Nuestro cercano y talentoso FRANCISCO RODRÍGUEZ PRADA nos trae un CUENTO típicamente de su autoría que le dio en llamar…

“Las Flores de CATA

[Créditos Foto 1 – La niña de las Rosas. Francisco Antonio Cano (1904)]

Observaba el muchacho pinturas de flores mientras declamaba mentiras en presente continuo. – “Sabes mamá, algún día me casaré con la niña de las rosas de Francisco Antonio Cano”. Mientes por cada diente Pedrito; mueco como tu padre. Responde mamá. El muy tunante se pudre en la cárcel por traficar pinturas de Jan Van Huysum en el mercado negro. Los narcos caleños tenían una fascinación mórbida por decorar sus sanitarios con obras flamencas de 1730. Solicitaban a los arquitectos diseñar baños amplios como potreros para colgar cuadros encima de los jacuzzis. El padre de Pedrito encontró ahí un jugoso nicho de mercado. Uno de sus clientes mandó a construir su casa sobre una de las cascadas de Pelongo, inspirada en la casa Kaufmann de Frank Lloyd Wright. – “Aquel truhan amordazó a tu padre después de propinarle una golpiza y cortarle el pulgar derecho. Dizque para que no firmara nunca más contratos fraudulentos.” La casa contaba con una ingeniosa escotilla secreta sobre el piso del cuarto de interrogación, sentaban ahí a las víctimas y con una palanca las dejaban caer al vacío de la cascada. El traficante corrió esa suerte y fue encontrado por el Gaula de la policía, moribundo, flotando a la ribera del río Pance. Vivió para contar la historia.


[Créditos Foto 2 – Florero de Terracota. Jan Van Huysum (1730)]

”Ah ja ja no soy mueco mamá” … Mientes Pedrito, tienes tantos dientes como tu padre. – “Te sigues contradiciendo mamá. ¿Te gustan las paradojas eh? Está bien. Confieso que estoy mintiendo en este momento” … Me recuerdas la “Paradoja del Ahorcado” Pedrito, aquella paradoja de Sancho Panza: Si, y solo si, eres un mentiroso Pedrito, y lo eres. Y siendo mentiroso confiesas que estás diciendo mentiras, dices una verdad; pero si esa verdad es correcta, la proposición resultaría una falsedad, ya que dices que estás diciendo mentiras… Y, si, por el contrario, siendo honesto, confiesas que estás diciendo mentiras es una mentira verdadera… Pedrito quedó pasmado, pensativo, entrecerrando los ojos mientras dilucidaba el acertijo con el que su mamá le retaba. Observaba con atención que el color amarillo-naranja, de la crema de ahuyama que le habían servido, contrastaba hermoso con los tulipanes y claveles azul-cobalto y azul-turquesa de su plato sopero. Se trataba de una cerámica esmaltada de Iznik, Turquía. Databa del año 1545, había sido herencia del tatarabuelo Karl quien la trajo de Austria en la década de 1930. – “Mamá, no me gusta la crema de ahuyama”. ¡Mientes!, ya te sirvo más, y no desportilles el plato del bisabuelo.

[Créditos Foto 3 – Plato pando sin montura. Anónimo. Iznik Turquía (1545)]


Pedrito pintaba con acrílicos parado frente a su caballete, por la ventana, podía verse los tejados de la Casa Provincial de la Orden de Carmelitas Descalzos. Su madre había heredado un apartamento en el barrio Palermo en la transversal 17 con la diagonal 47. Su bisabuelo había asumido la Dirección del Departamento Municipal de Urbanismo en 1935. Entre muchas obras célebres, construyó aquel hermoso edificio nombrado en su honor. Edificación icónica que ha sufrió flagelos en su periplo de vida; desde meados y pedradas de chusma comunista durante el nueve de abril del 48, hasta cuatro décadas de pauperización urbanística y delincuencia común. En el 2001 se declaró Bien Inmueble de Interés Cultural de la ciudad, de acuerdo con el decreto 606. Ese mismo año, la mamá de Pedrito, a sus 23 años, embarazada, comienza a vivir en la buhardilla de la Casa Brunner de Bogotá. Como tal edificación cuenta solo con tres pisos, se decidió transformar la buhardilla en un apartamento independiente. En vez de numerar el apartamento con la cifra 401, se le colocó 606 en honor al decreto que preserva al inmueble. Por azahares del destino, al numerillo que demarcaba la puerta del apartamento de Pedrito, se le cayó el cero central y algún vecino maliciosos se le ocurrió vandalizar la cifra. Agregó un seis en donde estaba el cero quedando demarcada la puerta con el número 666. Aquello causó indignación a la propietaria y estupor entre los vecinos.

