Si usted ve que no tiene lugar en este Estéreo Picnic, le propongo que nos hagamos un festival alternativo virtual para sopesar el evidente relevo generacional que ya se nota incluso a ocho vueltas al sol de la primera edición de la fiesta alternativa que se vive en estos días en el norte de Bogotá. Mientras otros la pasan bueno por allá, hablemos nosotros, los de 30 y tantos, los de «40 y 15», parafraseando a Les Luthiers.

Bienvenidos a Caja de Resonancia, edición 521.

El público en el llamado ‘Oldchella’, el año pasado. Es el mercado conciertero de nosotros, los ‘oldtimers’, que bien manejado es oro sólido. Foto de Reuters publicada por el Daily Mail.

Sí, ya nos volvimos viejitos. A mí ya me impresiona que cuando me someten a hacer una encuesta y me preguntan en qué grupo de edad estoy («15 a 25, 26 a 35…»), ya no clasifico en las primeras opciones sino en la penúltima o incluso última línea. Como que presiento que me están sacando de sus públicos objetivos. Si a usted le ha pasado, seguro sabe qué se siente: hieren nuestros sentimientos con tal de llenar metadata. Es la razón por la que sale «viagra» entre las recomendaciones teledirigidas del AdSense de Google.

Y el Estéreo Picnic no es diferente. En otros años, hicieron parte del cartel Pixies, New Order, Caifanes, Nine Inch Nails, por mencionar algunas bandas que de alguna forma nos tocaron emocionalmente. También, bandas más recientes como The Killers, que fascinaron a la generación de los hoy treintañeros. Pero este año, aparte de Rancid, así como también un tanto The Strokes, Silversun Pickups, Chancha Vía Circuito y Seis Peatones, y por supuesto la gran Totó la Momposina, la gente de mi generación puede no encontrar un gancho. Hay que aceptarlo: hubo una renovación generacional.

No me malinterpreten: maravilloso que haya Estéreo Picnic y uno de mis objetivos es poder ir al menos a algunos shows en estos dos días que quedan. El cartel es muy similar en nivel y nombres al recién anunciado Lollapalooza Chicago 2017. Es una oferta privada con una identidad propia, que satisface a un segmento del público al que usualmente no tienen en cuenta en otros espacios culturales, medios y empresas de publicidad que usan a conveniencia el modismo ‘millenial’ como un caballito de batalla para justificar lo que no entienden (o no entendemos). Lo usan de forma despectiva y, la verdad, ahora que tengo hijos veo pelaos en el colegio mucho más preparados que lo que yo estuve para afrontar la vida. Pero como son jóvenes y aún no dirigen las empresas, entonces los demás los miramos con desdén.

Pero sí, en mi caso, me siento un tanto relegado al café de los pensionados de Unicentro. Por eso, se me ocurre que mientras nos quedamos en casa preparando las medias de lana para el frío entre las cobijas, la pastilla para dormir y la de la presión arterial, y el vaso de agua para la caja de dientes -en lugar de disfrutar del abrazo cariñoso del rocío sabanero-, nos hagamos un anti-Estéreo Picnic. Imaginemos que por un rato, Dios se convierte en conciertero y abre la puerta para un ‘Cloudchella’ o un ‘Purgatorooza’. ¿A cuáles personajes le propondría revivir?

Estas serían algunas de mis opciones para el cartel paralelo, reemplazando unos por otros y así ser bien incluyente:

Marvin Gaye, por The Weeknd

Así de impecable sonaba en vivo el gran Marvin Gaye, quien definió por antonomasia la figura del cantante de soul -Podría ir también aquí Sam Cooke, quien fue su gran inspiración-.  Es el símbolo de la generación del Motown y fue uno de los grandes protegidos de Berry Gordy. No solo se trataba de un gran cantante, un tenor con un rango vocal de tres octavas, sino que además era un visionario musical, buen pianista y además profundamente influyente para una comunidad que demandaba un cambio social. Su vida y, obviamente, el momento extraño de su muerte, ya inspiraron una película biográfica. Si el canadiense The Weeknd ha retomado las líneas del R&B, se lo debe en gran parte a lo que dejó Gaye. Y creo que en esto estaría muy de acuerdo Daft Punk, con quien The Weeknd grabó su gran éxito de temporada.

