Nueeeeeeeeeeeeevo capítulo en la interminable discusión sobre la piratería en MP3. Dense gusto.
Un interesante fallo que se produjo en la Corte Suprema de Justicia recientemente, exoneró a Guillermo Vélez, un ciudadano de a pie común y corriente, de una pena de dos años de cárcel por un supuesto caso de piratería de música. Este señor fue denunciado porque ejercía una actividad que no sólo es común, sino que además es más que justa: Capturaba los acetatos en el computador para sacar una copia en CD.
Según quienes lo acusaban, el señor Vélez violaba las leyes de autor en múltiples formas: "copiaba obras intelectuales en formatos digitales sin el permiso del autor de las obras", "distribuía las copias digitales", "usaba software no registrado para ello", etc.
La Corte dijo que Vélez realizó esta actividad casera sin ánimo de lucro, y que eso no es una conducta punible.
La lectura del fallo dio para múltiples interpretaciones que se reprodujeron en varios medios, incluidos El Tiempo (no fui el autor de ese artículo y habría estado bien que me hubiesen consultado), Caracol y El Mundo de España. Algunas parecen ser conjeturas demasiado apresuradas en cuanto a que el fallo, cuando hablaba de las copias "sin ánimo de lucro", alcanzó a mencionar como ejemplo las descargas de música sin ánimo de lucro para los computadores caseros… esa breve mención dio para todo, incluso para pensar que Colombia estaba legalizando las descargas de música de la red.
Carolina Botero, abogada experta en derecho de autor y promotora de Creative Commons en Colombia (y además, una "resonante pasiva"), ofrece su lectura más extensa y talvez difícil de comprender pero definitivamente mucho más acertada. Destaca que lo importante aquí es que se empiezan a analizar los casos uno a uno y no a generalizarlos todos como si cualquier acto de copiar significa directamente piratería. Este es otro análisis interesante que había escrito Botero antes.
Tan pronto apareció la información en medios, la gente de Sayco-Acinpro y de Apdif Colombia (entidades protectoras de derechos de autor) saltó para rechazar lo dicho e incluso para rechazar el fallo de la corte. Apdif dice aquí que copia con ánimo de lucro o sin ánimo de lucro es igual de ilícito, porque igual es copia no autorizada de fonograma, y que si yo hago cinco copias y se las doy a amigos, eso es ilegal.
Yo no sé nada de derecho y sería algo soquete de mi parte intentar meterme a discutir las leyes de autor. Pero sí sé que en Estados Unidos, este debate sobre la ilegalidad de la copia ha estado delimitado por lo que se reglamentó cuando se inventaron el formato Beta de video: Yo puedo sacar una copia para conservar en mi casa, incluso puedo darle mi copia a otra persona… lo que no puedo es sacar 20, 50, 100, 2.000 copias de esa obra. Hay un uso domiciliario del formato beta (había) que permite la copia personal.
Vélez vio que podía tener un cooledit o programa semejante en su casa, que tenía un cable que conectaba el equipo de sonido con el computador y que en portales como Cnet o incluso en El Tiempo (y hasta este blogcito lo hizo) explicaban cómo sacarle copia a un acetato para "no perder esa música de Los Panchos que tanto va a añorar". Y tal vez pensó: "hay gente a la que le gustaría conservar esa copia". Y la gente comenzó a llevarle sus discos para que él les hiciera las famosas copias.
Ojo. Ahí no hay distribución masiva de copias (cada acetato, aportado por el dueño, daba una copia que terminaba en el mismo dueño). Ni siquiera es una actividad comercial ilícita, pues el tipo ni siquiera tenía un letrero en la calle que dijera "se hacen copias". Sí hay uso de software no registrado, pero la Corte dijo que el simple uso casero no lo hace punible.
¿Qué viene siendo Vélez? Para mí, una víctima de las circunstancias… Y creo que la Corte apuntó hacia el lado de Vélez como una persona de a pie que no tiene intenciones delictivas en su propósito ¿Por qué lo creo?
* Hay discos de acetato que no se editaron en CD, no existen a la venta pública. Hoy en día, conseguir una tornamesa casera es un gallo, son carísimas y hay que ser DJ o experto o tener muy buenos contactos para lograrlo. Los repuestos de agujas no se consiguen normalmente. Y si yo soy dueño de 3.000 acetatos pero no tengo dinero para comprarme todos esos discos en versión CD, quedé jodido entonces… ¿Por qué no copiarlos para no perderlos? La industria le intentó imponer una orden a los coleccionistas al decirles que le cambiaban el formato de música… es como si dijeran un día "A partir de hoy, en Colombia ya no se hablará el español, sino que se hablará en cantonés"… ¿me jodí por no saber cantonés? No sé a ustedes, pero a mí me ofende la idea de que ahora todas las películas vayan a venir en Blu-Ray… ¿Me van a obligar algún día a comprar ‘Rocky 1’ en Blu-Ray, si ya la tengo en DVD legal y antes en VHS, y antes en Beta, y…?
