Un amigo me envió el fin de semana este artículo de la BBC en el que denuncian cómo la música se sigue usando como método de tortura, en un debate que tiene muchas patas y que aunque no se está dando acá en Colombia, sería bueno estar pendientes, ya que la situación actual de nuestro hermoso país es caldo de cultivo para prácticas como estas.

Mientras me disponía a escribir este post, me he encontrado accidentalmente -e inevitablemente- con las primeras imágenes de la Miss Universo Dayana Mendoza, ella bañada en lágrimas de pestañina negra, frenéticamente regadas sobre el rimel, y yo inmerso en ‘Third‘, el reciente álbum de retorno de Portishead, y de manera coincidencial escuchaba el quinto corte, ‘Plastic’ [ Last.fm ], y pensé que este mundo definitivamente está plagado de absurdos contrastes que aliviamos a diario inhalando acetona. Es el soponcio mental que nos impide pensar un poquito más allá y preocuparnos de lo que ocurre a diario.

Esta es la letra de ‘Plastic’, de Portishead, y luego, un videito con la canción:

Y la música nos ayuda a desconectarnos a veces de tanta locura, pero entonces, por qué no entrar en defensa de ella cuando es usada para la misma basura que tanto odiamos.

Recientemente, el cantante David Gray hizo pública la denuncia de que algunas de sus canciones, en especial ‘Babylon’, eran utilizadas por el gobierno estadounidense para torturar a algunos presidiarios en Irak. Sus súplicas se unen a las de Rage Against The Machine y otros varios músicos que han puesto esto en evidencia tiempo atrás.

En consecuencia, en la BBC hicieron un reportaje sonoro en el que involucraron la canción de Barney el dinosaurio como eje temático para determinar qué tan tortuosa podía ser una melodía. Este fue el resultado. ‘I Love you’ ("and you love me", sé que la han escuchado) fue usada en Guantánamo, junto a canciones de Eminem, Christina Aguilera, de Plaza Sésamo y otros cuantos. También es común el uso de ‘Born in the U.S.A.’, de Bruce Springsteen. En alguna época se empezó a hablar del Playlist, una especie de Guantánamo Greatest Hits.

¿En qué consiste? Básicamente, en confinar a un detenido en un cuarto oscuro, con música las 24 horas de dos días de la semana -o lo que demore en quebrarse y "cantar" los secretos que su opresor busque-  con la repetición una y otra y otra vez de la misma canción. El  reo no tiene control sobre el volumen o la cantidad de veces que se repita, obviamente.

El objetivo de esta tortura, describe un analista militar, es que el preso sienta que no tiene control sobre nada de lo que hay en su entorno y resulte enteramente doblegado: Si puede reprimir el control sobre sus sentidos, lo tendrá en su poder. Algo barbárico.

Ruhal Ahmed explica en este video cómo fue una de sus torturas con música en Guantánamo:

Según este artículo, el descaro es tan brutal que en 1997, la música fue incluida en la lista de armas no letales del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Habría que constatar este dato, pero del que se ha hablado por muchos años es del antecedente de la captura del presidente panameño Manuel Noriega, a quien supuestamente habrían extendido un "cerco humanitario" con hard rock.

Ya en su momento Los Simpson habían hecho mofa pública de estas locuras militares en un capítulo en el que Montgomery Burns acecha desesperadamente a la mamá de Homero, y cuando la encuentra en su casa, llega con toda la pompa militar, pero resulta boicoteado por Smithers:

En South Park también ocurrió: Para enseñarle qué significaba el sufrimiento de la vejez y suplicarle que lo matara, el abuelo de Stan lo encerró en un cuarto oscuro para escuchar música de Enya. El resultado fue el convencimiento inmediato.

En su alegato, David Gray señala que no importa qué música sea la que estén usando, no tiene que ver con la calidad musical, sea lírica o interpretativa o como se quiera calcular la calidad, pues pueden ponerle al torturado piezas de Tchaikovsky e igual va a ser oprimido.

Este es Gray, para los que no lo conocían. Como se imaginarán, de forma paralela a su denuncia, han surgido muchos chistes crueles en Internet, como "¡pues claro que es una tortura!":

Por todo esto, tal vez la existencia de la agrupación de rock Guantanamo Bay puede parecer chocante, al menos en la primera impresión ("¿será alguien intentando sacarle plata al dolor de esta gente?"), pero luego resulta refrescante saber que se trata de un grupo que estuvo luchando por la causa de algunas de las víctimas del presidio. Aquí se pueden escuchar algunas de sus canciones.

No es costumbre de este blogcito ponerse político, pero el tema lo justifica. Aclaro: no soy uribista ni antiuribista, y de hecho suelo reaccionar alérgicamente a unos y otros. Pero en tiempos de detenciones de guerrilleros, uno se pregunta si en alguna ocasión el estado colombiano ha contemplado, planeado o incluso utilizado la música como arma de opresión. No me imagino al ‘Gafas‘ y al ‘César‘ expuestos a extensas horas de loops de champeta o la colección de discos de Claudia de Colombia, pero vaya uno a saber si no se le ha pasado por la cabeza a algún militar semejante idea.

Pero ya está demostrado que la exposición continúa a repetición de música no siempre es una tortura. Este método se usa actualmente como medicina contra el dolor, como un mantra, aplicado en algo que se llama la música-tanatología (creo que es el nombre en español), que consiste en que se les otorgue paz a los enfermos terminales. También la llaman música prescriptiva. Busca la armonía del espíritu al conectarse con el ritmo de una melodía relajante. Alguna gente le atribuye incluso poderes de sanación.

Les dejo a ustedes las conclusiones de este panorama. No pretendo sonar mamerto, pero creo que la música no debe ser considerada como una fuente de poder. Aquellas cosas que dan poder, como el dinero o la política, terminan usándose para oprimir, de una u otra forma. Lo hacemos a diario cuando al tener dinero nos creemos más cosa que otros. Que feo involucrar a la música -que es más un don de la humanidad, creo- como una estrategia para pisotear la dignidad de alguien.

Suerte y pulso.