Reflexiones en medio del candor por la noticia de la venida de la banda de rock.
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Más conciertos de Lucrecia: Después del post acerca de la partida de la artista paisa, ella me encargó hacer una corrección, una grata corrección. El pasado concierto en Medellín no fue el último que dará en Colombia antes de irse a España: Actuará el 15 de abril en Manizales, en la inauguración de VII Festival Internacional de la Imagen, y el 16 de abril en Bogotá, en Mapa Teatro, en un toque patrocinado por la Embajada de España, "¡y los que resulten de aquí hasta el 19 de abril!", me dijo. Qué buena noticia.
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Fotos como esta conservarán por siempre ese magnetismo que nos atrae hacia las puertas de la percepción. No se trata sólo de la mirada de Jim Morrison o de las introvertidas personalidades de Ray Manzarek, Robbie Krieger y John Densmore: Cuando nos llega el rumor de la leyenda de The Doors, vamos a querer escuchar una y otra vez su sonido incomparable.
Ahora nos llega la noticia de que vamos a poder escuchar en Bogotá ese sonido en manos de algunos de sus integrantes. La cita será el próximo 20 de abril en Downtown Majestic.
Estamos ante un fenómeno llamado The Doors que parece inmortal, impulsado en gran parte por las licencias creativas de Hollywood y Oliver Stone (como lo reconoce John Densmore en esta entrevista de 1995) y por el fructífero mercado de la melancolía musical, cuando los artistas totalmente envejecidos le dan el último gusto a un mercado de compradores compulsivos que por una noche se quitan la corbata, le dan un receso a sus vidas inmersas en acciones de bolsa, french puddles y paseos por centros comerciales, para ponerse una balaca y sentirse hippies al calor de unos sesentas reencauchados.
No juzgo el fenómeno. Me parece simpático, pero no lo condeno. Todo artista tiene derecho a explotar el brillo de su creación, y The Doors es una bombilla de muy larga duración. Y en gran parte, su público estará conformado por fanáticos reales, pero no nos digamos mentiras: también se trata de una buena golosina social al calor que otorga el consumo masivo de Smirnoff ICE en una discoteca.
Seguramente será un gran concierto, uno inolvidable y lleno de buenos recuerdos para todos. Sinceramente espero que sea así. Pero aconsejo ser objetivo y verlo desde el punto de vista de que es Riders on the Storm , la banda de Ray Manzarek y Robbie Krieger [ página de Robbie Krieger ], no es The Doors. Lo digo para evitarles posibles decepciones en pleno espectáculo, pero ya por Manzarek y Krieger vale la pena ir.
Eso sí, el show parece sólido. Riders on the Storm ha tenido buenas noches de conciertos en el House of Blues, que es un recinto sagrado para buenos sonidos de blues y rock. Además lleva buen tiempo en una gira mundial que ya pasó con éxito por Europa.
En qué cambia el asunto…
Una cosa por tener en cuenta es que en el fondo hay aquí una gran disputa por derechos de autor. Se llaman Riders on the Storm porque no se pueden llamar The Doors, por motivos legales. Las restricciones judiciales surgieron luego de que en el 2002, Manzarek y Krieger armaran una banda llamada The Doors of the 21st Century, por lo que se ganaron una demanda de Densmore. A partir de ahí, sólo podían poner Doors en el nombre si lo reconocían como "The Members of The Doors’ o "Former Doors"… No ha habido una reunión oficial de los tres miembros vivos originales porque no ha habido acuerdo.
Esto fue en el Heinekken Music Hall de Amsterdam, en el 2007. Aquí, Manzarek presenta a toda la banda (con otro vocalista, Ian Astbury, cantante de The Cult, físicamente muy parecido a Morrison y además se ayudaba con "el disfraz de lagarto"):
Desde el año pasado, el vocalista es Brett Scallions [ MySpace ], un tipo inmenso de 36 años con una gran voz aunque relacionada con otro momento del rock, pues fue el cantante de la agrupación Fuel. Esto es una muestrica (ya se retiró de ese grupo):
El tipo también toca bajo y guitarra, por lo que parece ser un músico muy completo. También hizo parte de una banda llamada Circus Diablo, con un éxito llamado ‘Loaded’:
No me parece una mala elección: Scallions tiene el carisma, la presencia y, lo importante, un registro sonoro muy bueno. Pero lo que más me gusta es que no se parece a Morrison, no fuerzan la idea de que "tiene que ser el lagarto", como evidentemente sí ocurría antes con Atsbury, algo que me parece odioso. Morrison es simplemente irremplazable.
Ahora, claro, a quién no le gustaría que el vocalista fuera Scott Weiland (Stone Temple Pilots) o Perry Farrell (Jane’s Adiction), quienes alguna vez cantaron con The Doors en algunos shows, o la propuesta que fue la única condición de John Densmore para volver al grupo: que el vocalista fuera Eddie Vedder (Pearl Jam) o alguien de similar nivel.
