Con todo el respeto que merecen las personas que han elegido la bicicleta para movilizarse en la ciudad quiero llamar la atención por el peligro que representan algunas –muchas- que transitan por los andenes y los puentes peatonales como si fueran pistas de carreras.

Es un hecho que en algunas zonas de la ciudad usuarios de la bicicleta y caminantes tienen que compartir el andén por falta de continuidad en los carriles para las bicis, y de hecho la misma administración ha demarcado carriles en la mitad de muchos andenes para que las bicicletas puedan transitar.

En esas zonas la convivencia entre peatones y ciclistas está sometida a la ley de ‘sálvese quien pueda’, pero hay un mínimo de convivencia porque los ciclistas transitan por el andén con autorización oficial. Todos apoyamos la promoción del uso de la bicicleta como modo alternativo de transporte.

A lo que no hay derecho es a que se esté arriesgando la vida y la integridad de los peatones por la actitud temeraria de no respetar las normas de tránsito de los usuarios de la bicicleta que transitan por los puentes peatonales y por andenes que no están autorizados como carriles para la bicicleta.

Lo grave de este asunto es que hay reglas claras para que los ciclistas se bajen de la bicicleta y la lleven manualmente mientras pasan los puentes, pero no es eso lo que está ocurriendo. Sin ningún cuidado con las personas que van a pie se lanzan en carrera por las rampas sin medir el peligro de atropellar a los peatones que caminan de espaldas a ellos o los que van subiendo los puentes.

El Código Nacional de Tránsito establece una multa de 91.000 pesos (cuatro salarios mínimos legales diarios) por transitar por andenes y demás lugares destinados al tránsito de peatones y otra multa igual para quien transite por zona prohibida.

Incluso si no les imponen un comparendo con multa los podrían amonestar para hacer un curso en el que les enseñen las normas de tránsito y de no asistir los podrían arrestar de 1 a 6 días. El problema es que no hay autoridad que les haga cumplir las normas o los sancione cuando no lo hacen. De hecho no es claro si alguna vez se amonesta a alguno de estos infractores.

Para solo citar dos ejemplos de las zonas que tienen este problema, el andén norte de la calle 26, de la avenida 68 hacia el occidente se ha convertido en zona de alta circulación de bicicletas, a pesar de que por el carril central hay una ciclorruta. Los peatones, que saben que esa no es una zona de bicicletas, con frecuencia son sorprendidos por biciusuarios que pasan raudos por el lugar.

Una situación similar ocurre en la zona adoquinada de la alameda del Park Way, en Teusaquillo, donde hay carriles para las bicicletas fuera de la alameda, pero los ciclistas también invaden el espacio peatonal. Los caminantes van desprevenidos y son sorprendidos por una bicicleta que pasa a toda velocidad a su lado.

Y lo que realmente un gran peligro para los peatones, en toda la ciudad, es la decisión que tomaron muchos usuarios de la bicicleta de desplazarse por las rampas a altas velocidades sin medir el peligro de atropellar a las personas que van a pie.

Ya es hora de que la Policía de Tránsito le ponga atención a este problema y que les impongan comparendos a los temerarios de la bici para proteger a los peatones. Y también es hora de que la administración piense en una estrategia rápida para separar los carriles de las bicicletas de los andenes de los peatones pues la promoción del uso de la bicicleta está dejando sin espacio a los caminantes.

El espacio público es para todos pero hay momentos en que no todos los usos resultan compatibles y está demostrado que las bicicletas y los peatones no pueden ir juntos por el andén, y menos sin reglas claras para guardar los límites.

Cuéntenos, ¿a usted lo ha puesto en peligro una bicicleta por transitar sin precaución por puentes peatonales o por los andenes?

Twitter: @YolandaGomezT