Vengo con ardor en los ojos y con unas cuantas neuronas menos, las cuales se han implosionado después de tratar de comprender toda esta onda fitness, crossfix, mixfit, etc. que ha surgido y se ha proliferado en estos últimos años. Se trata de un culto narcisista al cuerpo, y no quiero decir que este mal, ya lo decían los romanos en el siglo I; Mens sana in corpore sano, lastimosamente se han quedado con lo último, olvidando por completo el primero. Porque al parecer es mucho más fácil levantar pesas, que libros, aunque ésos últimos no dejen dolores en el cuerpo. 

Colombia viene de una cultura del exceso, el consumo y la voluptuosidad, herencia que se la deben a sus capos y mafiosos de gustos estrafalarios. Los cuales aunque parezcan absurdos y difíciles de creer permearon todos los niveles de la sociedad. No crean que es gratuito el gusto por las camionetas 4X4 de lujo, de las cuales son utilizadas en su mayoría en un terreno urbano, por personas que ni siquiera tienen finca. O los cuerpos exagerados hinchados con silicona y estilizados por costuras del bisturí. Lo que le ha dejado al país una cicatriz permanente y esta es la estigmatización y señalamiento por parte de las demás culturas que ven con asombro y terror las tendencias de belleza de las colombianas. ¿En qué parte es correcto pedir de regalo de cumpleaños la cirugía de tetas? ¿Y en qué parte es correcto que los padres las regalen? En Colombia es el único lugar donde es más importante tener las tetas más grandes, que el cerebro, un país que ha concebido su propio ideal de belleza, el cual ha sido no llamado en vano como narco-estetica. 

Preocupa ver como la sociedad se ha vuelto permisiva, hasta el punto de aceptar y tomar como propia una cultura facilista que se jacta por ostentar los bienes materiales antes que el conocimiento, y por materiales también me refiero al cuerpo y la carne, el bien material por excelencia, el más usado y transnacionalizado.

Basta con echarle un vistazo a Instagram la red social más vaga, porque no requiere de ningún tipo de competencia cognitiva para participar en ella. Para mi es un Twitter para los que no saben leer. Pasada la ola de las fotos de platos de comida, ha llegado la del narcisismo y la ostentación. Las pocas veces que he entrado a esta red social me he encontrado publicaciones frívolas e insustanciales, claro es mucho más cautivador presumir de un buen bronceado que haber leído un buen libro, es mucho más seductor alardear unas tetas duras y redondas, que un libro de pasta dura y de más de 100 páginas. Con resignación veo niñas que lo único que tienen para ofrecer es un cuerpo perfecto según unos ideales de belleza que la misma sociedad creó y hombres musculosos que olvidaron ejercitar el músculo más importante, el cerebro.

Un movimiento que se escuda en la fe y la gratitud con Dios, lo cual considero contradictorio, pero cómo no. Si la ignorancia siempre lleva a aferrarse a lo desconocido. Recientemente el periodista británico Mark Simpson después de una larga investigación creó un término para definir esta tendencia a nivel mundial, son los Spornsexuales, que por supuesto ha sido mal interpretada y adaptada de forma exagerada por los colombianos, convirtiéndolos en Bendecidos/as y Agradecidos/as, mezclando las premisas de los Spornsexuales; deporte, porno y metrosexualidad, con el espiritualismo y la religión. Colombia, donde una mujer lleva un bolso de diseñador al gimnasio y donde los hombres cuelgan collares más gruesos que los de las mujeres.

Seguramente saltaran mucho a decir que yo, La Desempleada que escribe, soy una vieja gorda y fea resentida y sólo tengo algo para decirles, mi figura es no está mal (para mi). Pero sinceramente soy de las que prefiere leer un libro a matarme haciendo repeticiones en el gimnasio, de las que prefiere tomarse un vino o comerse un postre, a estar sufriendo con una dieta. Si se trata de concluir preferiría ser gorda a tener un cerebro anoréxico. Para mi una rutina de crossfit sería leer un buen libro, visitar un museo y terminar con una buena película acompañada de un vino. Reuniendo actividades que fortalecen y ejercitan el músculo más importante, el cerebro. Lo siento por aquel que se haya ofendido al leer esta publicación, debía haberse quedado en el gimnasio, en lugar de estar leyendo lo que dice una loca asocial.

Si son de los que prefieren ejercitar el cerebro, antes que el cuerpo, y de los que tienen un bronceado por el reflejo del sol en las hojas de los libros que leen, antes que por una cámara de bronceo. Los invito a que me sigan en Twitter, porque no tengo Instagram: @Des_empleada