Pedrito sufría de «diversidad cognitiva” y su estilo artístico no era menos lúgubre que el número de su apartamento. Pintaba grafismos representacionales del mundo que lo rodeaba. Había elaborado un repertorio visual de símbolos propios, referenciales, para retratarse a sí mismo a la mamá y a su perra Firuleta. Símbolos como amebas sonrientes con ojos y patas, trazados con maestría dado su entrenamiento exhaustivo kinestésico y la repetición de hábitos operativos. El mismo mamarracho polivalente valía como autorretrato, como dibujo de su mascota, como casa, como efigie de su propia madre o como cualquier cosa. No obstante, cuando Pedrito retrataba a su amigo imaginario, dejaba de lado sus símbolos idiosincráticos y sus personajillos unicelulares. Por el contrario, empleaba el más sofisticado esquema de dibujo realista aplicando signos convencionales para denotar a su siniestro amigo. Los detalles y la carga semántica de las imágenes eran sorprendentes. Incorporaba en sus dibujos recursos sinestésicos por analogía de imágenes. Por ejemplo, el “amarillo chillón” con el que denotaba la esclerótica de los ojos de su amigo, connotaba no una ictericia asquerosa sino una angustia existencial lacrimógena por una pérdida inconsolable. Curiosamente, ese color amarillo también le producía llanto emotivo a Pedrito, por eso lo usaba con frecuencia al retratar a su amigo. Aplicaba aquel color cuya intensidad ardía como vapor de fuego al exterior de aquellos ojos fantasmales. En otros retratos, el amarillo, se proyectaba desde los ojos del personaje como la mirada de un faro en las tinieblas. Curiosamente, el amigo imaginario que pintaba llevaba siempre en sus manos ramos de lirios blancos. Flores de muerto.

[Créditos Foto 4 – Rosas y lirios. Fantin LaTour (1888)]

Los psicólogos que trataban a Pedrito revisaban una y otra vez la literatura de Piaget para explicar aquel fenómeno artístico. Sus dibujos de simpáticas amebas correspondían a la Etapa Preoperacional en su desarrollo cognitivo, pero, la representación de su siniestro amigo imaginario sugería más que un pensamiento intuitivo. La cantidad de detalles en aquél dibujo denotaba el nivel perceptivo de Pedrito, su crecimiento intelectual y su desarrollo intersubjetivo con la realidad; ¿desarrollo dado por su relación con aquel amigo lúgubre imaginario que representaba? ¡Imposible! Aparentemente, sus células especulares, sus neuronas espejo, imitaban miméticamente a un ser inexistente quién le enseñaba patrones de conducta y el deber-ser, tal como lo haría un modelo de rol. Su madre comenzó a extrañarse con las nuevas conductas de Pedrito. A veces parecía poseído por alguien más. Cuando se le preguntaba a Pedrito por la correspondencia entre el parecido de su dibujo con la persona retratada, es decir, con el parecido a su hipotético amigo imaginario; se deducía que Pedrito verdaderamente dibujaba lo que observaba y era consciente de ello. Cosa que no sucedía cuando se le cuestionaba por el parecido y la referencialidad entre sus amebas risueñas con otros sujetos de la realidad. Su mamá, preocupada, le preguntaba reiteradamente por qué el Espectro de los Ojos Amarillos andaba siempre colérico en sus dibujos. Pedrito respondía algo fastidiado y con solemnidad, – “así es él, así nos viene a visitar”. Los psicólogos comprendieron que Pedrito era consciente del punto de vista de los demás en relación con sus dibujos del Espectro. Hubiese podido incorporar aquella crítica corrigiendo sus dibujos y cambiando el semblante melancólico de su amigo imaginario. Podía confesar también que era producto de su imaginación, pero Pedrito solo dibujaba aquello que observaba con gran detalle. Se daba a entender que Pedrito ponderaba con pensamiento lógico aquello que acontecía, establecía valores en sus códigos de conducta diferenciando lo bueno de lo malo, la verdad de la mentira, de acuerdo con las convenciones sociales. Aun así, Pedrito nunca modificó el semblante patético de su amigo imaginario haciendo justicia a la verdad de lo que percibía. Tampoco modificaba sus amebas risueñas ya que aquellos dibujos, en tanto significantes, carecían de conexión con la triada semiótica entre signo, significado y referente. Los psicólogos dejaron de interesarse en Piaget alarmados por la crisis del amigo imaginario. Buscaron referencia en la literatura de Jung sin descartar fenómenos parasicológicos o preternaturales.

