Soy consciente de que hoy la Caja de Resonancia puede ser molida a palos, pero decidí arriesgarme: Voy a meterme con una deidad.

Jim Morrison -figura principal de The Doors- escribió algunos de los mejores capítulos de la historia del rock y es un ídolo. Nadie discute eso. Su tumba en Pére Lachaise (París), que espero visitar dentro de poco, es una meca en la que se congregan peregrinos de todo el mundo. Su lápida es una especie de Totem que emana energía a todos los que se consideran fanáticos del Rock.

Hay que sumarle al sonido increíble de The Doors (que tampoco tiene discusión) el culto que despertó la desconexión terrenal y la lujuria latente de Morrison, símbolo durante décadas de aquellas energías indomables.

Además está la película de Oliver Stone, en la que Val Kilmer le da vida al cantante. Una buena pero -en mi opinión- sobresaturada película que pone a Morrison en el top ten de las biografías escandalosas.

En la foto, el Morrison típico, el que todos conocimos por Kilmer o por excelentes discos. Uno ve a tanta gente que quiere parecerse a él.

Por eso, el pasado 11 de Marzo, cuando apareció una insólita cinta de cine en los archivos de la Universidad del Estado de Florida (Estados Unidos), un video institucional en el que Morrison interpreta a un pulcro y abnegado estudiante que sufre por haber sido rechazado de la facultad, me pregunté "¿Uy, qué van a pensar los adoradores de Morrison?"

Bien, estas imágenes (de la agencia AP) pertenecen a ese video que, por supuesto, ahora es una costosísima joya de colección:

"Pero… ¿qué ocurrió?¿Cómo es que mis padres, el Estado y la Universidad no revisaron? Le pregunta al decano el preocupado estudiante.

Morrison había tomado clases de actuación en esa universidad, antes de las famosas clases de cine en las que, cuentan las biografías, el tipo desfogaba toda su desbordada imaginación y no lo entendían.

Esta foto es en uno de los viajes del aplicado joven del campus hacia su casa.

"Es increíble, se ve tan limpio y tan bien hablado", dijo a la BBC la archivista Jody Norman, una de las personas que descubrió el material.

Lo curioso es que el Rey Lagarto se haya prestado para esto. Creo que la explicación es simple: Todos tenemos derecho a un pasado oscuro. Si nos volvemos ídolos, nos arriesgamos a que eso salga a la luz. Si Morrison estuviera vivo, talvez no le habría importado en lo absoluto, pero quienes idolatran (o idolatramos) a las estrellas se arriesgan a sufrir una desventura.

Por supuesto, la música es otra cosa, la más importante. La de The Doors permanece intacta.

Suerte y pulso.

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