NADA más triste que hacer balances después de las derrotas, sobre todo, cuando ellas involucran algo tan querido como la Selección Nacional. Más aun cuando las debacles nos apean de una fiesta tan añorada como el Mundial de Fútbol. Peor, cuando a esa fiesta no se irá por tercera ocasión consecutiva. Es de  tal magnitud la desilusión, que no puedo evitar comentar con ustedes, los muchos reproches y culpas que les atribuyo a varios personas y estamentos, no sólo del fútbol, sino de la sociedad en general. Aquí va mi decálogo de pullas:

1. La sede no clasifica. Menos mal, con la derrota en Medellín, se acaba la pendejada de que la ciudad clasifica. Ya habíamos sido eliminados en Barranquilla y Bogotá y ‘Medallo’ no fue la excepción: con un buen equipo se clasifica jugando, incluso, todos los partidos de visitante. Lara, que pretendió hacer demagogia con los de la capital de Antioquia, acabó silbado y tratado de «burro» por toda la gradería del Atanasio.
2. Con García, Rueda y Pinto clasificábamos. El ‘Chiqui’ y Jorge Luis Pinto estaban en zona de repechaje cuando fueron sacados a las patadas de sus cargos; y Reynaldo Rueda tuvo un envidiable rendimiento del 54% en su campaña (Ecuador y Uruguay clasificaron con menor rendimiento, al pasado Mundial), que asumió para apagar el incendio que dejó prendido Pacho Maturana en la ‘Tricolor’. Por soluciones mediáticas: a lo Uribe, es que estamos jodidos.
3. Los dirigentes son como nuestros políticos: unos ineptos totales. Claro que de la escogencia de los dirigentes deportivos no tiene la culpa el pueblo; mientras que de los políticos sí. Bedoya & Cia. Ltda. (como antes había acontecido con Astudillo y Fina), se dejan meter horarios inconvenientes; se dejan vetar sedes (la Conmebol es la única confederación en dónde hay que preinscribir ciudades); se dejan vetar estadios (hace poco estuve en Argentina y vi que canchas como la del Arsenal de Sarandí es cinco veces más pequeña que el estadio de Techo y ¡ellos si pudieron jugar la Sudamericana -incluso, la final!-; mientas que Equidad tuvo que ir al Campín. Se dejan designar árbitros «de bolsillo» del «Clan Grondona»; se dejan armar calendarios a la medida de los grandes del Cono Sur y, fuera de eso, son personalistas al extremo: protegen sus intereses futuros en la Conmebol, haciendo silencio ante las injusticias del torneo.
4. Esa incompetencia de los nuestros se palpa en hechos tan relevantes como la elección de Brasil para realizar el Mundial del 2014 y de Rio de Janeiro como sede de los Olímpicos de 2016. Nosotros, en cambio, celebramos que haya Suramericanos en Medellín 2010 y peleamos, por segunda vez, porque los Panamericanos se celebren en Colombia (en Bogotá 2015). Ese es el tamaño de la mentalidad de los nuestros: Uruguay, Brasil y Argentina ya celebraron Mundial (México, dos veces); mientras que nosotros nos dimos el lujo de renunciar «para no sacrificar el presupuesto en obras sociales», a ser sede del Mundial de 1986 que nos había encargado la FIFA. Todavía hoy nos preguntamos cuáles fueron las obras que realizó Belisario Betancur, aparte de su incompetencia para manejar lo del Palacio de Justicia, en dónde lo único que hizo fue vetar las entrevistas de emisoras con gente atrapada en el fuego cruzado del M-19 y los tanquecitos del coronel Plazas, y -en cambio-  ordenar transmitir el partido entre Millos y Unión Magdalena ¡Vino y circo para el pueblo!
5. La prensa, cuando no es de bolsillo; es visceral- estomacal. Varios áulicos de los técnicos de turno, sacrifican ya no su objetividad (que en un quimera periodística), sino su veracidad. Cuesta trabajo creer los argumentos que dan ante las catástrofes deportivas de sus defendidos; como cuesta soportar el veneno que los comentaristas «contrarios al régimen», vierten sobre el proceder de los técnicos en ejercicio.  A nuestra prensa le falta equilibrio: sea para ponderar el proceso, pese a las derrotas; sea para criticar las campañas, pese a los éxitos.
6. Así Maturana y Gómez lo desmientan, no hay nada que discutir: la camada de jugadores que nos llevaron a «Italia 90», «USA 94» y «Francia 98» si es mejor, de lejos, que lo que tenemos hoy. Una cosa es que sean más internacionales y ganen más. Otra, que jueguen mejor.
7. Chile y Uruguay nos humillaron.  Ambos nos hicieron seis de seis y, a nivel de clubes, los del país de Bachelet ganaron el duelo con los colombianos en la actual Copa Sudamericana; así como antes «Defensor Sporting» había sacado su ‘garra charrúa’ para «hacerle la boleta» al América y al Medellín en la Copa Libertadores del presente año.
8. La Mercosur manda. Todos los del sur, a no ser que Ecuador haga el milagro de ganarle a Chile en Chile: Paraguay, Brasil, Chile, Argentina y Uruguay prácticamente están en Sudáfrica 2010. La cosa se complementa con lo económico y científico: Brasil y Argentina hacen parte del actual G-20 que reúne a las 20 potencias monetarias mundiales. También con los «estudios sociales del deporte». Hace poco estuve en un congreso internacional ¡Y todos los ponentes eran de Brasil! ¡Qué viva el Portuñol! Lula, Pelé y Brasil son más que moda.
9. Una cosa es segura: si no nos ponemos las pilas (Perú mostró que si se digna a jugar, es hueso duro de roer -como lo patentizó ante Argentina- y Bolivia sacó su casta ante gauchos y brasileros, ganándoles en La Paz; mientras que Venezuela se impone por gol diferencia en el duelo directo con colombianos) ¡Nisiquiera iremos a la Copa Mundo en 2014! No olvidemos que se libera un cupo destinado para el local ‘verde-amarelho‘.
10. El único consuelo, de tontos, por supuesto; es que sin Colombia, podré disfrutar el Mundial de mejor forma: ya sin el cacareo de la prensa vernácula en torno a «nuestros muchachos», deleitando y disfrutando de las delicias de selecciones que si supieron hacer las cosas bien. Punto.

Fe de erratas: gracias a los lectores que llamaron la atención sobre una omisión y una imprecisión: en la primera no nombré que Chile ya hizo mundial por suramérica (en 1962) y respecto a lo segundo; es cierto, Ársenal jugó la final en la cancha de Racing. Disculpas a los lectores.