Un nueve de abril, Pedrito pintaba con acrílicos parado frente a su caballete, observaba por la ventana los tejados de la Casa Provincial de la Orden de Carmelitas Descalzos. Hacía un frio descomunal. La perra Firuleta aullaba lastimeramente y se miccionaba del susto en la alfombra de flores persas, manufacturada en Tabriz, provincia de Azerbaiyán del Este. A Pedrito se le escurrieron las lágrimas; con la mirada perdida en el vacío y las pupilas dilatadas, destapó el tubo de acrílico amarillo y comenzó a pintar. Su madre se agarró con ambas manos los cabellos desgreñándose de la angustia. Los vidrios y espejos de la buhardilla se empañaron mientras Pedrito, con voz ronca hablaba – “Mamáaaaa, él está aquí, nos vino a visitar…”. Su mamá pretendía responder gritando Pedritoooo, no mientas, tú siempre mientes, mientes en presente continuo… pero su alarido histérico se ahogó al sentir una respiración de ultratumba en su nuca. El timbre de la puerta 666 sonó, la mamá giró desafiante hacia la puerta viendo de reojo cómo una cara flotante se desvanecía en la profundidad del empañado espejo. Luz amarilla, como vapor de fuego se filtraba por la ranura de la puerta. El timbre sonó nuevamente produciéndole un ardor en el miocardio. La mamá de Pedrito, con la valentía de una osa herida, de un salto, abrió la puerta de un manotón… Nada, nadie, silencio… el corredor estaba vacío. Sintió el olisqueo ridículo de la perra Firuleta fisgoneando cobardemente algo a sus pies. Al bajar la mirada observa una flor de lirio en el umbral de la puerta. Vuelve instintivamente la mirada en busca de Pedrito y lo ve con los ojos amarillos y con su lienzo mostrándoselo en las manos. El trance pictórico le había aumentado los niveles de bilirrubina y en su pintura se veía representado el mismo lirio blanco abandonado al exterior del apartamento antes de que la mamá hubiese abierto la puerta.

[Créditos Foto 5 – Alfombra Schwarzenberg. Anónimo. Irán (S.16)]