* Por un lado, la industria musical llama a Vélez "pirata", pero la industria tecnológica llama a Vélez "cliente". Él es consumidor de equipos de tecnología totalmente habilitados para hacer copias. Él y muchos usuarios son suscriptores de Internet de Banda Ancha promocionada por quienes la venden como "perfecta por sus velocidades de descarga".
* Vélez no ha visto un catálogo online apto para descarga legal de la música colombiana. Tal vez no quiere todas las canciones de Los Panchos, sino unas cuantas, y no está dispuesto a comprar todo el CD sino por canciones… pero no las encuentra en ninguna parte y se siente marginado del mundo al ser un ‘Panchómano’ en medio de ‘Shakirólogos’ y ‘Juanesómanos’ que sí encuentran en iTunes la música que les gusta.
* Tal vez Vélez sí es un Shakirólogo, pero no tiene tarjeta de crédito internacional ni sabe dónde comprar las tarjetas especiales de descargas de iTunes.
Creo, sí, que si Vélez baja a Los Panchos en MP3 a 128 kbps de una red como Emule, no va a tener a Los Panchos en buena calidad. Y eso es lo que la industria discográfica debería fomentar. No tanto la acusadera de "usted es pirata" sino el hecho de que el MP3, por muy bien comprimido que esté, igual SÍ ES un sacrificio de calidad. Si yo fuera el representante de una Warner o Sony o similar, simplemente le diría a la gente "uy, gas cuchifó el MP3, lo bacano es tener el CD que sí se oye bien, porque tiene todos los altos y bajos, todos los matices de la obra original, y además es el concepto tal cual lo pensó el artista". Punto.
Irónicamente, el otro problema comienza en la semilla y es que hoy en día casi ningún artista afiliado a disquera grande "concibió" la totalidad del disco. Graban en un estudio lo que el productor les obligó a hacer y un mes después reciben a vuelta de correo el "concepto" de su álbum. Y a veces es música tan insípida que no trae los matices necesarios para que uno diga "vaya, no puedo sacrificar esto". No son unos Roger Waters así que uno diga "qué barbaros de la técnica, ¡maestros!".
El actuar de las disqueras y las protectoras como acusadores litigantes envalentona a aquel usuario a quien llaman pirata para que siga haciendo lo que hace. Bien lo dice Andrés Barreto, fundador de Grooveshark: "Las discográficas intentan proteger su material a toda costa y no se dan cuenta de que ya está ahí en la red y no pueden remediarlo".
Claro, el usuario de Internet debe entender que hay unos derechos de autor y que lo que está colgado en la red no es necesariamente de uso público y gratuito porque al artista ni siquiera le preguntaron… Pero eso es más un argumento moral que uno realmente lógico.
Algunas discográficas están entendiendo realmente el problema y esforzándose por ver si sacan el catálogo online o lanzando versiones dobles de discos. Es decir, yo le muestro al público dos ediciones, una cara y una barata. La cara tiene una hermosa caja de cartón con impresiones y cuadernillos espectaculares y hasta trae DVD. La barata es el disco prensado en un sobre de papel o una caja barata de CD que trae sólo una hojita con impresión barata, y lo ofrece a $10.000… bien, es un precio propicio para que la gente sí compre la música en CD.
En mi ejercicio periodístico a diario con los artistas, me encuentro con el hecho de que la mayoría no ve el panorama con ojos negativos, sino al contrario, con expectativas. Muchos nuevos artistas están emergiendo y sienten que Internet les abrió el camino que el modelo anterior les había negado (esa sensación de que si no eres el número uno de la disquera, los ejecutivos se van a olvidar de tí y te quedas guardado en una carpeta). Comparten la música con sus fanáticos y generan un culto de gente fiel que les responde. Sienten que su MySpace es la vitrina y que liberar una canción les ayuda a vender las otras 10 del disco. Viven ahora más cercanos a sus fanáticos, porque dan conciertos aquí y allá (la situación los obliga a ello) y resultan siendo más auténticos y menos ‘estelares’ que una Madonna inalcanzable. Como decía Bansky en el disco modificado de Paris Hilton: "Cada disco mío que compras me aleja más de tí":
Una experiencia periodística que tendré dentro de poco me permitirá acercarme a muchos artistas del interior de nuestro país, aquellos que viven la realidad de la industria. Quiero hablar con ellos acerca de la protección de sus derechos, de si las cosas han cambiado o no. Vamos a ver qué conclusiones les podré traer para contarles.
Suerte y pulso, amigos.
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