Teoría: La frecuencia 89.9 está ubicada a un paso de 88.9, la señal juvenil que causó furor en los años ochenta y que recientemente fue transformada por RCN en programación de vallenatos, y a otro paso está 90.9, la Mega, que se enorgullece por realizar eventos como "Miss Yuca 2005"… Esto evidencia una tremenda guerra comercial en un rango de 3 mHz.
Explicación del dilema: No es ningún ataque contra el vallenato. Es un género nacional, un embajador de la cultura colombiana en el exterior. Hace unos años una absurda polémica embargó a nuestro país: "Porqué transmitir música extranjera, hay que apoyar la música colombiana". El vallenato se hace con acordeones hechos en Alemania… Además, ¿cuánto egocentrismo podemos tener para creer que sólo debemos escuchar nuestra música y no recibir el aporte genial de la variedad cultural? Absurdo, simplemente absurdo capítulo de nuestra historia nacional.
Pero si las 10 emisoras son iguales, entonces, sea como sea, estas 70 personas sólo tendrán una propuesta general (en nuestro caso, el vallenato). Pronto, ya no serán 70 personas sino 60, luego 50, luego 30… hasta que acabemos la radio o le cerremos la mente a unos cuantos a sólo vallenato… ¿Se entiende el asunto?
Esta es una crisis continuada que viene canibalizando a la radio cultural en nuestro país: Tienes oyentes, un excelente material y un equipo humano de lujo, pero no tienes confianza de los patrocinadores porque venden más el vallenato y el reggaeton.
Resulta demasiado melancólico leer este artículo de Liliana Silva para El Espectador, en el que cuenta quienes integran la familia de la HJCK.
EL TIEMPO ya dio a conocer su posición en su columna editorial: "Una amplia mayoría agradecería a Caracol el esfuerzo de salvar la HJCK. Tal vez todavía sea tiempo de evitar que esa grata voz cultural se apague".
Otros medios ya se están uniendo a esta solicitud. En su edición No.65, la revista El Malpensante publicará una reflexión sobre el tema.
Hay puntos por aclarar porque, como dice el salsómano César Pagano, hay que tener "optimismo frente al abismo": La HJCK se convierte en emisora de Internet. Eso la pondrá entre la selecta gama de señales culturales de todo el mundo. Talvez la inmensa minoría se amplíe a todos los países de habla hispana. Competirá (o convivirá, mejor) en su género con otras señales.
Sin embargo, no todos los actuales oyentes de la HJCK deben tener Internet -es decir, ya estamos reduciendo el espectro-.
Por eso, es urgente la reacción del público, oyentes y no oyentes de la HJCK: Hay que velar por la variedad, por ese derecho que tenemos al acceso abierto a todas las fuentes culturales posibles para no embrutecer al país. Hay que salvar a la HJCK.
Me puse algo moralista, lo siento… Si desea, deje su mensajito de apoyo en este blog o escríbale -respetuosamente, por favor- a Caracol Radio para manifestarle su opinión: agiraldo@caracol.com.co
Suerte y pulso, amigos.
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