¿Qué es lo que nos gusta de la música? Hoy en día hay gente que sigue devanándose los sesos para determinarlo. De hecho, ahora existe un analizador con inteligencia artificial para intentar intuir el gusto musical: MusicStrands.com, inventado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con sede en Cataluña. Su principio es similar al de Pandora.
Aunque estos son esfuerzos respetables de incalculable esmero, creo que es imposible detectar un mapa genético real de lo que nos gusta a todos. Primero, porque afortunadamente somos únicos, pero lamentablemente porque nuestros gustos suelen estar pervertidos… Ouch, si, lo sé, suena feo. Pero si uno hace un examen interno al gusto musical propio notará ciertas patologías, ciertas tendencias que ya no tienen que ver con lo musical sino con principios, tendencias e incluso hasta enajenación mental.
Por ejemplo, hace unos años descubrí que mi gusto musical se estaba pervirtiendo por mi defensa de la complejidad interpretativa. Defendía a capa y espada el rock progresivo, ese que es construido con exactitud matemática, sin imperfecciones, aquel por encima de lo humano. Luego, leí de uno de mis ídolos de adolescencia una cita acerca de cómo era la música que él quería hacer (por allá en los sesenta): "El rock debe ser básico y simple", decía… eso me puso a pensar. Tanto, que luego me volví defensor del rock sucio e imperfecto, aquel domesticado con cerveza y hedor de bar barato. A tal extremo que abandoné lo complejo. Otro extremismo que pervierte. Actualmente estoy en rehabilitación… "Me llamo Carlos Solano y soy un melómano anónimo".
Uno se hace estas preguntas cuando ve al Parlamento Europeo contonearse con Juanes. Algo debe pasar ahí. A mí no me gusta Juanes, pero ¿por qué les gusta tanto allá?… Su música debe sonar diferente para un alemán, un belga y un colombiano… ¿Qué es lo diferente? Ojalá y no sea aquel "complejo de culpa" del que hablan algunos sociólogos acerca del europeo con respecto al "tercer mundo"… ¡ouch!
Entonces: ¿Qué tan puros son nuestros gustos? ¿Somos capaces de escuchar música y dejarnos encantar sin que en el proceso intervenga alguna condición social, racial, regional, comercial, anti-comercial, etc etc etc? Supongo que se trata de las emociones que nos transmite la vibración sonora. Esa que nos pone "la piel arrozuda" cuando oímos algo y no sabemos por qué nos contrae de tal forma…
Por eso, ojalá nos diéramos el lapo de escuchar ROCK, RAP, COLOMBIANA, REGGAE, PUNK, GÓTICO, CLASICA, CELTA, AFRICANA, CHAMPETA, SALSA, ELECTRONICA Y DEMÁS, con oídos limpios. Talvez descubriríamos sorpresas de nosotros mismos.
¿Qué piensan ustedes?
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Suerte y pulso.