Piedad Patricia Restrepo Restrepo
Directora Medellín Cómo Vamos
@MedComoVamos
La nueva agenda global de Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS-trazada al año 2030 se perfila como una agenda mucho más ambiciosa y compleja que la derivada de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En un trabajo realizado por la Red de Ciudades Cómo Vamos, en compañía de la Fundación Corona y el PNUD se pudo establecer que, para los 17 ODS se derivan 169 metas, 78 de ellas pertinentes para contextos urbanos.
Los retos de la nueva agenda no solo corresponden a la disponibilidad de información, fundamental para la formulación, seguimiento y evaluación de la política pública, sino también a los recursos necesarios para el desarrollo de las estrategias que llevarán al país y a sus territorios al cumplimiento de las metas. En una agenda tan compleja, y con recursos tan limitados y, a la vez tan dispares, se hace indispensable la priorización de los desafíos a los que se van a enfrentar los territorios.
El ejercicio llevado a cabo por la Red y sus socios se enfocó en priorizar cinco retos urbanos y nueve metas. El primer reto es el de la pobreza, informalidad y desigualdad, con tres metas asociadas. Los principales propósitos son priorizar un enfoque multidimensional de la pobreza y reducirla a menos de la mitad; reducir la informalidad laboral, especialmente entre los jóvenes, a la vez que se reduce el desempleo juvenil y se mejora la oferta educativa para ellos.
Estas metas están íntimamente relacionadas. Del análisis del Índice Multidimensional de Pobreza que mide anualmente el DANE, es posible afirmar que las mayores carencias de los hogares en Colombia están ligadas a las condiciones de empleo y educativas. En 2016, un 73,6% de los hogares tenía carencia en cuanto a empleo informal – un hogar que tiene al menos un ocupado que no tiene afiliación a pensiones o se encuentra en desempleo. Un 46,4% tenía bajo nivel educativo – un hogar donde la educación promedio de las personas mayores de 15 años es menor a 9 años de educación-, y un 28,6% con rezago educativo, lo que significa que es un hogar que tiene al menos un niño entre 7 y 17 años con un número de años aprobados inferior a la norma nacional.
Aunque estos datos son agregados nacionales, es posible identificar grandes brechas entre los entornos urbanos y los rurales, por ejemplo, en estos últimos el trabajo informal ascendió al 90%- o entre regiones, donde en la costa pacífica la pobreza multidimensional toca a uno de cada tres habitantes, mientras en Bogotá llega a un 5,9%.
Pese a que los ODS nos hablan de una triada de la sostenibilidad: económica, social y ambiental, las carencias más sentidas de nuestros territorios nos señalan que lo económico (oportunidades de empleo) y lo social (especialmente las oportunidades educativas) están en la primera línea de prioridades.
El mayor desafío será entonces propiciar nuevas oportunidades económicas que estén en sintonía con el respeto al ambiente y el acceso y calidad en las oportunidades educativas a lo largo de la vida, teniendo como eje transversal no sólo el respeto al otro para una convivencia pacífica (último reto priorizado por la Red) sino al cuidado y respeto de nuestros recursos naturales, sin los cuales la sostenibilidad quedará a medio camino.