Otra de las grandes diferencias de Riders on the Storm con respecto a The Doors es que tiene bajista en el escenario. Por lo general, en los conciertos de The Doors, los bajos eran tarea de Manzarek en el órgano (lo que era una de sus grandes fortalezas sonoras). Para la grabación de sus discos en estudio sí tuvieron bajistas, aunque eran complementarios del trabajo con órgano.
Esa fue la razón principal, si es que hubo otras más, para no contratar nunca un bajista oficial. Fueron bajistas temporales de The Doors: Larry Knechtel (desde el debut hasta 1970), y Douglas Lubahn (para los discos ‘Strange Days’ -mi favorito-, ‘Waiting for the Sun’ y ‘The Soft Parade’). Otros menos constantes fueron Lonnie Mack y Jerry Scheff. También tuvieron bajistas de una sesión, como Kerry Magness en ‘The Unknown Soldier’, Leroy Vinnegar, en ‘Spanish Caravan’, y Ray Neapolitan en ‘Peace Frog’ y ‘Ship of Fools’.
En Riders on the Storm, el bajo estará en las manos del jamaiquino Phil Chen, quien, junto al baterista Ty Dennis, aparecieron porque hacían parte de The Robbie Krieger Band.
Obviamente, el paso de los años ha sido drástico con Krieger y Manzarek, pero igual siguen tocando bien sabroso. Para la muestra, el solo de ‘Back Door Man’:
El eterno cliché
Lo que sí me parece un poco tonto es el asunto de que le agreguen al show, de manera muy rebuscada, la connotación de la mariguana como elemento esencial en una reunión The Doors. No quiero sonar moralista (sí soy un aguacate, lo reconozco), la yerba ha sido vehículo o motivo de inspiración –¡luego de aspiración! jo jo– en gran parte de la concepción del mejor rock de la historia, pero de ahí a hacer una actuación reforzada para perpetuar el cliché en torno a los vicios de Jim Morrison, hombre, no sé. La música debería ser lo principal. Ok, es un show melancólico para fanáticos, bueno, puede ser parte de la teatralidad del asunto, así como Alice Cooper salía con boas y hachas para decir que era malvado, o como Kiss…
Estos dos videos (en especial, el segundo) demuestran de qué hablo:
Este último video es de la presentación de Riders on the Storm en Ciudad Juarez (México), el 5 de octubre del año pasado. No sé si les pasó a ustedes, pero el corito de "Mariguaaaanaaa, hoongooos" me parece detestable.
Manzarek, genio de los sesenta aún vivo
Por supuesto, como yo creo, tanta gente, gocé y amé algunos discos de The Doors, como parte indispensable de una melomanía que estaba naciendo. Su sonido podía no ser tan elaborado como todo lo demás que estaba surgiendo en su época, pero tenía más personalidad y originalidad que casi todas las bandas. Ahí está la clave de los inolvidables, como los Rolling Stones: no es qué tan bien tocan, sino qué sonido único e incomparable lograron acuñar.
Pero luego de escuchar a los Doors por mucho tiempo, salté hacia la admiración por Ray Manzarek [ Last.fm ], el líder del grupo. Principalmente, a través de su adaptación rocker de ‘Carmina Burana’, de Carl Orff, bajo la producción de Phillip Glass, cuando la obra aún no estaba tan prostituida [ Amazon / Discogs / ejem… ]. En este enlace, más información acerca de esta producción de 1983.
Otro de sus buenos discos es ‘The Golden Scarab‘ (ejem) , de 1973 (es decir, dos años después de la partida de Morrison), al cual pertenece el corte ‘Whirling Dervish’.
La objetividad ante la ‘memorabilia’
No quiero ser ave de mal agüero, simplemente invito a gozar el concierto de forma objetiva. Sé que talvez puedo ofender a alguien con esta crítica. Lo que expreso aquí es mi opinión personal y entiendo perfectamente las diferencias de opinión.
Sé que algunos de ustedes dirán "bueno, y si es tan geriátrico el asunto de este concierto, qué diferencia hay entre el show de estos Doors y el concierto de Iron Maiden, que usted destacó tanto". Si, ambos acuden a la melancolía, reviven fenómenos del siglo pasado y muestran a unos dinosaurios en escena. Si, pero con Maiden tuvimos a la banda con su alineación completa de 1982, y además una banda que aún hoy en día saca discos con material nuevo. Una banda que aún hoy toca de manera casi idéntica a aquellos años gloriosos. Esas son diferencias gigantes con respecto a los Riders on the Storm: hay que ir a verla como si estuviéramos conociendo una banda [ vean y escuchen esto ]
De la misma forma insistí en ser objetivo cuando vino la banda The Wailers: Destaqué quién era Elan Atías, el nuevo cantante, quien no reemplaza a Bob Marley, simplemente ocupa la banca, pero lo hace muy bien.
Sea como sea, escuchar las canciones de The Doors en vivo debe ser una experiencia religiosa. Qué rico va a ser el concierto, va a ser una tremenda fiesta. Para la ir calentando motores, les recomiendo este álbum de fotos en Rolling Stone Magazine.
Y es que a quién no emociona esta narración de Manzarek…:
Suerte y pulso.