Piedad Patricia Restrepo Restrepo
Directora de Medellín Cómo Vamos
@MedComoVamos/@piedadrestrepor
Grandes contrastes se viven en el país para construir algo que regirá el futuro de nuestras ciudades por cuatro años: los planes de desarrollo. Y es que el balance es complejo. Puede haber mucha participación, pero se baja la guardia en metas, finanzas y estrategias o viceversa.
Por ejemplo, en algunas ciudades de la Red Cómo Vamos, como Barranquilla, Cartagena, Bogotá y Medellín, se abrieron amplios escenarios de participación, antes de entregar el anteproyecto a sus consejos territoriales de planeación (CTP).
En Bogotá y Medellín se dispuso incluso de espacios virtuales. Bogotá recibió más de 20 mil propuestas, acordes con los retos planteados por la administración distrital y Medellín, más de 10 mil ideas acompañadas de 14 diálogos en los territorios.
Esta misma estrategia la realizó Barranquilla, donde se llevaron a cabo 11 cabildos abiertos en 5 localidades. En Cartagena, se abrieron mesas sectoriales de participación ciudadana.
Participación vs. estructura de los planes
Sin embargo, debido a este tiempo destinado a promover la participación, un resultado generalizado es la ausencia de partes esenciales de los anteproyectos entregados a los CTP o falencias importantes en su formulación inicial.
Los casos más extremos se dieron en Pereira, Cartagena y Bucaramanga. En la primera, no se presentó el plan financiero ni el plan plurianual de inversiones. En el caso de Cartagena, no contaba con la parte estratégica del plan ni metas claras y en Bucaramanga, el anteproyecto no contaba con indicadores, metas ni tampoco con recursos financieros.
Y cuando estos elementos sí se han incluido, no han estado exentos de críticas, como en el caso de Medellín, por incluir metas poco ambiciosas para los próximos cuatro años.
Comportamiento de los CTP
En cuanto al trabajo del CTP en las ciudades, en Bucaramanga este organismo no emitió concepto alguno, apoyado en las carencias ya mencionadas. En Cartagena se entregó concepto, pero se anticipa que tendrá bajo impacto real, dado que no pudieron analizar las metas de programas específicos, porque no se incluyeron.
Tanto en Pereira como en Barranquilla se percibe que el CTP es una instancia que necesita mayor fortalecimiento para liderar el debate público en torno al plan de desarrollo. En Manizales, por el contrario, pese a que se realizó un trabajo juicioso, la percepción es que la administración y algunos sectores del concejo municipal no vieron con buenos ojos el concepto realizado.
En general, la participación de la ciudadanía no ha sido recibida como un aporte, sino como un obstáculo a la construcción del plan. En Bogotá, la alcaldía no se pronunció ni en positivo ni en negativo sobre el concepto. En Medellín, se destaca la buena acogida que ha tenido el concepto del CTP, por el buen nivel de las recomendaciones recibidas.
Uno ya aprobado
Algunos planes de desarrollo ya se han aprobado, como el de Barranquilla, el cual faltando 40 días para cumplir el plazo máximo fue aprobado por el concejo. Más allá de la fecha de aprobación, el proceso no estuvo exento de críticas en cuanto faltó calidad en el debate y la discusión, y hubo ausencia de voces críticas que desde diferentes sectores de la sociedad civil enriquecieran el análisis del plan.
En general, a los procesos de construcción de los planes de desarrollo territoriales aún les falta mucho por madurar. Los anteproyectos están llegando muy crudos a los CTP, los cuales en ocasiones no tienen como realizar su trabajo y terminan sin emitir su concepto.
¿Anticiparse desde la campaña?
Algunas administraciones argumentan que dos meses son muy poco tiempo para elaborar los anteproyectos y en ese orden de ideas se podría reflexionar que los candidatos deben mejorar el diseño de los programas de gobierno, de tal manera que se conviertan con mayor facilidad en planes de desarrollo, en caso de ser elegidos.
Claro. Probablemente las campañas y la elaboración de los programas son la verdadera oportunidad de oro para escuchar las demandas ciudadanas, más que los probablemente tardíos procesos de participación para construir el anteproyecto de plan de desarrollo.
Es claro que si hay múltiples procesos de participación que precedan a los nuevos gobiernos, múltiples insumos pueden resultar de ellos para el plan.
Debate serio
Finalmente, los procesos de deliberación y argumentación necesitan ser apoyados y fortalecidos. No puede ser que tratándose de la acción pública en las ciudades durante cuatro años, se menosprecien los espacios establecidos por la ley o se pase de agache cuando se trata de propiciar el debate argumentado.
Tanto un componente técnico sólido como una participación activa de la sociedad civil a través de los escenarios de ley son indispensables para contar con planes de desarrollo acordes con los desafíos que enfrentan y enfrentarán nuestras ciudades.
Esperemos que en el mes que falta como plazo máximo para la aprobación final de los planes logren revertirse gran parte u ojalá todas las falencias evidenciadas en las más importantes ciudades de Colombia. Quizás la anticipación de los candidatos desde sus planes de gobierno podría quitarles tantos revuelos a nuestros planes de desarrollo. Eso sí, no hay que bajar el nivel.