NUNCA, debo usar términos que sugieran la más mínima discriminación, trato indignante o exclusión. Siempre que escribamos u opinemos sobre algo o alguien hagámoslo con respeto.

3. Que no comparto aquello de convertir Twitter en un cuadrilátero de boxeo. Que para mí no es un espacio para lanzar “ganchos” y derrumbar rivales, sino una oportunidad para contribuir a la moderación y el respeto en los debates. Por eso, siempre me aguanto las ganas de servir de sparring.

4. Que lo anterior me obliga a ser mesurada en mis apreciaciones. Esto quiere decir que no podemos usar esta red movidos por la pasión, el fervor o el fanatismo, sino por la razón, la ponderación y la tolerancia.

5. Que si uno no está informado sobre el tema, es mejor abstenerse de opinar. Es muy vergonzoso cuando lo corrigen en la red. ¡Y en Twitter hay personas muy bien informadas!

6. Que hacer uso del humor es válido, pero que nunca debo sobrepasar las líneas hasta el punto de insultar o agredir. Siempre es mejor evitar el sarcasmo, la ironía cruda y la caricaturización.

7. Que siempre tenemos que recordar que con cada palabra que escribamos en esta red estamos dibujando nuestro perfil. Entonces, la pregunta es cómo quiere que lo vean en Twitter. ¿Busca una buena o una mala reputación?

Ahora bien, como blogueros me parece que es mayor la responsabilidad que debemos tener, porque nuestras opiniones o argumentos pueden llegar a un número más amplio de personas. Esto significa que todo aquel que se sirva de un medio masivo como el blog tiene la obligación no solo de contar, comunicar e informar, sino también de formar o, cuando menos, de respetar.

Lo anterior me dice que, al igual que en Twitter, debo evitar términos pesados o expresiones que sugieran discriminación, trato indignante o exclusión; estar bien informada para escribir con fundamento y no servir de idiota útil para avivar discusiones estériles.

En este punto, le hago una propuesta: en atención a que yo llevo apenas unos cuantos días como bloguera, le pido que me escriba y me cuente su opinión sobre este tema. Cuénteme qué debemos hacer los blogueros y qué debemos evitar para ser lo que nunca debemos dejar de ser al momento de escribir: ABSOLUTAMENTE RESPONSABLES.