Por: Mario Zambrano Miranda
Coordinador del Programa Cúcuta Cómo Vamos
@CucutaComoVamos

Aunque la corrupción no es un fenómeno nuevo, sigue marcando la discusión nacional. Según el Contralor General de la República, Edgardo Maya Villazón, este problema le cuesta al país unos $50 billones al año, o sea casi $1 billón por semana que sería el 22% del presupuesto nacional del 2017.

En ese sentido una iniciativa como la de Transparencia por Colombia y la Unión Europea para la construcción del Índice de Transparencia de las Entidades Públicas (ITEP) es fundamental para identificar los riesgos de corrupción administrativa asociados a una débil capacidad para generar y entregar información pública.

Estos riesgos también se asocian a un bajo desarrollo de procesos y procedimientos administrativos para la toma de decisiones y su ejecución, y a la inoperancia de los controles a la gestión, a saber el control social y el institucional. Mejor dicho y en resumen, lo relacionado con un bajo desarrollo institucional.

El índice tiene en cuenta tres características: visibilidad, institucionalidad y control y sanción. El puntaje va de 0 a 100, siendo 100 la de mayor puntaje (riesgo bajo).

Ciudades y transparencia

En esta medición, para el periodo 2015-2016, las ciudades que pertenecen a la Red Como Vamos (con la excepción de Bogotá, Medellín, Yumbo y Cali) que obtuvieron los puntajes más bajos y se ubicaron en el nivel de riesgo muy alto fueron Cúcuta y Santa Marta (43,2 y 37,7).

Por otra parte, quienes lograron un puntaje mejor fueron Pereira y Barranquilla (75,5 y 74,9), con un riesgo moderado. Manizales y Bucaramanga se ubicaron en riesgo medio (71,6 y 61,9), mientras que Cartagena e Ibagué tuvieron riesgo alto (59,1 y 56,0).

En el caso de Cúcuta, en la característica de visibilidad, los cuellos de botella están en la divulgación de la gestión administrativa y de programas sociales. Para el aspecto institucional, los problemas se encuentran en comportamiento ético y gestión de programas sociales. Y en la característica control y sanción las debilidades están en control institucional y rendición de cuentas a la ciudadanía.

Información = control social

En una democracia es importante que el ciudadano tenga acceso a la información para el control social, pero de igual forma los procesos administrativos internos de las entidades para su autorregulación con procedimientos y reglas de juego claras inciden en el desarrollo y la construcción de capital social entre las administraciones públicas y la ciudadanía.

Cúcuta es la ciudad donde menos se percibe que ha disminuido la corrupción (16%) y donde se considera que aumentó más (38%), al analizar las encuestas de percepción ciudadana del 2016 y comparar la capital santandereana con otras ciudades de la Red Cómo Vamos (Pereira, Manizales, Bucaramanga, Cartagena, Ibagué y Santa Marta) frente a la pregunta ¿Qué tanto cree que ha cambiado el nivel de corrupción en la ciudad en el último año?

Estos datos revelan una situación preocupante. Por un lado, la pérdida de confianza de la ciudadanía en las instituciones y por otro, la necesidad de que ese inconformismo se traduzca en cambio y más control social.

El nobel de economía Amartya Sen considera fundamental para el desarrollo humano las garantías de transparencia: “la necesidad de franqueza y confianza que pueden esperar los individuos en las interrelaciones sociales, la libertad para interrelacionarse con la garantía de divulgación de información y claridad. Estas garantías desempeñan un claro papel instrumental en la prevención de la corrupción”.

Una ciudadanía informada, crítica y propositiva reduce las asimetrías del poder y genera cambios. La corrupción debe enfrentarse desde la posibilidad de informarse. Si no, estaremos condenados a seguir perdiendo sumas de dinero exorbitantes en nuestras instituciones bajo el amparo de una ciudadanía acomodada, pasiva e indefensa por no estar informada.