Desde muy pequeño supe que mi lugar en el mundo estaba guiado hacia un sendero distinto. Entendí ciertas dinámicas sociales y me acoplé a ellas para poder encajar en lo que todos llaman ‘comunidad’. Intenté convivir con quienes no lograban comprender los cambios que se hacían evidentes en las personas. Sufrí por aquellos que al verme por completo no concebían su mundo con alguien como yo. Me esforcé por salir a las calles y sentirme orgulloso de quién era, sin importar cuántos juicios de toda índole se lanzaran ante mí. Luché por ganarme un espacio, por mostrar mi talento y esencia como ser humano para poder sombrear así, lo que dentro llevaba y opacarlo hasta dejarlo sin importancia. Entendí después que los corazones han nacido para cuidarlos, y que ocultando mis pasiones y mis preferencias lo único que lograría sería adelantar su fecha de vencimiento. Tal vez no soy el más maduro para aconsejarlos, a lo mejor ustedes han vivido muchas más cosas que propagaron sus conocimientos a otras dimensiones. Quizás me vean por debajo de sus hombros y no acepten lo que estoy a punto de decirles. Pero es mi deber hacerlo. Siento que debo.

Quisiera, antes que nada, agradecerles a todos los que han decidido abrir esta carta y llegado hasta este segundo párrafo, ya eso es una ganancia para ustedes y para mí. Siempre ha sido muy importante alzar mi voz frente a cualquier tipo de situación que mueva mis fibras. Gracias por permitirse a ustedes y permitirme a mí, compartir opiniones. Dicho esto, quisiera empezar diciéndoles que escribo esto desde el alma, que me excusen si se sienten juzgados y señalados, que me disculpen si a lo mejor sienten que estoy viendo sus peores lados. Pero hay que ser malo para poder ser bueno y tocar fondo para saber volar.

Debo reconocer que los ambientes gay siempre han sido complejos para mí, la primera vez que fui a un bar gay pasaban muchas cosas por mi mente, entre ellas por ejemplo, me daba cuenta que la promiscuidad de la que tanto hablaban entre los pasillos venía a ser un poco cierta. Que debes tener un molde físico para poder encajar. Y que valen más diez pretendientes a un amor verdadero. Pero debo confesar que también me fascinaba la libertad que en este lugar se percibía. Cada quien era lo que quería ser sin ningún tipo de tapujo. Eso me atrapó. Estuve inmerso en estas rutinas e incluso llegué a trabajar en un bar gay. Fue de las mejores experiencias de mi vida. Agradezco eternamente a la vida haber estado ahí, pues pude, a lo largo de casi dos años, conocer el mundo al que me enfrentaba y ver realmente cómo se manejaban tantas situaciones que antes parecían no tener explicación. Conocí personas increíbles, algunas cambiaron mi percepción del mundo entero, otras me desilusionaban con cada palabra que salía de sus bocas. Debo decir que al salir de este trabajo, era otra persona. Había logrado encontrar algo que les aconsejo que cultiven en ustedes, y es amor propio. Entendí entonces que nadie puede amarme si no me amo a mí mismo. Descubrí que se debe elegir muy bien a quien se escoge como compañero de vida, y en quién invertimos nuestro tiempo.

Les cuento parte de mi experiencia (de forma muy resumida) para que de alguna forma me entiendan y logren sacar sus propias conclusiones. Y es aquí donde entran a jugar ustedes. Quiero decirles, en primera instancia, a todos esos niños que vagan entre corredores y que no sienten encajar en ningún grupo, que no se preocupen, que creen su propio grupo y que si nadie más quiere hacer parte de él, entonces mejor porque así pondrán sus propias reglas y nadie más entrará a discutirlas. Nunca dejen que los insulten ni mucho menos que corten sus posibilidades porque sus gustos son diferentes. Por el contrario, hagan de esto una ventaja para ustedes. El camino no será fácil, espero que en unos años pueda decir lo contrario, pero tendrán que ser muy fuertes porque existe la posibilidad de que no sean apoyados por personas que a lo mejor esperaban que sí lo hicieran. Ustedes sigan adelante, siempre con la cabeza en alto y orgullosos de lo que son. Solos o acompañados. Expresen su orgullo como quieran, cada quien es libre de hacerlo. Desde una marcha hasta un activismo tranquilo diario es válido. Crezcan, jueguen, rían y nunca permitan que nadie los señale bajo ninguna circunstancia. Por el contrario, volteen el dedo de esa persona hacia ella misma y pongan un espejo justo en frente para que no les quede más remedio que juzgarse a ellos mismos. Sean felices y luchen por lo que quieren, siempre. No se den el lujo de cansarse.

En segunda instancia, a los adultos y a los ‘adultos no adultos’. Porque cuando digo adultos no me refiero a personas mayores de 18 años. Casos vemos de personajes de 45 que aún necesitan que les cambien el pañal (poniéndome metafórico). Adultos todos ellos que han logrado ser ellos mismos, sin importar lo extra. Adultos todos ellos que entendieron que el amor es la base del mundo. Adultos todos ellos que viven su espiritualidad y sus creencias con libertad. Adultos todos ellos que entendieron que una vida se construye, no se destruye. ‘Adultos no adultos’ todos ellos que cumplieron la ‘mayoría de edad’ establecida y no han logrado entender nada de esto.

