Así transcurrieron los tres días del festival que, según los organizadores, convocó a 320.000 personas. Bandas brillantes: Tom Cary, Haggard, Ina Ich, Plastilina Mosh, Descomunal, KOP, Instituto Mexicano del Sonido, Molotov, y por supuesto Fito Páez; entre las nacionales, Skampida, Bambarabanda, Nadie, Ingrand, Antípoda, José Fernando Cortés, Los Plankton, Andrés Correa, etc…

 

 

Encuentre aquí videos de algunas presentaciones que he podido registrar y que, considero, fueron destacables (para moverse por el menú, pulse el botón del icono de tres cuadritos que está al lado del Play — recomiendo pulsar la opción HQ):

 

 

DÍA LUNES: La venganza de Fito Páez  

 

Quienes creíamos que de alguna forma Fito Páez le iba a bajar el voltaje a Rock al Parque, tuvimos que tragarnos nuestras palabras. Y qué bueno que eso pase. El argentino se robó el show y la despedida de la versión 15 del festival Rock al Parque fue demasiado emotiva. Tal vez lo que ocurrió es que el público se renovó, es decir, que quienes asistieron a este show fueron asistentes que usualmente no acuden a Rock al Parque. Esta edición le dio gusto a un segmento del gran público bogotano. En otros años, se le da gusto a otros.

 

Con versiones más eléctricas y bluseadas de ‘Tumbas de la gloria’, ‘Naturaleza sangre’ y ‘Circo Beat’, entre otras, y recargado por el poder que le dio la Killer Burritos, encabezada por Juanse, de Ratones Paranóicos, el tipo logró llenar hasta los topes el escenario plaza del parque Simón Bolívar, algo que no recuerdo haber visto con tanto impacto desde el cierre de Robi Draco Rosa.

 

Bonito homenaje el de interpretar ‘Cerca de la revolución’, en el remate del concierto, como un tributo a Charly García.

 

Molotov fue el otro plato muy fuerte. Es que a las 4 p.m., la plaza ya estaba llena. Tanto así, que a esa hora la entrada de la calle 63 fue cerrada porque, físicamente, ya no cabía nadie más.

 

 

Eso es impactante. Y pensar que el escenario lago también estaba lleno, debe ser un motivo de orgullo para toda una ciudad: el Instituto Mexicano del Sonido conquistó al público interesado en los sonidos electrónicos. Y eso también está muy bien.

 

En la tarde, creo que lo más destacable fue la gran ola de la movida punk en el lago. Nadie e I.R.A. convocaron a un público inmenso, calentó los pogos y las revoluciones, pero calmó el hambre de un público que merece su territorio.

 

 

 

Venían de la fusión ska de Skampida y de una banda que fue sensación y sorpresa en esta edición, Bambarabanda, de Pasto, una de las agrupaciones nacionales más auténticas y espectaculares que se han presentado en años de festival.

 

Pero el lunes fue también el día de dos bandas rechazadas por el público: la debutante Daybreak y, curiosamente, la experimentada mexicana Ely Guerra, que ya había estado en otro Rock al Parque. Al público no le gustó la propuesta y comenzaron las rechiflas. La cantante, que en rueda de prensa demostró humildad y una hermosa personalidad, soportó la descarga de mala energía, aunque en algún momento de la presentación se le salió el perjudicial «pues se chingan 15 minutos más». Mala cosa.

 

DÍA DOMINGO… ¡Grande Tom Cary!  

 

Por supuesto, es imposible ver todos los espectáculos de las tres tarimas en función simultánea, pero he hecho el intento y he visto casi todo, al menos por partes. Y si me preguntan qué fue lo que más me gustó del segundo día de Rock al Parque No.15, sería la banda española Tom Cary. A tal punto que luego de su presentación me fui corriendo a la tienda de discos de 4Cuartos y me apoderé de sus dos álbumes, ‘That’s Right! Clean Your Soul’ y el compilado editado por el Circuito Pop Rock Andalucía.