Después de aquel susto traumático, la madre de Pedrito decidió hablar con los vecinos. Ellos, no con poca renuencia, confesaron haber sido víctimas de eventos paranormales a lo largo de décadas. Muchos coincidieron en que, cada año, el nueve de abril, a las 3 de la mañana, se escuchaba un amargo lloriqueo y un trasegar pesado por las áreas comunes de la casa Brunner. Otros vecinos juraron que la voz misteriosa repetía entre sollozos de ultratumba – “¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde estás Jesús, oh Resurrección?”. Aquella parodia al texto 1 de Corintios 15-55 despertaba hipótesis bizarras de la identidad del ser siniestro que infestaba el edificio. Un vecino fanático, sugirió que podría tratarse de un monje Carmelita, que, por su santidad, sufría de transverberaciones de amor durante la Visión Beatífica. Por aquella razón, el santo se bilocaba y recorría los corredores del edificio asustando a los impenitentes. Otra hipótesis, algo menos pintoresca, sugería que la culpa la tenía la Escuela de la Nueva Era y de Psicología Gnóstica de los vecinos. Un bribón estafador, que en Instagram aparecía como @Chibcha-Maitreya, había fundado aquella escuela en la casa contigua. Nadie se creyó ese disparate hasta que revisaron Google Maps y las redes sociales. Descubrieron que era cierto. ¡¡¡Era la fachada del lado, tenían de vecinos a brujos de la Era de Acuario!!! Ante tantas necedades, un vecino nonagenario de espesas cejas y mirada aguda tomó la palabra. Narró con solemnidad una anécdota del Bogotazo. Contó cómo él mismo había presenciado, oculto tras el postigo, a una turba enardecida atacando con cachiporras a un vendedor de lirios blancos. Aquello sucedió frente a la Casa Brunner. Los ladrones tomaron el florido botín para homenajear al “Dotorcito Gaitán” en su sepelio. Cuenta la historia, que los lirios, en efecto, llegaron a la Clínica Central donde yacía el cadáver de Gaitán. Sin embargo, en el mismo momento en el que el vendedor de flores fallecía desangrado en la acera de la Casa Brunner; los lirios blancos se tornaron en color carmín-bolchevique, adornando el lecho de muerte del político Liberal. La mamá de Pedrito abrumada con aquellas historias no sabía qué pensar. Lo único que tenía claro era que esa misma noche dejaría la Casa Brunner para no regresar nunca, jamás.

[Créditos Foto 6 – Hojas de una Planta. Georgia O-Keeffe (1943)]


Pedrito la pasaba mal en la universidad. Perdía su primer semestre de Diseño Gráfico. Sus compañeros le tenían el irónico apodo de “Yoryi” por lo “guapo que era”. Su cabeza triangular, de cráneo alargado y quijada pequeña, era desproporcionalmente grande en relación con su corto cuerpo. Cuerpo asimétrico en forma de pera. Esto, dado a un raro desorden genético en su crecimiento. Decían sus compañeros con erudita crueldad y con fascismo precoz, que era igualito a György Lukács. Comparación absurda traída de los cabellos. El único parecido entre los dos era quizá las orejas gachas, nariz ganchuda y el amor por el arte. En 1919, estando Lukács ejerciendo el cargo de Comisario de Educación y Cultura del Pueblo Húngaro, expropió obras de arte canónicas invaluables. Delegó a sus rufianes a confiscar “para el pueblo”, obras maestras de El Greco, Goya, Delacroix, Millet, Manet, Courbet, Constable, Cézanne, Pissarro, Gauguin, Rossetti, Renoir, Van Gogh, Matisse, Monet, Degas y Jan Steen. Se dice que incluso llegaron a destrozar paredes enteras buscando caletas en las mansiones de los Condes de Batthyány para hallar pinturas ocultas de Brueghel el Viejo. Que ironía, comunistas de origen judío, robando obras de arte veinte años antes que los Nazis lo hicieran. Asimismo, tanto los Nazis como los comunistas se habían ensañado instrumentando la educación como insumo indispensable para sus programas de eugenesia. Pedrito, por su síndrome y su discapacidad cognitiva estuvo siempre sujeto a políticas de eugenesia y difícil acceso a educación de calidad. En el caso de György Lukács, durante su comisariato se aseguró de derogar la educación católica para debilitar el núcleo familiar y reducir la tasa de natalidad, esto, haciendo de la moral sexual un manual educativo de parafilias y cronofilias de hedonismo infértil. En el presente continúa el legado de la Escuela de Frankfurt en programas educativos mediante la “Teoría Crítica” en distintos ámbitos del conocimiento. Los Nazis, por su lado, en 1933, queriendo tener el control total de la educación, encontraron en las instituciones educativas católicas férrea resistencia al adoctrinamiento de las juventudes hitlerianas. Los primeros campos de concentración, los de Dachau, se crearon precisamente para retener con saña aproximadamente 2400 sacerdotes católicos. Fueron asesinados más de un tercio. El padre John Lenz sobrevivió en esos antros documentando la debacle.