Quiero decirles a todos ustedes que descubrí que la fe es en verdad una fuerza insuperable. El amor sí existe, y por más decepciones que tengamos, de nuestra familia, amigos o pareja, debemos seguirlo cultivando en nosotros mismos. El amor no es un cuento de hadas ni una palabra malgastada. El amor es una realidad. No intenten forzarlo, ni lo busquen desesperadamente, entre más lo hagan menos se hará visible ante ustedes. No van a necesitar darle una definición ni recibir clases de cómo amar correctamente, pues cuando llegue ya lo sabrán todo. Por favor, y repito, por favor, cuando llegue, cuídenlo como su propia vida. El amor es precioso pero sensible. Aliméntenlo todos los días y den lo mejor de ustedes para mantenerlo con vida. No siempre tendrán una segunda oportunidad. Y si no pregúntenle a todos esos que lo desperdiciaron y el arrepentimiento les llegó tarde. Respétenlo sobre todas las cosas, y sí, respetar incluye entender que como es amor, supera cualquier otro tipo de instinto sexual y físico que puedan llegar a tener. Respetar implica, como escuché por ahí, elegir todos los días a la misma persona, pero que no sea necesario mirar a nadie más y comparar para poder elegir. Que la elección sea libre, sincera y por supuesto, llena de amor. Recuerden que uno de los peores sentimientos que una persona puede tener, es el de sentir que alguien más tuvo que probar otros labios para darse cuenta que los suyos eran mejores.

Sean fieles a ese amor, construyan vida con él, que sea libre, pero libre a su lado. Que encuentre en ustedes refugio, que se sienta en casa, que sea con ustedes más que con nadie. Que tenga la confianza para hablarles cosas que ni con el mejor amigo se hablarían. Eso es en verdad el amor, porque yo no creo en los que dicen que hay cosas que a la pareja no se le cuentan. No. Hay cosas que no se le cuentan a nadie, eso sí. Pero la pareja es una prioridad. Al igual que ustedes mismos y su familia.

Ahora bien, sean fieles a ustedes, no hay nada más bonito que acostarse al final del día con la consciencia tranquila, sin remordimientos y rencores. Sabiendo que todo lo hemos hecho bien y con la certeza de que el otro también. La felicidad nos llega cuando la mente y el cuerpo se alinean para decirle al cerebro y al corazón que todo está en orden. Y eso solo se logra con la verdad como escudo ante todo. No oculten nada. Qué bonito es no tener nada que ocultar. La transparencia y la autenticidad son atractivas. Yo sé por qué se los digo.

Seguro se encontrarán en el camino con textos ancestrales que nos cuentan como leyendas y pecadores. No se preocupen, si les hablan de Dios, tengan siempre presente que él nos ama a todos, porque el amor no excluye, jamás. Nunca se sientan culpables de traicionarlo, pues, crean en él o no, ustedes no le están haciendo daño a nadie. Y crímenes sí que se cometen en su nombre. Nunca se igualen.

Ya casi terminando, hagan respetar nuestro nombre, se nos tilda muchas veces con varios adjetivos que a mi parecer sí son ciertos. Y los únicos que pueden cambiar eso somos nosotros. No hagamos que un gay sea homofóbico. Logremos construir un ambiente sano. Que todos los clichés que se nos asignan pierdan valor, pero porque somos nosotros demostrando que no son ciertos. Pero para hacer eso, primero tienen que dejar de ser ciertos. Y lamentablemente siento que falta mucho para eso. Espero equivocarme.

Por último, no teman amar. Una de las personas más importantes en mi vida me enseñó que el antónimo de amor no es odio, es miedo. Y el antónimo de vivir también viene siendo el miedo. No importa absolutamente nada lo que les digan, las críticas que lleguen y los comentarios. Si están tranquilos y todo lo han hecho bien, nada afectará. Si afecta, hay cosas que revisar dentro de sí mismos. Así que ya saben, no teman amar, no teman construir vida, no teman construir familia. Vienen al mundo a disfrutar, disfruten. Siempre recordando que disfrutar nunca va a ser sinónimo de lastimar a otro, de lo contrario no es disfrutar, es dañar. Espero tengan una vida llena de cosas bonitas, que luchen siempre por lo que quieren y nunca se dejen opacar por nadie. Si te gusta un hombre o una mujer, importa una mierda, lo importante es que sepas valorar a ese hombre o a esa mujer, eso es lo que nos hace verdaderos seres humanos.

Lo más bonito de este texto es que siento que perfectamente podría tener el nombre de “Carta al mundo”, y eso no hace más que reforzar la idea de que todos somos iguales. Y que humanos somos, antes que cualquier otra cosa. No hay mundo gay, tal cosa no existe. Hay un solo mundo, y todos estamos ahí. Sin nada más que decirles, les deseo mucho amor y mucha vida a todos. Sean muy felices.

Atentamente,

Juan David.

Dedicado a todas las personas que pasaron por mi vida y me dieron el valor y la experiencia para escribir esto. Pero sobre todo a mi madre y a Téllez, el amor de mi vida: Gracias por amarme y por enseñarme a amar.