 

 

 

Tom Cary, una combinación de noise con punk, puso un punto muy alto con una presentación en la que no se midieron en gastos. Sonidos turbulentos, descontrol, un vocalista que salta hacia el público y arma un tremendo ‘bochinche’, un bajista inexpresivo fanático de Einstürzende Neubauten que casi rompe las torres de sonido del escenario con su potencia… como dice el comercial, eso no tiene precio.

 

Otro gran momento fue el que protagonizó Ina Ich -y me alegra no haberme equivocado con la recomendación-, la banda francesa que comenzó muy fría y con grandes problemas técnicos, y luego fue levantando vuelo. Lastimosamente, su música es muy dependiente de las programaciones y de un fuerte trabajo en estudio, entonces todos los matices de su música no fueron tan reproducidos en vivo. Pero conforme avanzaban, se fueron ganando al público. Es rock europeo, en una lengua poco común, entonces eso hace difícil su comunicación con el público, pero al final lo logró. Qué potencia la de la voz de Ina -el grupo se llama así por ella, por sus orígenes vietnamitas-.

 

 

 

Por supuesto, el show de Plastilina Mosh fue también muy emotivo, mucho más roquero que sus discos, de mayor potencia con un grupo mucho más grande, nuevos integrantes. Conquista cualquier público.

 

Yo me volé de Plastilina Mosh un rato para alcanzar a ver a la banda Tributo Leyendas, conformada por algunos de los pioneros del rock en Colombia. No recuerdo todos los nombres, pero estaban Arturo Astudillo, Fabio García, el amigo resonante -lector de este blog- y grandioso baterista italiano Roberto Fiorilli, y Camilo Ferrans, el guitarrista que fue quien los reunió para esta experiencia. Fue un concierto que no les hizo justicia, pues se habían ganado ese cupo desde hacía 40 años… y en representación de Speakers, Flippers, Columna de Fuego y Génesis, tuvieron menos de una hora para tocar. No alcanzó a salir Tráfico. Además, se les fue mucho tiempo hablando, porque consideraron que debían explicarle al público por qué se habían ganado el derecho de estar ahí. Y la organización del festival no puede tener consideración: hay unos tiempos programados y la idea es no retrasarse. Pero por otro lado, fue emocionante ver cómo la gente los aplaudio, gente muy joven que reconoció su papel en el rock. Fue participar en el festival de rock más importante del país… fue un momento emocionante.

 

Algo parecido ocurrió con los tributos a Rock al Parque, en el que se les dio un espacio a recordar a Distrito, Ex-3, Los de adentro, Policarpa y sus viciosas, La Derecha Ultrágeno, Vértigo, etc… cada banda que era por lo general representada por su vocalista y uno o dos integrantes más. Fue horrible ver cómo, en medio de la gran acogida del público, Amós Piñeros salió a calentar por segundos con el violín y alguien de producción le gritó que comenzara inmediatamente. Si era un homenaje, lo mejor sería tratar mejor a estos músicos. Se robaron el show Ultrágeno (Piñeros) y Vértigo.

 

El tercer escenario estuvo repleto. La razón: fuera de Los Cafres y Voodoo Souljahs, casi todo el reggae y el ska fue concentrado en esa tarima. Por ende, los amantes del género tuvieron su propio espacio.

 

Entre los colombianos que lo hicieron muy bien, estuvieron Alfonso Espriella (debutando en RAP), Andrés Correa y los Auténticos Water Resist (también debutando, pese a tantos años en estas), Elijah, Voodoo Souljahs, La Severa Matacera y 1280 almas (la viega guardia). 

 

DÍA SÁBADO, así transcurrió la jornada de los sonidos fuertes

 

La gente de la organización entregó el sábado por la noche una cifra: 90.000 personas en el primer día. Eso es histórico, pues la plaza nunca se había llenado para la jornada de metal desde tan temprano. El cupo se llenó alrededor de las 5 p.m. Sin embargo, y puede ser solo una impresión personal, creo que la creación de la tercera tarima ocasionó un extraño efecto de repartir el público que siempre había estado en Lago. Quedó dividido entre Lago y Ciudad Rock, que está ubicado hacia el interior del parque. Por eso, la asistencia a los conciertos de Lago fue realmente baja hasta las 6 p.m., que es la hora en el que se cierra Ciudad Rock.

