Muchas cosas están pasando en el país. Esta Colombia nuestra siempre se está jugando algo. Hay protestas de los estudiantes por el modelo de educación que propone el gobierno, el invierno mete el acelerador y sumerge tres cuartas partes de nuestros compatriotas; las carreteras no llevan a ninguna parte y la guerra arrecia sin que las contrapartes se definan a iniciar un urgente diálogo… sin embargo hoy me animo a escribir ¡de fútbol! Y lo hago desde el despacho del cardiólogo porque hace un cuarto de hora «la pasión de un pueblo» se metió a los play off de la manera más increíble.
Tenía que resucitar el mar muerto y reverdecer el Sahara para que ‘la mecha’ soñara con disputar el «mata- mata» de cuartos de final de la Liga Postobón; no obstante hoy es uno de los ocho candidatos a título. Once Caldas, el Huila, Itagüí y Equidad jugaron para los rojos de Cali y toda la fecha fue una montaña rusa que sacó- metió- sacó y metió al elenco dirigido por el místico Wilson Piedrahita que tuvo la retórica justa para convencer a unos viejos desahuciados que todavía tenían derecho a una segunda oportunidad y ¡a fe que lo consiguieron! El diablo no se aparecía en el Murillo Toro hace más de una década y el «Tigre» Castillo volvió a rugir en Ibagué ¡Luego de 15 años sin marcar!
Para la feligresía escarlata, acostumbrada a dejar escapar títulos y triunfos sobre la hora (basta recordar las cuatros finales de la Libertadores perdidas, en especial la de Santiago en 1987 ante Peñarol) la sensación es inusual, extraña, atípica. Ahora no somos los ostentosos de antaño: más bien somos los leprosos de la Lista Clinton a quien todo el mundo rechaza.
En la confusión de este paso «in extremis» no se sabe si agradecer a Satanás el favorcito o maldecirlo. «Nos acabamos de joder Pacho», como dijera Bolillo en el 5 x 0. ¡Ahora nos toca pelear en dos frentes! La Promoción se anticipa como prioridad, pero ¿por ello se debe renunciar a la estrella 14 y a la posibilidad de pagar esa deuda histórica que es la Copa Libertadores? Difícil dilema que debe saldarse con mesura y sensatez, no con el ambicioso y estropeado corazón de torcedor con el que esculpo estas líneas.
Ah… ahora acaban de anunciar en la radio que es factible que Atlético Nacional gane la apelación de su demanda y le sean entregados los tres puntos ante el Quindío ¡Horror de horrores! No faltaría más: que empujaran a un club de mediocre campaña, pero con boyante chequera. Claro que eso no es para sorprenderse en este país de trapisondas y tinterillos…
Llega diciembre con su alegría y la primera gran emoción ya la estamos viviendo. El balompié vuelve a ser un catalizador de la inmundicia que soportamos todos los días: es igual de sucio que lo demás, pero -parafraseando a Arrigo Sacchi- dentro de lo ruin es lo menos ruin. Queridos amigos: regresa un muerto viviente. Quedan todos notificados: pilas con este equipo que es el único de los clasificados que sabe qué es el infierno. Amén.