Hoy escribo desde Tabatinga, Brasil, a unos kilómetros del escenario en el que Carlos Vives pondrá a bailar a la gente de Leticia y sus alrededores. Y se le va a pegar Shakira, claro, quien vendrá unas horas, no más de cinco, supongo, para cantarle a la paz y demandar el retorno de los secuestrados. El samario sí llegó desde hoy y no le ha negado una foto a nadie. Gran tipo.

Pero estoy triste porque el trabajo se me cruzó esta vez con el placer, y entonces tendré que perderme el excelente concierto de MUSE en el Palacio de los Deportes, este domingo. Bastante amargo el sabor que deja el perderse a semejante banda.

El show de los británicos se ha visto empañado desde el comienzo, cuando se decidió que la fecha coincidiera con nuestra fiesta nacional. Primero, cuando los organizadores creían que era un 20 de julio cualquiera, resultó que no habían contemplado el gran concierto nacional. Desde ese entonces intuí que toda la prensa iba a estar volcada sobre este acontecimiento y entonces Muse iba a pasar relegado. Y es entendible. Y más ahora, con marcha nacional y los 15 secuestrados en libertad y demás.

Por esas variables, las ventas de boletería no han sido las mejores, y eso afecta directamente al panorama futuro de conciertos.

Sin embargo, lo realmente amargo es lo que he visto durante toda esta semana: la forma en que Muse no sòlo resultò relegada por el concierto nacional, sino además, superada en prensa por VILMA PALMA E VAMPIROS.

¿Cómo es posible que una banda mediocre que sólo ha tenido cuatro éxitos en 16 años obtenga tanta prensa? El asunto es infame. Coinciden las dos agrupaciones en Bogotá, una altamente destacada por su producción, y la otra, altamente destacada por su cursilería y poca creatividad, y resulta ser esta última la que arrasa en televisión, prensa, revistas, etc. No digo que todos los medios lo hayan hecho, pero muchos sí cayeron en ese juego.

El asunto es que Vilma Palma capta algo que se podría llamar la melancolía del recuerdo. Es más fácil empaquetar lo que ya se ha vendido y requetevendido, que intentar ofrecer algo nuevo, pese a que tenga tanta calidad, como Muse. Es más fàcil vender los 50 de Joselito que 1 de Nine Inch Nails.

Hagan un sondeo entre amigos no melómanos. Pregúntenles si les gusta Muse. La respuesta va a ser la siguiente: "¿Qué es eso?" "¿News?"… no, es Muse, posiblemente la NUEVA banda más importante del planeta. Y si le van 3.500 personas va a ser mucho.

Parece ser un asunto de pereza mental: la gente ya se quedó para siempre con la idea de que el rock británico es Rolling Stones y Beatles. Como que no quiere buscar un reemplazo en sus corazones para Mick Jagger y John Lennon. Fueron suficientes nombres, los cerebros ya no pueden guardar más datos, que Matthew qué cosas, que Dominic qué qué qué… en fin.

Vilma Palma triunfó en los medios esta semana porque mucha gente ya no quiere sorprenderse, sino recordar. Veía en algún status de Facebook hace poco la frase "ahora todos somos ochenteros y qué", una sentencia muy poco alentadora… necesitamos pasar la pàgina y empezar a buscar la nueva música, hay mucha muy buena: decir que lo nuevo es malo es simplemente pecar en ignorancia y justificarla con orgullo.

Un panorama muy triste, lo sé, pero ahí se las dejo de reflexión. Ojalá los empresarios no desfallezcan ante estos golpes, ojalá se la sigan jugando.

Saludos deste Tabatinga. Suerte y pulso