[Créditos Foto 7 – Ramo de Flores en Vasija. Brueghel el Viejo (1610)]

Eugenesia, ésa era la cuestión. La mamá de Pedrito, desde antes que naciera el niño, le tocó lidiar con demagogos malthusianos entusiastas del darwinismo social. Aquello, dado a los resultados de sus pruebas de diagnóstico prenatal. Los “profesionales de la salud” la exhortaban a “interrumpir su embarazo por compasión”. En el 2001, aquella joven de 23 años, viendo su rostro reflejado en un chircal del barrio Teusaquillo, debatía en su alma en tener o no a Pedrito. Barrizales inundaban las calles de la calle 33a con carrera 16. Un hedor a heces fecales empañaba más que sus ojos, su intelecto. En desolación, observaba reflejos de abortorios y de la cúpula de la parroquia Santa Ana en el mismo charco. Soplaba el viento bogotano llevándose los minutos y las horas. “Logismoi” y pensamientos intrusivos picoteaban como aves negras su agotado corazón. Le era imposible imaginar que detrás de su “decisión libre y su derecho a decidir” había un entramado sociocultural de conductismo operante e ingeniería social.

Irónicamente, décadas antes, en 1969, Jérôme Lejeune y Gautier, al correlacionar los trastornos genéticos y cromosómicos con defectos congénitos, advirtieron el riesgo inminente de que pruebas como la amniocentesis, podrían provocar políticas de aborto selectivo y electivo. El drama trascendió el ámbito científico, académico, cuando el Reporte Kissinger NSSM Memorandum 200 entra en vigor como estrategia geopolítica de control de natalidad. En 1974 Se hace eficaz y se ejerce intervencionismo sobre la autodeterminación y la soberanía de las naciones sometidas a Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría. Algunas políticas de control de natalidad se accionan mediante agencias de cooperación como USAID y cobrando empréstitos mediante coerción política. En 1965 el doctor Tamayo Ogliastri funda Profamilia en Colombia, en 1968 se asocia a la Federación Internacional de Planned Parenthood y en 1971 Profamilia se vuelve miembro pleno de la IPPF recibiendo jugosos estipendios para la promoción de anticonceptivos y la despenalización y la práctica del aborto. Práctica considerada en ese entonces como “hecho punible” de acuerdo con el artículo 389 del Código Penal de 1936 vigente en Colombia hasta 1980. Paralelamente, comenzando la década de los 70s, se establecen estrategias pedagógicas de persuasión en busca de un giro axiológico en los valores familiares y la reproducción. Aquello, de acuerdo con un modelo de interdependencia entre las variables de población y desarrollo. Modelo malthusiano estipulado por la ONU en la Conferencia de Bucarest en 1974. Se apela a medios de comunicación con amplia cobertura para promover familias de pocos hijos. En Colombia, las Escuelas Radiofónicas ACPO, Radio Sutatenza, contaban con el reconocimiento de la UNESCO como medio de comunicación paradigmático para la alfabetización. La Ford Foundation, interesada en el trabajo de ACPO, financia la formación de altos directivos en universidades norteamericanas de élite de acuerdo con los “valores sociales de desarrollo sostenible”. En 1968, Radio Sutatenza contaba con cobertura nacional, y a lo largo de los 70s, ejecuta la campaña de «Procreación Responsable» en donde se articulan todos los medios de acción para promover formas de planificación familiar. En la década de los 80s, el Código Penal Colombiano ratifica el aborto como un hecho punible en el artículo 343, 344, 345 del decreto 100. En 1985, la administración Regan ejecuta la “Global Gag Rule” (México City Policy) bloqueando la financiación federal a ONGs internacionales promotoras del aborto acabando con estipendios a entidades como Profamilia. En 1993 la administración Clinton deroga el “Global Gag Rule” y la ONU promueve la Conferencia de Población y Desarrollo del Cairo. En aquella conferencia se pretendió hacer del Derecho Positivo una herramienta de coerción para reconocer los “derechos reproductivos” de las mujeres haciendo del aborto una cuestión de derechos humanos. La derogación del Global Gag Rule le permite a la IPPF canalizar financiación a ONGs promotoras del aborto como la Fundación ESAR, Católicas por el Derecho a Decidir, Sintrasexco, Fundación Mujer y Futuro, Alianza Colombiana por los Derechos Sexuales y Reproductivos, LIMPAL y Fundación Oriéntame. Siendo esta última fundación aquél abortorio “clandestino” que la mamá de Pedrito veía reflejada en el chircal hediondo de la calle 33a con carrera 16 en aquella tarde lluviosa del 2001 en el barrio Teusaquillo.

