Muchos no leerán este blog por el título mismo. Se espantarán con una columna que se atreva a tocar por tema el año pasado; no obstante esta tira tiene un objetivo superior: examinar con total distensión y de una forma desordenada (como vaya saliendo) la última versión impresa de EL TIEMPO, edición 2006. La tarea se me facilitó porque, como todo pequeñoburgués criollo, ando de vacaciones por mi tierrita (donde mis papás) y cuento con la ventaja de que mi viejo siempre me levanta con el matutino de los Santos todavía tibio.
Planteada así, la empresa no parece tan difícil, pero si requiere cuidado y mucho de sensibilidad. Entremos en materia: lo primero que puse en mi borrador de blog fue lo que más me estremeció; y de ello el primer lugar se lo lleva mi auténtico repudio ante la actitud tan servil –de un lado- y arrogante del otro, del ministro de agricultura: se ve que lo que dicen los abuelos en cierto “los años, además de canas, dan dosis iguales de humildad y grandeza” que el imberbe Andrés Felipe Arias confunde con fanatismo y arrogancia. Al titular de la cartera agraria habría que decirle que no se tome tan a pecho su área ya que, como decimos en a calle, “se le nota lo campesino” y eso le queda mal a él que quedó tan educadito en sus años mozos en la Universidad de California. Gracias a Maria Paulina Ortiz, de las páginas de Nación, por tan esclarecedora nota al clon del presidente.
Lo segundo en mi lista de disgustos fue la imagen y el pie de foto de la Portada, tema principal de la sección Internacional, del sátrapa Saddam Hussein y no porque el editor se haya equivocado al escoger y presentar esta noticia: había que hacerlo y se hizo de buena manera; sólo que molesta el show massmediático, liderado por CNN en que se convirtió el juicio al exdictador iraquí. De eso tengo una opinión compartida con muchos ciudadanos del mundo: Hussein se merecía su condena, pero no su verdugo: George Bush también tendría que ser llevado a juicio por los excesos en Afganistán e Irak que son cuna de nuestra civilización y la sede de Las Mil y una noches.
Lo tercero en removerme las tripas fueron los datos de “Colombia en cifras”. Al pasar la mirada por tan interesantes estadísticas surgen varios interrogantes que alguna vez en nuestras vidas nos habíamos formulado, pero que no pierden vigencia (porque la situación sigue igual), como este: ¿Cómo es posible que un presentador de TV gane en ¾ de día un millón de pesos, mientras un empleado corriente tenga que trabajar dos meses y ½ para cosechar lo mismo? Otro dato monetario parece una verdad a medias: el fútbol da más plata que la política ya que Pinto cobrará más que Uribe, sólo que el DT nacional se puede ir cuando queramos, en tanto que el primer mandatario se quedará lo que le plazca (incluidos –si nos descuidamos- otros cuatro años).
Un asunto más que me llamó la atención, de este bello trabajo iconográfico de la sección “Información general”, del seriado “Los ojos de El Tiempo 2006” fue sobre una realidad que he vivido y visto: cerca de un millón de habitantes de la Capital caminan, a diario, casi una décima parte de la prueba de maratón, para no tener que pagar (porque no pueden hacerlo) la usura privada del Transmilenio (¡Y eso que están pensando cobrar las rutas alimentadoras!).
Otra perla numérica de Bogotá que me sorprendió de esas dos paginas ilustradas a todo color fue la que evidenció el dudoso censo del año anterior: nuestro distrito capital es menos denso, menos hacinado si se quiere, que Barranquilla y Medellín, ya que la capital alberga 4223 personas por kilometro cuadrado, por 5746 de la urbe paisa y 6705 de la polis currambera.
Cierro mi impresión sobre las cifras nacionales escogidas por el último Tiempo del año pasado, con mi dolor ante la escasa cantidad de doctores académicos residentes en nuestro suelo nacional (aunque aquí se le dice doctor a cualquier *$&@…) que nos lleva al último lugar de Suramérica; detrás de Bolivia y que se contrasta con nuestro primer puesto mundial en páramos (el ecosistema, no el apellido): ya que el 60% está en nuestra geografía y sólo tres países comparten la dicha de tener esas naturales fábricas de agua. También somos líderes en otras maravillas naturales, pero eso no lo valoramos por obra y gracia de la lucha diaria por la supervivencia y por andar atrincherados por cuenta del negado e incomprendido conflicto interno.
Llegó el momento de la confesión: admito a todos los lectores que obvié la editorial; siempre la leo y está, junto a las noticias políticas y deportivas como mi prioridad, pero el 31 de diciembre me dio pereza y me conformé con el resumen que de ella me dio mi papá: “que hablaba del contraste de nuestro violento país que es, a la vez, uno de los más felices” o de los más masoquistas, agrego yo. Más bien pasé las hojas en busca de esa sección que más que de farándula ha resultado muy política: Teléfono Rosa. Claro que un nuevo brote de frustración apareció al leer la nota sobre el hijo del asesor presidencial, José Obdúlio Gaviria; allí el tráfico de influencias del actual gobierno se manifiesta contundentemente: ¿cómo es posible que los contribuyentes estemos a punto de volver a financiar la estadía de este joven en el exterior? Él tiene derecho y puede tener todas las calidades para servir en el servicio diplomático (ser políglota y más preparado que un kumis), pero es chabacán y ramplón (virtud propia de quien se lo quiere llevar: el engavetador Osorio) que para llevárselo se valgan de la indecente argucia de nombrarlo chofer de la embajada, justo cuando ese cargo ya está garantizado por nacionales de los países originarios. Más sorpresas de funcionarios del gobierno actual.
Me alegró ver que Shakira en “Cultura & Gente” fue destacada como la artista de más brillo artístico de la temporada pasada: de algo le ha servido juntarse con un argentino; lo quiere ganar todo. De la niña de ‘pies descalzos’, en definitiva, me seduce más su personalidad que su música. Bien por ella. Tres cosas más fueron imposibles de no leer: el mensaje pagado de Mancuso a la sociedad colombiana (cuyos arrepentimientos no difieren mucho de los expresados por el violador Garavito a Pirry) y los edictos emplazatorios expedidos por la Fiscalía invitando a las víctimas de los paramilitares a comparecer en los juzgados para denunciar los crímenes contra ellos cometidos (¿si habrán las garantías para hacerlo? ¿Si irá alguien? Ojala que sí).
Rematé mi lectura casi en las postrimerías del 2007 y no pude terminarla sin detenerme unos minutos en el Tarot de Mavé en el que con lenguaje misterioso se me augura un 2007 espectacular… claro que lo mismo se vaticina para todos los colombianos. Me convertiré en un incondicional de Mavé si el 20% de lo anticipado se cumple.
Finalmente, acometí diez preguntas del crucigrama dominical (siempre los dejo empezados), leí un par de tiras cómicas (especialmente los irónicos cuadros de “mujeres alteradas”) y vi la oferta televisiva para el aburrido primero de enero (aburrido porque no hay prensa impresa)… En fin, elaboré todo un ejercicio baladí que, sin embargo, deja pequeñas enseñanzas.
Me despido con los mejores deseos para los asiduos lectores de esta columna, para sus defensores (las tres tías de siempre) y, en especial, para sus detractores.
Ah… pero permítanme una muestra más de vanidad de mi parte. Acepten leer mis deseos personales para este año:
1) que todos los míos triunfen con todas las letras posibles
2) que el América de Cali sea campeón
3) que se destape hasta la última olla podrida de la ‘parapolítica’
4) que cada colombiano tenga al menos una buena oportunidad, el doble de suerte del año pasado y diez buenas noticias.