Pues bien, cuando le preguntaron a Robert Plant cuál era la banda que más le gustaba, él contestó "Dread Zeppelin".
El grotesco grupo rinde un tributo a su manera: Un adiposo Presley, al parecer carente de material nuevo, que decide hacer versiones de Led Zeppelin, Deep Purple, The Beatles, Cream y The Who, y organiza una banda al estilo jamaican music… ¡Santo Cielo!
Diez discos conforman la colección sonora de Dread Zeppelin. Algunos críticos recomiendan el primero, de 1990, llamado "Un-Led-Ed", pero también han apuntado a su último trabajo, "Chicken and Ribs", del año pasado, como pieza clave para fanáticos.
He tenido la oportunidad de torturar a mis amigos puristas con Dread Z. Se niegan a aceptar que suena bien -tampoco es que sea una banda genial, sólo es buena- porque aseguran que "Zeppelin es intocable". ¿En serio lo es? Garantizo a los fanáticos de la tradicional banda británica que al escuchar este circo van a sufrir un rebote estomacal.
Los títulos de los álbumes parecen sacrilegios: "No quarter pound" es una referencia hamburgueresa que sonará similar al famoso "No quarter" de Page y Plant. "Deja Voodoo" es un híbrido del "Voodoo chile" de Hendrix y el "Déjà vu" de Crosby Stills Nash and Young.
El trasegar de Dread Zeppelin puede medirse por su serie de conciertos fuera de E.U.: Han pisado tierras neocelandesas, australianas, japonesas, argentinas y brasileñas. Su video de "Heartbreaker hotel" apareció en un show de Beavis & Butthead.
¿Tenemos corazón para gozarnos este tipo de vainas? La música no es sólo gusto, sino que también puede ser diversión. Así nos podremos reír hasta de nuestros propios ídolos. Junto a la colección de música de Dread Zeppelin tengo a The Moog Cookbook -de la que hablamos en alguna ocasión- y barbaridades para torturar a las visitas como Jordy, Melody, Locomía y Pimpinela.
¿Conocen otros casos de mezclas que parezcan insensatas pero que deberíamos conocer?
Suerte y pulso.