En el negocio de llevar el motown al cine, esta cinta es excusa para impulsar tres carreras: la mutante de Eddie Murphy, la obvia de Jamie Foxx, y la sorprendente de Jennifer Hudson.
Dreamgirls , película que se estrenará próximamente en Colombia, es la adaptación cinematográfica de un musical de Broadway escrito por Henry Krieger y Tom Eyen, acerca de la vida de un trío de mujeres cantantes de gospel que aunque es ficción, retrata evidentes referencias a The Supremes, ese propulsor impresionante del motown en el que surgió Diana Ross.
La primera versión de Dreamgirls logró gran éxito gracias a la interpretación de Nell Carter, una actriz de comedias de situación, en el papel que ahora tiene Jennifer Hudson, quien surgió en el mundillo diáfano de ‘American Idol’. Tras esa versión, fue David Geffen (de Geffen Records) quien retomó el show en 1981 y lo volvió un superhit de Broadway con una segunda versión.
Aún no he podido ver la película, pero ya pude escuchar la banda sonora y es en verdad espectacular. Claro, para quienes no disfrutan del soul y el R&B, puede resultar horrible. Pero yo me considero un fan encantado del Jackie Wilson, de Clarence Carter y las supremas -aunque me cae gorda Diana Ross-, así que lo encuentro genial.
El trabajo vocal de las tres divas, en este caso Beyonce Knowles, Hudson y Anika Noni Rose, le ponen una energía sensacional al cuento. Por lo que tengo entendido, relatan el trasegar del trío por los escalones que vivieron los protagonistas del género entre el final de los años cincuenta y la llegada a los años ochenta: Esos pasos son brutales, carniceros como ocurrió con casi todos los géneros que intentaban sobrevivir a los cambios generacionales. Quienes comenzaron en el soul luego viraron al funk -porque les gustaba o porque los llevaba la corriente- y luego, salvajemente, se tuvieron que adaptar a la música disco. Y si no lo lograban, morían, desaparecían.
Ese cuento seguramente debe ser el eje que mueve toda la narración, me atrevo a especular. Cómo los productores musicales ocasionaban sacrificios en la música de estas estrellas para que encajaran en el formato comercial.
Las grabaciones son excelentes. Las versiones de One night only, una de ellas en música disco, son geniales. Cadillac Car y Steppin for the bad side son muy buenas canciones, pero claro, hay lunares raros. Jimmy’s Rap puede parecer un mal chiste, o una buena alegoría histórica…
Pero claro, el relato es una metáfora de una cruel pelea de la vida real: Los personajes de Beyonce y de Jennifer Hudson rivalizan entre la belleza de la primera y el superduper talento de la segunda (la primera tiene lo suyo pero no es tan destacado) representan en el fondo y aunque nadie lo diga, la supuesta disputa entre Diana Ross y Florence Ballard, de The Supremes. En algún momento, terminaron llamándose Diana Ross And The Supremes.
Hudson es sin lugar a dudas el retrato de Florence Ballard. Y qué bien parece hacerlo. Su voz suena espectacular en el gospel. Yo no ví American Idol (y no estoy dispuesto a hacerlo) pero sí quiero escuchar un disco de Hudson.
En los roles paralelos estarán Danny Glover, Keith Robinson, y los dos amagues de Marvin Gaye del siglo XXI, Jamie Foxx y Eddie Murphy. El último ya se ganó un Globo de Oro, y la verdad es que no imaginé nunca vivir en un mundo en el que Eddie Murpny tenga el chance de ganar un Oscar. Foxx ya venía de ser Ray Charles y de promover una carrera como cantante que ha generado las obvias críticas: ¡¡¡OH DIOS, OTRO ACTOR QUE SE CREE CANTANTE!!!
Pero todo este cuento de Dreamgirls y la parafernalia comercial no evita que la gente, al saber que Eddie Murphy va a cantar en una película durante minutos y minutos, se acuerde de cosas como la endemoniada Wazupwitu:
Si no le impresionó ver uno de los más espeluznantes videos de la historia de la música (ehhh, Michael Jackson no salva la situación, que además termina de sepultarse cuando OTRA VEZ Michael y amigo gozan de la compañía de los niños), entonces tiene que ver el siguiente, Party All the Time, por Eddie Murphy y el tremendo Rick James, ya fallecido:
Es un capítulo oscuro para la historia de Murphy (y no se trata de un chiste racista). Es como esos videos de "maaaaagiaaaaa, sientooooo magiaaaaa" de Shakira, cuyas copias quisiera desaparecer la barranquillera a toda costa. Pero no se puede, siempre alguien guarda una copia para torturar a sus creadores.
O sino, que lo diga el pobre Murphy, a quien torturan en esta entrevista de Access Hollywood (¡pobre hombre!):
Hizo bien en aclarar que él no tiene una carrera musical. Hizo bien en protegerse, pues entiende que la gente tiene memoria.
Ay, Eddie, este chiste que no fue a propósito es talvez uno de los mejores de tu carrera en la comedia… ¡Gracias! Pero si es tan buena la actuación, hombre, aceptaré vivir en un mundo en el que hay Oscares para Cher (ya se ganó uno) y para el detective suelto en Hollywood.
Suerte y pulso, amigos.