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El 11 de septiembre falleció una de las leyendas del jazz contemporáneo, que acompañó a Miles Davis y que fundó una de las primeras fuentes de la fusión de occidente con ritmos tribales de oriente. Hoy, además, reflexiones acerca del concierto de Marilyn Manson.

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Resonancia en Facebook ¡166 miembros!: Santo Cielo, ese portalito sí que tiene éxito. Qué bacano congregar a tanta gente. Seguiremos por acá hablando de buena música. Allá será nuestro encuentro para conocer caras. Este es el enlace al grupo.
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Siempre lo reconocerán por el gorrito de rayas de colores. Él es Joe Zawinul, y si alguna vez han escuchado el disco ‘Bitches Brew’, de Miles Davis, ahí lo oyeron. Especialmente en el corte ‘Pharaoh’s Dance’. Además, compuso ‘In a silent way’, que fue uno de los principales éxitos de Davis.

Zawinul [ página oficial ], tecladista austríaco, fue el fundador en 1970 de Weather Report, junto al saxofonista Wayne Shorter, banda por la que también pasó el célebre bajista Jaco Pastorius.

Este es un recuerdo de esa alianza Shorter-Zawinul con Miles Davis (en el ‘Miles Davis and friends’, de 1991, en París):

Siempre que escucho hablar de Weather Report noto que hay una dicotomía, pues meten a la banda en el cuento del jazz rock, a veces sólo como jazz y a veces incluso sólo como rock.

Yo pienso que WR no es rock, y que esa categorización debió surgir del hecho de que esta agrupación fue una de las primeras expositoras del world music en Estados Unidos. Los gringos, al no saber de qué se trataba, debieron venderla como rock con ínfulas de jazz. Zawinul fue, además, un fuerte promotor del uso del piano eléctrico, lo que seguramente trajo semejanzas con sonidos del rock…

En el siguiente video, el tecladista recibe al percusionista indio Trikok Gurtu (les va a tramar mucho Gurtu, pero párenle bolas a Zawinul):


Pero además, Zawinul era un músico tan completo que hasta escribió sinfonías. Sin embargo, pasará a la historia como el líder del sonido más característico de Weather Report. La banda se separó en 1985, y ahí el músico organizó The Zawinul Syndicate, que ha sido su banda hasta estos días, en los que el mundo del jazz ha llorado su desaparición.

Esta es una presentación del Zawinul Syndicate, en el año 2002:

Para Effer, lector del blog que pidió este homenaje a Zawinul, espero haber respondido a la petición.

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La experiencia Marilyn Manson nos dejó cosas por reflexionar

Oiga, tenemos que inventarnos otro cántico, otro coro invocador. Eso de "oeeee-oeoeoeeee Mansónnnn-mansónnnn" sonó muy chistoso en la plaza de Megaeventos. Manson no tiene tilde en la O. Por favor, iniciemos una campaña para acabar con el ¡oe oe oe!.

Yo no soy fanático de Manson. Reconozco que es un sujeto con un respetable punto de vista acerca de la sociedad estadounidense y creo que algunos de sus discos tienen suficiente profundidad en sus letras como para ser considerados buen material. Hablé con él hace un tiempo y me impresionó no sólo su pasivo tono de voz, sino el hecho de que me reconociera que el anticristo superestrella no fue una etapa muy real de su vida: "Siempre puse un muro para comunicarme con la gente… ahora no".

Bueno, yo esperaba ver eso el sábado.

Una serie de complicaciones detrás de este concierto pudieron ser la causa, pero el hecho es que aunque Manson encantó a sus fanáticos, su espectáculo no tuvo todo lo que suele tener uno de sus shows en Estados Unidos. Eso tiene cosas buenas y cosas malas: Lo bueno es que salió a tocar con sus músicos como lo hace cualquier banda dedicada exclusivamente a la música. Dejó la teatralidad a un lado -hizo uno que otro paso erótico- y se dedicó a cantar. Y canta muy bien. Me emocionó el arraque.

Sólo dio una hora y 10 minutos de concierto. No es que haya recortado material, pues es casi el mismo setlist de su concierto en México. Simplemente se trató de un show corto.

Lo que me gustó, así a algunos les parezca grotesco, es el hecho de que lo hayan metido en un escenario tan precario. Él se considera una superestrella, tiene actitudes de big star. Sin embargo, le dijimos "momento, usted no va a llenar un auditorio grande, le toca meterse a este sitio pequeño, así que aguántese". En los países de los cuales solemos envidiar tantas cosas, los conciertos suelen hacerse en espacios pequeños. Claro, hay megaconciertos que se toman el Wembley, listo, pero todos los días hay conciertos y todos los días se realizan en escenarios pequeños.

Ya fue suficiente eso de que vengan artistas en su etapa decadente y llenen estadios, como ocurría en los años noventa cuando venían las estrellas de los ochenta. Colombia se merece conciertos de gran calidad, de artistas que vengan no porque les llegó la mala hora sino porque están en su mejor momento. No somos la puerta hacia la clínica de retiro: debemos ser un público respetado, digno de buenos conciertos. A Manson le dijimos "usted es una estrella, pero tampoco es para tanta atención". Eso fue bueno.

Lo malo de toda la experiencia fue la mojigatería imperante en el país. Claro, hay un antecedente cercano muy negativo, la muerte del joven rockero bogotano a manos de skin-heads. Si, fue grave, pero ese hecho no se puede convertir en el medidor de todo lo que se haga de ahora en adelante, porque entraremos en una etapa oscurantista, jarta, en la que traemos a Manson pero no le dejamos hacer nada raro y lo cercamos con 400 policías. A este tipo lo rechazaron en todos lados, le cerraron las puertas en hoteles y escenarios. Y lo único que hizo fue un concierto de lo más sencillo.

Suerte y pulso, amigos.

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