Un excelente concierto de R.E.M. y una empañada presentación de The Mars Volta fueron el resultado de una noche con muchos factores adversos. Pero primero les dejo las fotos que pude tomar durante la noche, para que se la gocen:
Y les dejo un video que pude captar de una serie de momentos del concierto. Disculparán la voz del borracho que tuve al lado que se entromete en pleno viaje musical de R.E.M.:
No había podido actualizar el blog la noche del concierto por falta de tiempo, tuve que madrugar a trabajar muchísimo. De hecho, lo único que había podido contar fue a través de un artículo muy afanoso para El Tiempo que surgió de tener que dictar datos a través del teléfono y en pleno concierto, para que alguien lo redactara en el periódico y así mandarlo a impresión urgente. Generalmente, esas crónicas calenturientas salen raras. En fin.
Creo que lo que vimos el miércoles fue una lección para todo el mundo. Quienes iban por The Mars Volta se fueron encantados con R.E.M.; quienes iban por R.E.M. vieron cómo una banda con tanta experiencia puede dominar el escenario a punta de encanto. Quienes iban por The Mills… eran los papás, las novias y los primos de los músicos. Pero no lo hicieron nada mal, sólo que sin público.
Cuando salí del concierto, sentí que debía poner nuevamente en el carro los discos de The Mars Volta para no sentirme decepcionado: La banda que estuvo en el Coliseo El Campín sonó muy diferente a lo que suele ser el grupo. Y claro, lo primero es pensar que se trata de un muy mal sonido, pero, ¿por qué The Mills, que tocó antes, no tuvo esas fallas -al menos, no tan evidentes-?
Creo que el asunto radica en el hecho de que el sonido de The Mars Volta es muy complicado de mezclar en vivo. O mejor, que la masterización del CD es tan detallada que tanta descarga de los instrumentos logra una cohesión difícil de repetir en escena. Ya lo decía en el pasado post Alfombro, quien los había visto antes en un concierto en otro país y había pasado lo mismo: daba la impresión de sonar muy mal.
Por eso, la amplificación de toda esa descarga termina imponiéndose sobre la voz de Cedric Bixler-Zavala, que tanto cautiva en sus discos, y que aquí fue casi anulada. Es absurdo como era casi imposible de identificar el teclado en esa mezcla. En cambio, la guitarra de Rodríguez sonó muy bien, pese al caos, y quien se robó el show fue el baterista Blake Flemming.
Es algo extraño, pues según me contaron, el grupo estuvo en el Coliseo probando sonido desde el medio día. Pero lo que se puede intuir es que el audio fue calculado todo el tiempo pensando en R.E.M.
Y ese trato de banda telonera se vio en la forma como el grupo salió a escena: que su guitarrista hable perfecto español y sin embargo no haya dicho una sola palabra -The Mars Volta salió a escena, tocó sin cortes durante casi hora y media y al terminar, Rodríguez-López se puso los anteojos y se entraron a camerinos, sin un solo saludo-. El show de Bixler, con su micrófono-lazo de saltar, sus posturas estudiadas de Robert Plant y la actitud destructiva «Hendrix-towshend-nirvanosa», gustó, pero sólo logró conexión con una reducida porción del público.
Es decir, o estos músicos estaban muy molestos por la situación del sonido, o simplemente vinieron a hacer su trabajo e irse. Eso se vio muy mal.
Situación muy diferente con R.E.M.; el encanto de Michael Stipe es evidente, y la forma como el grupo manejó al público, no sólo a través de la interacción sino, además, con las cámaras en vivo y las proyecciones en pantalla, marcaron la pauta.
Era un concierto muy extraño, pues suponía la forma en que TMV subía el voltaje de la música para luego bajar con R.E.M., pero la experiencia evidente hizo que nunca se sintiera el bajón: R.E.M. fue muy rockera en su show, suena mucho más eléctrica en vivo, lo que conquista a ese público escéptico.
Me gustó mucho como sonaron ‘What’s The Frecuency Kenneth?’, ‘Losing My Religion’ y, en especial, ‘Man on the moon’, con la que cerraron, canción que R.E.M. reconoce como el punto más alto de su producción, la canción que los representa. No pude evitar las lágrimas con ‘Imitation of life’, pues es imposible no pensar en toda la reflexión que incita. La que interpretan al comienzo del video no la pude identificar, pero qué
Hay que decirlo: bien estuvo que les dieran más tiempo a cada banda, pero el cambio repentino de horarios que hizo la organización fue un gran lunar. Mucha gente llegó tarde a este concierto porque se había quedado con la información impresa en la boleta «hora: 8 p.m.»
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Rock al Parque 2008… ¡bueno, bueno, bueno!
Es insólito. Tenía planeado ir a Judas Priest porque me parece que es una banda que hay que ver al menos una vez en la vida. Y a Rob Halford uno le tiene las mejores energías y le desea lo mejor, pero es evidente que su salud no es la mejor. Será un espectáculo espectacular… pero con todo y eso, me di cuenta de que debo sacrificarlo.
Este año, Rock al Parque está muy bien. Traer a Bloc Party, a Black Rebel Motorcycle Club, a Los Concorde y a Austin TV, y que la tarde del reggae latino tiene algunos de los mejores shows actuales del momento, es algo impactante. Incluso repetir Babasónicos y traer a la Bersuit de Argentina fue un gran pepazo de la organización. Sin duda hay que reconocerles eso.
Por lo nacional, volver a ver a 1280 Almas en Rock al Parque es importante, se trata de una tradición rockera de buena vibración, lejos del concepto de la radio comercial. Obviamente hay nombres que sí son muy de esa corriente, como El Sie7e o Thermo, de México, pero creo que ese público también merece su espacio en Rock al Parque.
¿A qué van a ir? ¿Judas? ¿Rock al Parque? ¿Kylie Minogue?
Para quienes quieran que sus fotos de Rock al Parque aparezcan en una galería como la que publiqué hoy de R.E.M., los invito a enviarme sus aportes a cajaderesonancia en gmail. EL BLOG HARÁ CUBRIMIENTO ESPECIAL con videos y audios del festival, durante los días del fin de semana, espérenlos en este espacio.
Suerte y pulso.