Dos conciertos muy emotivos encendieron viernes y sàbado. Dos propuestas muy diferentes, pero dos casos de amplia experiencia musical. Hoy, además, respuestas a lectores que considero pertinentes: Un blog, a diferencia de cualquier otro medio, permite que ustedes y yo charlemos y nos entendamos. Aprovechemos ese entorno, pero hagámoslo bien.
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¿Qué tal Björk?
He escuchado de varias bocas que es el mejor concierto que han estado en la vida. Yo creo que he disfrutado más muchos otros, pero este sin duda es uno de los más impactantes en los que he estado. La efervescencia de la islandesa causa un efecto en el público comparable con la emoción de las mujeres chillonas por los Beatles. De hecho, tuve problemas para escuchar el concierto, al tener detrás a tres mujeres que gritaron a pulmón herido todo el show.
Para mí fue emocionante la apertura del grupo caleño La Fábrica que, entiendo, fue elegida por Björk. Conozco a la banda desde el 2001 (talvez antes, desde cuando sacaron su sencillo ‘Cling on’) y entrevisté a sus integrantes como en el 2003 o algo así. La había visto en el concierto de apertura de Los Tetas en un lúgubre teatro de Chapinero. Y, hay que reconocerlo, les hace mucha falta su anterior vocalista. La nueva entró con fuerza, pero no tiene el mismo registro de la anterior y su actitud se nota un tanto plástica, siendo La Fábrica un grupo muy original. Lástima. Empezaron flojos con su sencillo ‘Enjoy The Umbra’, pero luego fueron cogiendo fuerza.
Luego salió Björk con esta super pinta tipo ‘Homogenic’ y la histeria fue colectiva. A su lado, el monstruo Mark Bell. Tremenda combinación de la mezcla electrónica con los sonidos de viento metálicos del Iceland’s Wonder Brass y el percusionista que dio esa entrada con el sencillo ‘Earth Intruders’…
Más o menos hora y 20 minutos fue el tiempo de la cantante en escena. Tocó de todos los discos un poco. Se lució con ‘Hyperballad’, ‘Yoga’ y con el cierre, ‘Raise your flag / declare independence’, que comenzó con un grito «Viva la re…. viva la re… ¡viva la revolución!» y la bandera de Colombia en las manos. Bonito, bonito… ¡veámoslo!
Algunas personas sintieron que le faltaron canciones. Yo, por ejemplo, esperaba ‘Venus as a boy’, pero bueno, se entienden los sacrificios. Algunas canciones tuvieron una versión mucho más fuerte que la original de sus discos, a tal punto que uno a veces se sentía en una fiesta electrónica y no en un concierto.
El registro vocal de Björk sigue intacto. Esta mujer que ya pasó los cuarenta años sigue teniendo ese tono único. Por encima de toda la bulla y la reverberación, su voz atravesaba todo el Palacio de los Deportes.
Y su carisma es alucinante. Cada gesto, cada movimiento que rompiera la rutina de la cantante, era adorado por la gente. Creo que eso fue lo que más impresión me causó. Las concesiones artísticas que se le dan a esta mujer bajita y llena de niñerías (en el buen sentido de la palabra) son insólitas. Y ella lo disfrutó, se le veía contenta, cantando y aprovechando los coros al unísono del público.
Gran concierto para la memoria.
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Toto, la melancolía
Hoy Caja de Resonancia cuenta con una foto de Adrian Prada, quien permitió su uso libre en este post. Para quienes tienen Facebook, vean esta selección de fotos o visiten su página.
Antes de comenzar, yo tenía mis reservas acerca de este concierto. Primero, porque el guitarrista Steve Lukather estuvo bebiendo fuertemente durante los días que estuvo en Bogotá. Una botella de Jack Daniels los acompañó en los camerinos. Segundo, porque se trata de un Toto que intenta buscar sonidos más fuertes en su álbum Falling in Between y eso es difícil de digerir para el público que los amó en los ochenta. Tercero, porque la acústica de Downtown Majestic definitivamente no es la mejor, pronuncia mucho el volumen y a los oídos termina llegando mucha vibración indeseada. Cuarto, porque es un Toto con ingredientes muy nuevos, aunque uno sabe que músicos expertos como Leland Sklar no dejan espacio para dudas.
Pese a todo eso, fue un tremendo concierto. La banda salió con mucha potencia. «Hace rato no veía una batería así en concierto», me decía después Andrés Durán, y ese man sí que ha visto buenas vainas en la vida.