Ese mismo año la litigante pro-abortista Viviana Weisman de la CRR (Centro de Derechos Reproductivos), y consultora de Naciones Unidas UNFPA, funda la Women’s Link Worldwide, entidad transnacional que se dedica a abolir leyes provida. En el 2006, Womens´s Link se encargó de preparar la demanda de inconstitucionalidad que la abogada Mónica Roa presentó ante la Corte Constitucional para derogar los artículos 122, 123, 124 y el numeral 7 de la Ley 599 del 2000. Ley del Código Penal colombiano que penalizaba el aborto hasta ese entonces. En el 2006, Womens´s Link reportó ante la IRS estadounidense, (Internal Revenew Service), que recibió donaciones de $1´240,659 USD. Se discrimina específicamente $70´000 USD para la presidenta Viviana Weisman y $59´708 USD para la abogada Mónica Roa. Se menciona también en el reporte del IRS a otros miembros de Womens´s Link como la difunta Maria Isabel Plata exdirectora de Profamilia. Womens´s Link ha sido financiada entre otros por la Ford Foundation.

Lombrices hermafroditas, restregando su clitelo en el fango seco, se humectaban con las lágrimas saladas de la mamá de Pedrito. Repetía en voz baja: Cada cosa con su tiempo bajo el cielo; su tiempo el nacer, y su tiempo el morir, su tiempo de matar y su tiempo de sanar. Su tiempo el llorar… Mi cuerpo es mío, yo decido sobre mi cuerpo, pero no sobre el cuerpo de Pedrito… Aquella mujer joven se aleja del abortorio y se asoma con desconfianza a la Parroquia de Santa Ana. Le llama la atención una estatua de San José con una varita de lirios blancos en las manos. Curiosamente, la estatua parecía tener ojos amarillos, muy amarillos como inflamados con llamas de ictericia.

[Créditos Foto 8 – San José. Giuseppe Sanmartino. Nápoles, Italia (1790)]

Pedrito no era el único que la pasaba mal en la universidad. Sus docentes no estaban capacitados para instruir a personas con discapacidades congénitas ni a personas con diferentes tipos de diversidad cognitiva. Por ese entonces el Gobierno de Colombia, “El Gobierno del Cambio”, había radicado una reforma con una Ley Estatutaria de la Educación. Algunos de sus alcances fueron, precisamente, el garantizar la educación con un enfoque de inclusión y atención prioritaria a grupos vulnerables eliminando barreras de acceso. Desafortunadamente, no se articularon planes de contingencia específicos y coberturas de servicios especializados. No obstante, Pedrito y otras personas de “habilidades especiales” si pudieron acceder a aquellas instancias educativas sin las aptitudes requeridas. Aparentemente, el requisito único para matricularse era el de contar con un certificado médico de atención y diagnóstico, además de asumir los costos de estudio. Su profe de la asignatura de Bocetación era prosaico, algo burdo y a penas competente. Poco se afeitaba, no se sabe si por descuido o por falta de tiempo. Eso sí, era muy buen dibujante. Hacía lo posible por ayudar a Pedrito sin descuidar a sus otros dieciocho alumnos. Pedrito perdía materias en su primer semestre de la universidad. El estrés le subía los niveles de bilirrubina amarillándole los ojos y erizándole los cabellos. Francamente, su semblante ya no recordaba a György Lukács sino a un conde valaco de novela gótica.

