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Independiente de posturas políticas o de las obvias necesidades que todos los colombianos tenemos de encontrar la paz, imploro con el corazón en la mano a los señores de RCN -o de cualquier otro canal- que se abstengan de utilizar a Pink Floyd, Rolling Stones, The Doors, Metallica ni cualquier otro artista autor de música original para ponerle banda sonora a videos como el de la Operación Jaque, presentado ayer "en exclusiva" por el espacio Noticias RCN. Los melómanos estamos en riesgo de comenzar a despreciar lo que más amamos: la música.

El anterior fue el primer clip que presentó RCN, como avance a las 7:00 p.m… ¡De película!

Yo sé que con este post me van a saltar encima señores, señoras, señoritas, jóvenes compatriotas preocupados por el país que dirán "ridículo, no se preocupe por estupideces, vea que estamos en guerra" "imbecil, deje trabajar al Presidente" "¿sí ve? por eso es que estamos como estamos", etc etc etc. Vea, aquí no se trata de juzgar absolutamente ningún gesto militar ni político, eso le compete a otras personas… entiendan:  imploramos simplemente el respeto a la cultura, no involucrarla en el discurso de guerra.

Suelo respetar el trabajo de mis colegas (algunos de los que montan estas "películas animadas" sobre la noticia son conocidos). Pero creo que hoy voy a poner el grito en el cielo porque, como melómano, me siento ultrajado por cómo RCN utilizó música de algunas de las bandas favoritas del público melómano mundial para contar una historia que, sea como sea, tiene matices de propaganda militar.

Ya en alguna ocasión les había compartido mi repudio por cómo la música se puede utilizar como arma de tortura. El siguiente video hace parte de la emisión completa de RCN a las 8 p.m, una hora después.

El ‘genio’ que musicalizó el video, que asumo, no fue alguien de la Fiscalía sino de RCN, tomó la música que encontró en sus discos y la utilizó… ¿Pensó en lo que estaba haciendo por un instante? Estaba sacrificando el sentido de las piezas musicales que dejó correr junto a la cinta. Es como tomar el libro ‘El jugador’, de Dostoievsky, para intentar convencer a Unicentro de que vuelva a poner las maquinitas de Uniplay.

Por ejemplo, ‘The End‘, de The Doors, que supongo que con ella querían dar a entender que era "el fín del secuestro". La letra de esta canción es, en principio, una metáfora por un amor perdido, pero luego se convierte en una cita de Edipo Rey que enreda a padres, madres e hijos en una tragedia como bien sabían enredar los griegos: "¿Father? Yes, son… I want to kill you (…) ¿Mother? Yes, son… I want to fuck you", canta Morrison al final… ver estas palabras junto al cuerpo semidesnudo de un hombre reducido a su mínima expresión, por más asesino que sea y sin excusar sus acciones, me resulta vomitivo.

Morrison nunca habría deseado que su canción fuera usada para propaganda militar.

Pero de la que más se abusa es de ‘Shine On You Crazy Diamond’, de Pink Floyd. Acompaña las imágenes de quienes componían el equipo de periodistas y socorristas falsos. Destaca la voz en off el hecho, precisamente, de que eran falsos. La canción original es un regalo de los miembros de PF a su amigo Syd Barrett, el cantante y guitarrista que se separó de ellos en los tardíos años sesenta. Él, producto de la desconexión mental que vivía en el momento, se alejó por completo de todos, pero ellos seguían deseándole que volviera.

Esto es ‘Shine on…’, en el concierto de Roger Waters en Chile, en el 2006.

Y así podemos seguir, durante un buen rato, detectando más canciones envueltas en esta parodia informativa… Pocas veces se ha usado la música de PF en películas, por respeto al concepto inmerso en cada canción, pero acá ese código fue violado.

Esto no es una práctica nueva. Cuántas veces no hemos tenido que oír la obra Carmina Burana, de Carl Orff (no toda, sólo un fragmento) como un apocalíptico lamento por el alma del compatriota que se fue o por la tragedia que barrió con una comunidad. Totalmente sacada del contexto original pues, así sus notas suenen muy misteriosas, la pieza musical es en realidad una celebración con rimas goliardas de los placeres y la alegría de un pueblo bávaro llamado Beuern. Si, si, igualito, señores musicalizadores.

¿Estamos expuestos, con la creatividad televisiva, a una real fuente de tratamiento ludovico, como al que Alex fue sometido en ‘La Naranja Mecánica’? ¿Pretenden convencernos así de que ‘guerra=malo’? No es necesario exponernos a algo así, no somos idiotas.

Algo similar pasa con la canción ‘Room is on fire’, de Blondhound Dog. Ciertamente, la pista es en su naturaleza, violenta. Pero al hacer parte de la mecánica militar de los soldados estadounidenses en Irak, más allá de la melodía pegajosa la canción resulta despreciable. Canción que veté de mis reproductores y discos duros desde hace tiempos, afectado por lo que mostró el documental de Michael Moore, ‘Fahrenheitt 9/11‘ (muy discutido y criticado, por cierto).

Combinar imágenes de muerte, dolor o destrucción con hermosas o admiradas piezas musicales va a desencadenar que nuestros recuerdos liguen esos recursos entre sí. La prueba de ello es ¿Qué sienten ustedes cuando escuchan ‘Carmina Burana’? Gracias, RCN, por dañar ‘The End’ y ‘Shine on…’, así como a Alex le dañaron la 9 Sinfonía de Beethoven.

Por favor, señores colegas… no vuelvan a acudir a esta estrategia. Tienen un buen pool de músicos que hacen sonidos incidentales para ustedes, por qué no utilizarlos. Creo que bien podría este material audiovisual bélico haber salido sin música: si eran tan periodísticamente importante, habría convencido al público sin una pista musical.

NO MÁS USO DE MÚSICA CON FINES BÉLICOS O DE PROPAGANDA MILITAR. Por favor.

Suerte y pulso.

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