 

El ambiente en la tercera tarima fue espectacular: se presta para una sensación total de festival, pues como es la más modesta, la gente no se agolpa hacia el escenario, sino que se riega por el prado, acostada oyendo la música, o sentada en grupos de amigos. Eso se presta para una sensación de fiesta por encima de un concierto. Allá, el profe Willy Vergara es el conductor de toda la jornada. Allá fueron intensas las presentaciones de Los Plankton y, especialmente, del grandioso José Fernando Cortés, de quien encontrarán mis videos en Youtube.

 

 

 

Para el público fiel del metal -un buen porcentaje, un poco enclaustrado en el tiempo-, los platos fuertes fueron Morbid Angel y Haggard. Fue tal la respuesta de la gente que las barreras de control se quedaron cortas y en algún momento algún costado colapsó. Resultaron beneficiadas por la programación del escenario plaza bandas como Leishmaniasis y Neurosis, que contaron con un público a reventar. Cosa diferente ocurrió con la programación del escenario lago, que dejó sacrificadas a Tenebrarum, de Medelín, y Antípoda -enfrentada con Haggard-, así como la que creo fue la peor programada, The Devil’s Rejects, pues es una banda de rock muy trabajado pero biorrítmicamente más suave que Descomunal, de Ecuador -gran show- y Tenebrarum.

 

Hermoso sol. Sonará estúpido, pero es cierto: hizo falta la lluvia en el escenario lago, pues como la tierra estaba tan seca, cada pogo se convirtió en una polvareda insólita.

 

Lo mejor del día, en mi opinión fueron los shows de José Fernando Cortés (power trío con monstruoso bajista -vean los videos-, cantó con el ex vocalista de Vértigo que le metió la armónica, tocó entre otras ‘Voodoo Chile’ y encantó con unos cortos acordes de ‘Beat tt’, de M.Jackson), KOP, la banda punk española que llevó a su propia barra de la Coordinadora Antifascista de Bogotá y repartió arengas duras, entre esas, por la Reforma Agraria y la recuperación de la tierra para los campesinos -obviamente, también le repartió su varillazo al presidente Uribe y las modificaciones a la Constitución-; Los Plankton, Antípoda e Ingrand, que cada vez que la oigo me parece más sólida, y además esta vez se les unió su ex guitarrista, el guitar virtuoso Jorge Burbano, para una canción (ver fotos).

 

No meto en la lista a Haggard o a Morbid Angel porque son como obvias, pero realmente gustaron mucho. Aunque debo decir que siento que la banda estadounidense se quedó en el tiempo. De Haggard, creo que fue un show muy completo que aunque tuvo que verse suspendido en varias ocasiones para enfriar al público que rompió las barreras, conquistó a la gente con su farragosa muestra de ingredientes. Me encantó la pianista inexpresiva y con aspecto de tía regañona, que parece extraída de alguna orquesta sinfónica para ponerla ahí a imitar los sonidos del clavecín. No faltaron los chistes por ahí de uno que otro colega que decía «ay, no, ya me aburrió este show de las crónicas de Narnia».

 

Los integrantes de Legend Maker y de Introspección dejaron en claro que les parece el colmo de Rock al Parque proclame el respeto y a la vez los programen simultáneamente en dos escenarios, lo que hace que se repartan los públicos de un mismo género y tendencia… Creo que en parte tienen razón pero ¿no estarán exagerando? En un día de metal, es obvio que surjan estas coincidencias. Lo mismo pasaría en una noche en la que las dos bandas toquen en bares distintos…

 

Lo que sí creo que fue irregular es que toda la programación empezara antes de lo normal. Algunos toques comenzaron media hora antes de lo programado… cuando la gente llegaba a ver a sus bandas predilectas, ya habían tocado.

  

¡Suerte y pulso!