Estar en
Madison, Wisconsin, es como estar en, guardando ciertas proporciones, el País
Vasco – España, o en Trento – Italia, o por supuesto, en la bella Provincia de
Guanentá, en el departamento de Santander – Colombia. Esta zona es
el epicentro del cooperativismo estadounidense. No es casualidad que exista aquí
el Centro para las Cooperativas (UWCC) en
la Universidad de Wisconsin, adscrito al Departamento de Agricultura y Economía
Aplicada, que equivale a la Unidad
de Estudios Solidarios (UNES)
de la Universidad Javeriana, adscrita al
Departamento de Desarrollo Rural y Regional en la Facultad de Estudios Ambientales
y Rurales.

(En la foto: El
Equipo del UWCC d
e
izquierda a derecha: A
nne Reynolds, Tom Flory Lynn Pitman, Brent
Hueth (Director
) Courtney Berner, Michael
Chronister. Fuente: 
http://www.uwcc.wisc.edu/index.aspx).

Hace algunos
años en Cartagena, cuando estaba asesorando a un grupo de personas que pensaban
crear una cooperativa, un ilustre personaje me preguntó públicamente que «(…) si
este modelo de empresas es tan exitoso ¿Porqué en los Estados Unidos no existen
cooperativas?» Y, remató diciendo que él había vivido varios años en este país
del norte, pero que nunca las había visto. En aquel entonces tuve la
posibilidad de remitirlo a alguna literatura y vínculos en internet que
demostraban todo lo contrario, pues en este país el cooperativismo y los
modelos de empresas sin ánimo de lucro son anteriores a 1776, el mismo año en
que aparece el libro «La riqueza de las naciones» de Adam Smith, y claro, el
mismo año de la independencia de los Estados Unidos de América.

La primera
empresa reconocida de cooperación en este país fue una mutual de seguros (¿Algún
lector o lectora sabe que la famosa aseguradora MAPFRE nació como una mutual en
España en 1933?). Esta pionera del «non profit» (sin ánimo de lucro) en EEUU
fue fundada en  1752, casi un cuarto de
siglo antes del nacimiento del país y fue precisamente Benjamin Franklin, uno
de los firmantes de la Declaración de la Independencia de EEUU, quien trabajó
con otros miembros para crear el primer seguro de incendio con éxito en las colonias
británicas de entonces (Zeuli y Cropp, 2004).  Igualmente, esa figura impulsada por Franklin
quien había sido testigo del éxito y la importancia de las asociaciones mutuales,
cuando vivía en Inglaterra a finales del siglo XVII, se convirtió también en el
modelo para las asociaciones de bomberos voluntarios (el voluntariado, una
expresión del emprendimiento solidario).

Sin embargo,
y como lo cita el documento «Principles and
practices in the 21st century»
de la Universidad de Wisconsin, fue en el
mismo año de la declaración de independencia de Colombia (1810) que nacieron la
primeras cooperativas formales (otra coincidencia), vinculadas a la producción
lechera y derivados.

Hoy, según
cifras del 2009, las cooperativas en este país suman 29.284 entidades, su
aporte al PIB llega al 1% con una facturación anual de más de 650 billones de dólares,
133,5 billones en utilidades, 3 trillones de dólares en activos y 2 millones de
puestos de trabajo que asocian a 120 millones de personas, es decir, un poco
más de una tercera parte de los estadounidenses tienen vínculos con alguna
cooperativa o asociación mutual.

 

¿Interesante?

 

Esperen a
que les comparta algunas de las minucias de la vida del «non profit» en aquel
imperio donde el capitalismo pareciera no ser el único modelo a seguir. Por ahora les dejo un par de vínculos sobre las cooperativas
en este país. El vínculo del PDF de Zeuli y Cropp (agregado previamente) y este glosario,
para comprender mejor la terminología de las cooperativas en este país, en
donde la doctrina del capitalismo no parece ser el único modelo a seguir.

Al UWCC mis sinceros agradecimientos por su invitación, su
recibimiento y los documentos aportados que a su vez, comparto con todos los
lectores del blog.