No tardaron en suceder accidentes y crisis en las aulas de clase. La planta docente y las directivas académicas reciben instrucción por parte de los departamentos de Salud y Bienestar Psicológico; aquellos no daban abasto atendiendo la nueva población estudiantil vulnerable. Durante una capacitación de gestión de riesgos, un Directivo experto en neurodiversidad y neurociencia cognitiva cuenta una anécdota desconcertante. Recuerda cómo durante la presidencia de Cesar Gaviria se crea un Comité de Sabios para reformar la educación con la más alta calidad posible. En aquella coyuntura participó el célebre científico Rodolfo Llinás convencido de que aquello transformaría a Colombia. Después de su intervención magistral en el ciclo de conferencias, los colegas de Llinás; neurofisiólogos, neurocientíficos, psiquiatras y psicólogos le preguntan: – “Doctor Llinás, y qué hacemos con los pacientes con neurodiversidad, en su opinión, ¿qué tipo de educación les damos?”, a lo cual, según la anécdota, Llinás responde – “¡Déjelos, no pierda tiempo ni plata en ellos! No tienen solución. ¡No ve que usted es su cerebro y eso es lo que usted es!”.

No poco desesperanzado se sintió el cándido profe de Pedrito al escuchar aquella desafortunada anécdota y sus alcances semánticos; estando los docentes en una capacitación para atender a estudiantes neurodiversos. Sin embargo, a su manera chabacana de entender las cosas, dilucida lo siguiente: Quizá el Dr. Llinás podría tener una concepción antropológica del Ser desde el materialismo y el naturalismo. Consideraría que la conciencia y el ser, son un epifenómeno dado en las neuronas por la relación química y eléctrica que existe entre los neurotransmisores, la endocrinología y la fisiología del cuerpo. El pensamiento, solo sería la yuxtaposición temporal de perceptos sensoriales dentro de la mente, los cuales articulan una imagen del mundo en una suerte de “solipsismo” celular. Consecuentemente, la importancia de esos pensamientos para el ser y el actuar de la persona, radica no en la axiología, sino en la validación dada por las emociones gracias a la función de la amígdala y el sistema de recompensa dopamínico. La interrelación con los demás se daría en función de satisfacer las pulsiones biológicas y por el instinto de manada para la supervivencia grupal. Evidentemente, el Dr. Rodolfo Llinás, en una magnetoencelografía, no podría observar la dualidad cartesiana entre el alma y el cuerpo, ni estupideces premodernas escolásticas como la idea de que las potencias del alma son la inteligencia la voluntad y la memoria. ¿Acaso eso podría medirse en megahercios, o se encontraría en el hipotálamo, o en el cuerpo calloso del cerebro, o en las dendritas de la extensión protoplásmica de las células nerviosas?

 

[Créditos Foto 9 – Manchas con dendritas. Archivo particular del autor. (2022)]

Para el profesor de Pedrito el problema radicaba en la pregunta de ¿Qué valor tiene educar a personas neurodiversas? ¿por qué una persona sería digna de ser educada y la otra no? La respuesta no sería científica, quizá axiológica. ¿Podría explicarse el valor de aquello desde el materialismo histórico: ¿los medios de producción, la generación de riqueza y la plusvalía? No. Educar a alguien neurodiverso no es productivo, no hay ganancia, no hay capital. Quizá desde el utilitarismo: prescribir acciones educativas a personas neurodiversas para maximizar la utilidad y bienestar para un grupo mayor de personas en la sociedad… ehhhh ¿es “útil”? No. ¡Ya se! Grita el profe de Pedrito, ¡Desde el pragmatismo!: emplear el conocimiento, el lenguaje, los conceptos, los significados, las creencias y la ciencia en términos de su “uso practico y su éxito”… ¿Es práctico y se tiene éxito el educar a personas neurodiversas? – “No sé”, se responde el profesor de Pedrito masajeándose los lacrimales y el tabique con la mano derecha. Aquello lo podría explicar el Dr. Rodolfo Llinás sin que nadie ponga palabras en su boca… Hmmm vamos a ver, pensemos, pensemos, ¿Qué valor tiene educar a personas neurodiversas desde el materialismo dialéctico?… ¿se puede adoctrinar a un estudiante neurodiverso para la lucha de clases y volverlo revolucionario? – “Quizá”, se dice a si mismo con una sonrisa socarrona, – “pero el estudiante no tendría agencia política”. Un momento, un momento. Vamos a ver. Si se analiza la misma idea, pero desde epistemologías posmodernas, quizá desde la interseccionalidad y el wokeismo. ¿Puede ser un paradigma dentro de los sistemas de opresión una víctima analfabeta, neurodiversa, morena, transexual, y palestina? Misma respuesta… Aquella persona no tendría agencia política por lo cual no podría ser instrumentalizada para la dialéctica de clases ni para políticas identitarias. Antes, por el contrario, partidos progresistas, partidos verdes, partidos globalistas legislan a favor del aborto y la eutanasia.