Los músicos actuaron de forma impresionante: ¡Qué tecladista ese Greg Phillinganes! Santo cielo, qué bueno es. Cuando hizo ese solo de un mix de clásicos, quedé boquiabierto. Qué talento el de ese tipo. Por su lado, Simon Phillips también mostró mucho talento. Lukather se gozó todo el concierto, estaba contento. Sklar también tocó mucho. Bien decía Jorge, el guitarrista de Vulgarxito, que para entrar a Toto había que ser un genio.
Y también impresionante Bobby Kimball. Su registro sonoro es algo que hace parte de la historia del rock, ya no se ven y ya casi no gustan estos vocalistas que llegan a la nota más alta. Pero era un espectáculo verlo en cada totazo, entregándose a ese micrófono, en medio de brazos que lo aclamaban. Muy bonito espectáculo.
Quien me entró un poco en reversa fue el talento joven de la banda. No recuerdo ahora el nombre. Es el guitarrista acompañante y tercera voz del grupo. Le da un sonido contemporáneo, cosa que seguramente necesitaba Toto para seguir vivo, pero ocasiona un efecto extraño. Muy de la onda de los American Music Awards -como para poner un referente actual-.
Por supuesto, ‘Hold the line’, ‘Rossanna’ y ‘Africa’ fueron la sensación.
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Acerca del pasado post…
En los últimos posts he sentido un ambiente muy hostil en cruces de comentarios. Supongo que alguien dirá «es que su blog también es hostil». Yo siempre he intentado manejar una línea de respeto hacia las opiniones y los gustos musicales de todos, porque la música no es un asunto de verdades absolutas. Una obra de arte es diferente para cada uno, porque lo que impera es la mirada subjetiva; en el caso de la música, el gusto personal funciona como un código genético personal exclusivo. Eso es genial, pues si todos tuviéramos la misma personalidad, viviríamos en un mundo jartísimo.
Por eso mi lenguaje de respeto, que un lector tradujo como «un crítico para el que todo es bueno». Para mí no todo es bueno… pero omito hablar de lo malo, porque el tiempo es corto: ¿por qué no aprovecharlo hablando de lo que me gusta? Hablo de Maiden, que me parece bueno; hablo de Radiohead, que me gusta… no hablo de Juanes porque no me gusta, pero respeto a quienes sí les gusta… cuando me piden hablar de uno de estos artistas top-popularity que no me gustan, digo lo que pienso, como lo hice para la revista Cambio cuando me preguntaron por Shakira.
Si se fijan bien, yo tengo una norma sagrada: Intento evitar el «esto es bueno y esto es malo», y lo que cuento realmente es «esto me gustó, esto otro no me gustó».
Cuando no he seguido esa norma, ofendo a alguien: Recuerdo que un día hice una broma cruel acerca de Styx y una persona, con mucha razón, me escribió que para él era muy doloroso que Caja de Resonancia dijera eso. Revisé lo que había dicho y me dí cuenta de que estaba siendo intolerante con su gusto musical. A esa persona le ofrecí disculpas inmediatamente. Lo mismo pasó en alguna ocasión con un post sobre Sidestepper en el que hacía un comentario rudo acerca de Pernett.
Un blog es un espacio que impone nuevos retos a todos: A mí, como periodista, me plantea muchos (estar a disposición de las críticas, dialogar con la gente, evidenciar cuando te equivocas; saber que hay algunos lectores que actúan como ocurre en los foros de lectores de eltiempo.com, que entran a dañar antes de dialogar, etc etc) y los asumí en este espacio que hago por amor a la música porque nadie me paga por hacerlo. Caja de Resonancia surgió como un lugar para charlar de música y compartir conocimientos y percepciones acerca de esta melomanía que nos traga por dentro.
Ahí comienzan los retos de ustedes: charlar significa compartir, no pelear. Significa debatir, pero en términos sanos. Charlar significa entender las diferencias y aceptar a los otros como son, con sus gustos, patologías y flaquezas.
A mí no me interesa tener este espacio si va a ser para generar violencia. De esa ya hay mucha en otras partes y no deberíamos trasladarla a la música, si es una de las cosas que amamos en la vida.
