El primer álbum del vocalista de la banda, que salió al mercado mundial el pasado 11 de julio, recorre latitudes electrónicas diferentes, pero sus letras estomacales siguen creando esa conmoción necesaria en el sistema, esa receta perfecta de depresión apasionada: Cómo ‘cortarse las venas’ con gracia y elegancia.

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Antes que nada, les doy una bienvenida al nuevo formato de la Caja de Resonancia. Sé que en un comienzo parece difícil llegar hasta acá, no es tan fácil como antes. El club resonante seguirá abierto para todos los amigos de la buena música.

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Un inmenso hombre vestido de negro ha invadido las calles de Londres. Observa a transeuntes en el metro, en los starbucks y frente a las tiendas de discos. Extiende una mano como para intentar palpar a los mortales que viven su día a día. Talvez intenta detenerlos, aunque sea por un instante, para transmitirles una buena noticia: En una forma muy particular, Radiohead ha vuelto.

Página oficial de ‘The Eraser’

The Eraser suena muy diferente a lo que conocemos de la banda, y aunque en la carátula está el nombre de Thom Yorke -impreso junto a una pregunta simpática: "¿Ha visto a este hombre?"-, detrás de la producción está el aparataje de Radiohead: La batuta la llevó el productor Nigel Godrich, quien ha estado junto a la banda por más de 10 años; Jonny Greenwood, el guitarrista, brindó su valioso aporte.

De hecho, cuando los periodistas de The Guardian le preguntaron a Yorke acerca de la posición de Radiohead ante la salida de The Eraser, dijo que "no quiero esa tontería acerca de que soy un traidor o que estoy dividiendo o bla bla bla… Esto lo hice todo con el consentimiento de ellos y no quiero oír esa palabra ‘solo’. No suena bien".

Es posible que algunos fanáticos de Radiohead encuentren desatinado el álbum: Quienes anhelan esa cobija melancólica de OK Computer probablemente se espanten. Quienes ponen a Radiohead en su minicomponente porque les parece calmado para pasar la tarde (seguramente frustrados con Kid A) se van a chocar con una pieza electrónica (dotada de samplers en extremo).

Es entendible que las canciones en inglés suelan trastocar su sentido cuando las escuchamos los hispanoparlantes: En ocasiones nos gusta cómo suena algo pero no entendemos lo que dice. Para los oyentes que quieren algo sonoramente liviano está Black swan, pero si se sumergen en la letra, descubrirán un espeluznante retrato del futuro en el que Yorke ve un punto ciego. Skip divided y Analyze también son excelentes canciones para cortarse las venas (sentido figurado, por favor).

Suerte y pulso, amigos resonantes.