En 1969 Jérôme Lejeune, precursor de la citogenética, ganó el premio William Allan Award por parte de la Sociedad Americana de Genética Humana. Lo ganó por el descubrimiento del cromosoma extra que produce el Síndrome de Down y otras enfermedades cromosómicas. En un discurso polarizante ante colegas y científicos de renombre internacional, habló no de las discapacidades, sino de la dignidad humana, de cada “hombre pequeñito” que existe en el vientre materno, indefenso, pero totalmente humano. Concluyó su discurso argumentando explícitamente desde la bioética la inmoralidad del aborto. Fue abucheado, vilipendiado y sufrió en adelante de ostracismo. Se cree que, tras aquel discurso, pierde la oportunidad de ganar el Premio Nobel de Medicina a pesar de ser nominado en dos ocasiones.

¿Qué valor tiene educar a personas neurodiversas? Insistió en su mente el profe de Pedrito… Porque son dignas y porque son personas y porque son humanas… La ciencia responde el cómo de las cosas y la filosofía y la teología el porqué de las cosas. Quizá, una respuesta plausible estaría no en una magnetoencelografía sino en la reelaboración del “ius civile, ius gentium y el ius naturale” por parte de la Escuela de Salamanca, el tomismo y el nacimiento de los derechos humanos. En todo caso, ninguna de aquellas reflexiones le sirvió al profe de Pedrito para ayudar a sus estudiantes neurodiversos. Por último, nunca se volvió a saber nada más de él; quizá de que siguió siendo mediocre y de que se contagió de ictericia dictando clases.

Un día llegó Pedrito a la casa diciendo – “Mamá, perdí el semestre en la universidad”. Mientes por cada diente Pedrito; tan sonriente como tu padre. – “Sabes mamá, algún día me casaré con la niña de las rosas de Francisco Antonio Cano”. Recuerdo que tu padre jamás firmó el acta matrimonial ya que los narcos le cortaron el pulgar derecho al muy tunante, dizque para que no firmara nunca más contratos fraudulentos. – “Mamá-A, no me estás tomando en serio, me siento identificado con la niña de las rosas. Es la única colombiana que me puede enseñar a pintar las más hermosas flores”. Pues desde que no sigas pintando lirios blancos todo está bien Pedrito. Pero, bueno, bueno, y dime Pedrito. ¿¿¿¿Quién es esa tal Niña de las Rosas”???? – “Su nombre es Cata-l-i»… En ese momento, los vidrios se empañaron, sonó el timbre de la puerta, bajó la temperatura, la perra Firuleta aulló con aflicción y se miccionó del susto sobre la alfombra de flores persas, manufacturada en Tabriz, provincia de Azerbaiyán del Este. Vapor de fuego amarillento se filtraba por la ranura mientras una luz sobrenatural se percibía por debajo de la puerta. Sonó nuevamente el timbre de la calle como ariete golpeando el miocardio. Pedrito y su madre se miraron solemnemente a los ojos. Esta vez Pedrito fue el que abrió la puerta… Nadie, nada, todo solitario. Solo una barita con los más hermosos Lirios blancos jamás antes vistos. La perra Firuleta, olisqueando ridícula, un sobre blanco sellado con lacre dorado sobre el piso. Pedrito lo abre, y lo lee: – “Te amo, siempre te he amado. Nunca estarás solo. Atentamente, Tu Padre”.

___ FIN

Nota del Autor. Este cuento está inspirado en aquellos artistas colombianos maravillosos de habilidades especiales. En especial a Catalina Muñoz quien me enseñó a pintar arte abstracto.”

 

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