Este blog no es hecho por Carlos Solano, sino por todos nosotros. Por eso los invito a que escriban desde otras ciudades para contar lo que se vive allí, que yo con gusto lo publicaré. Me critican que no hable de lo que ocurre en otras ciudades, pero como les digo, esto no es una empresa, no tiene presupuesto de viajes ni cosas de esas. Sería irrespetuoso intentar hablar acerca de un concierto o de un movimiento musical que no conozco por cuestiones «geoespaciales». Y si el asunto es la programación de eventos, si la gente me enviara la información, con gusto la publicaría.
Si alguien siente que fue ofendido por el texto del pasado blog, le ofrezco disculpas. No sé exactamente qué los ofendió, pues reviso el texto y no encuentro algo ofensivo. Pero si necesitan esa disculpa, la tienen ya con ustedes.
Pero eso sí, pido que la lectura que se haga de estos textos sea juiciosa para que no se preste a malinterpretaciones: Si sienten que una línea los ofendió, léanla varias veces primero -antes de estallar en ira- para entender el verdadero significado de esas palabras. Yo les pido que practiquen la comprensión de lectura.
Por ejemplo, en el pasado post, yo decía «Que las bandas A, B y C tengan nuevos discos NO NECESARIAMENTE las convierte en los mejores artistas del momento»… aplicación de silogismos categóricos: NO NECESARIAMENTE daba claramente a la frase el significado «sí puede serlo, pero no exclusivamente por esa razón«. Varias personas dijeron «¡cómo se atreve a decir que Radiohead no es la banda del momento!». Radiohead probablemente sí es el mejor artista del momento, su retorno ha sido plenamente satisfactorio para mucha gente -me incluyo-, pero no lo es sólo porque tiene un disco nuevo, hay muchas más razones en torno a ello.
Al destacar uno u otro concierto, no hablo solamente de lo que me gustó, sino del fervor colectivo. Si a mí me pareció horrible pero a todos les encantó, suelo congeniar los dos puntos de vista. La visita de Iron Maiden sí es un acontecimiento histórico en la estela de conciertos que hemos tenido; en Buenos Aires o Nueva York talvez no lo sea. Son realidades diferentes, ocasionadas por el mercado. No hay que viajar fuera del país para entender esto -sí he viajado, por si acaso las dudas, y pilas, no me las estoy picando por eso-. Colombia, que concentra a un gran porcentaje del público metal de Latinoamérica, va a tener a una de las pioneras del género. Una muy buena, que además sigue activa… y ya se vienen los rumores de Mötorhead, otra de la misma onda.
«Que son mainstream, Soda lo hace por plata»: Si, claro. Eso lo sabemos… yo ya he hecho bastante fuerza para que traigan a artistas como Ojos De Brujo (otra vez) que no son mainstream y tocan más por gusto que por plata, pero los empresarios no pueden traerlos si sólo vamos a ir 10 gatos. Se quebrarían. Si viene Soda y hace una fortuna con nosotros, cada cual decide si darle ese dinero a Soda o no. Sea como sea, es un acontecimiento notorio y hay que respetar a quienes tienen la fiebre de Soda.
«Se nota que hoy no tiene nada de qué hablar», me dijo alguien: Sí tengo bastantes vainas pendientes. Milton Nascimento (con quien hablaré mañana), Velandia y la tigra, una propuesta que me hicieron acerca de un playlist de canciones sensuales; la fiebre Soda Stereo, la Distritofónica, Bogocast, Lucrecia, Flower Travellin’ Band, Esteban Mejía y The Umma Project, un chisme acerca de TOOL, Nación Rock en el Museo Nacional -exposición cuyo curador es un resonante-, Café Tacuba, Saul Williams, y fuera de todo eso, lo que estoy escuchando actualmente. Yo siempre tengo más o menos 10 ideas pendientes para el blog. También se vienen CDs para regalar.
Por favor: tolerancia. Listo, viene Maiden, importante para mucha gente. Yo ya he dicho que probablemente sea el mejor concierto del 2008 pero QUE OJALÁ NO LO SEA. Obvio, yo tampoco me conformo, nadie se conforma, todos queremos más, pero sí hay que celebrar que han aumentado los conciertos. De hecho, el problema ahora es la falta de plata para tanta boleta. Si nos parece mal toda esta melomanía, apague y vámonos: me ahorraría las mínimo 10 horas no remuneradas que invierto a la semana en este blog.
Disculpen la prosa tan larga, pero la consideré necesaria. Por favor, más cariño entre ustedes, no se traten mal, que la música no se inventó para eso.
Suerte y pulso.