 

Black Devil Disco Club, o Daft Punk, en lugar de DeadMau5

De nuevo, nada malo con DeadMau5, pero todo el universo del ‘house’ le debe algo al brazo europeo de la música disco electrónica, tanto del italiano Giorgio Moroder como de Black Devil Disco Club, la colaboración electrónica entre Jackie Giordano y Bernard Fevre, de 1978. Ciertamente, después de varios cortes seguidos es probable que se sienta muy repetitivo, pero el beat de Black Devil es intenso, oscuro, transmite un estado de ánimo particular. Lo único malo de DeadMau5 es que se ha vuelto un poco inaguantable la pauta que tiene rodando en Youtube de su escuela de DJ virtual.

Frank Zappa Meets the Mother of Prevention, por Richie Hawtin…

Es decir, entiendo a quienes nos critican a los ‘oldtimers’ cuando nos dicen «hey, superen lo de Zappa». Es un nombre al que acudimos para tirárnoslas de eruditos y no necesariamente es que lo hayamos entendido a fondo. Pero cito este ejemplo simplemente porque me aburre sobremanera Richie Hawtin. Y Zappa fue, a su manera, un visionario en la música electroacústica con cosas como esta grabación para el álbum ‘F.Z. Meets the Mother of Prevention’, en el que tiraba un zarpazo duro a quienes querían instaurar una ley de censura para contenidos musicales en los años 80. Zappa grabó esto luego de dar la lucha ante el Congreso de Estados Unidos: es una mezcla de sonidos que tal vez por separado podrían inspirar alguna especie de imagen sexual animal, pero que aquí son una pieza electrónica en toda su expresión. Muy poca gente la recuerda porque muchos piensan en Zappa como el guitarrista rockero, pero también está este Zappa, que algo tenía para decirle al mundo. Obvio, esto no es para sacudir la melena ni mucho menos mover el culo (ninguno de esos dos planes tiene nada de malo). Esto de Zappa, se oye con la cabeza.

 

Faith no More, por Cage The Elephant

Cage no tiene nada de malo. Es una gran banda, y es famosa por los momentos en que han llevado al público de Lollapalooza a la locura extrema, es de lo más salvaje que se ha visto en esos escenarios. Su cantante termina medio desnudo arrastrándose en un charco de agua sobre la tarima, y no muy diferente termina el público que los está viendo. Pero entonces si el show parte de los excesos, hay muchos nombres muy interesantes para tener en cuenta para nuestro festival, empezando por la gran banda de Mike Patton, de la que ya tuvimos la suerte de tener en Colombia no hace mucho…

Aunque si es por excesos, y nos vamos por los clásicos, otro que propondría traer de las cavernas del infierno sería al genial Screamin’Jay Hawkins, que saltaba de un ataúd, con una calavera en sus manos -de la que salían llamas- y un atuendo de rey vudú de tribu africana (y uno de los registros vocales más intensos de la historia de la música popular):

Kendrick Lamar, o The Chronic, en lugar de Wiz Khalifa

Acudo aquí a dos cartas: un clásico del hip hop como fue el proyecto The Chronic, dirigido por Dr. Dre, que propuso una mirada diferente al mundo del gangsta rap en Los Angeles y hacia el mundo, y en el que presentó a Snoop Dogg.

Pero también a un artista de hip hop que está cautivando la escena actual con álbumes concebidos bajo un concepto desde la primera hasta la última nota: Lamar es una de las mejores cosas que le han pasado al género en este siglo.

 

Mujeres que acompañen a Totó: Amanda Palmer, Nina Simone…

Es muy extraño, pero frente a un fallido Lollapalooza Bogotá, que tenía ingredientes muy femeninos, en Estéreo Picnic 2017 no hay muchas participaciones femeninas. Probablemente sea una de las duras consecuencias que trajo la cancelación de ese festival. Para nuestro «Oldpalooztre» vendrían muy bien mujeres infaltables y maravillosas. Propongo a dos: la rebelde Amanda Palmer y la apreciada Nina Simone.

Por supuesto, la paleta de posibilidades sería inmensa y básicamente imposible. Aquí, una propuesta de cartel, abordo de un Coachella mágico hecho a la medida del cielo (con su ingrediente nacional):

¿Cuáles serían los suyos, amigo compañero geriátrico?

Suerte y pulso