Una de las grandes delicias de la melomanía está en los descubrimientos fortuitos. Estos aparecen de sopetón, incluso detrás del inmenso trasero de la celebridad más apabullante de la TV gringa.
O esto de hoy, también, puede ser sobre por qué no todo en un medio de comunicación debe ser la búsqueda de clics y los ratings…
Bienvenido al post más impopular de Caja de Resonancia, el 523…
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Soy pésimo para recordar horarios, programas fijos o frecuencias de radio. Sé que hay unas emisoras que disfruto, contadas, y muchas otras que no. Lo que sí sé es que hay hombres y mujeres de radio que reconozco al ir pasando por el dial y que de inmediato sintonizo porque me nutren, así los esté escuchando en segundo plano, mientras conduzco, hablo con mi familia y procuro no mentarle la madre a algún energúmeno.
Por eso, supongo que esto ocurrió un sábado, en medio de alguna diligencia, o un domingo, volviendo de algún paseo. Buscaba paz. Reconocí al gran Carlos Heredia (@tallerdeloido) y ahí en ese dial me quedé, pero reconozco que sin concentrarme en ello, excepto cuando mencionó a Kim Kashkashian.
La ignorancia suele manifestarse con una risotada de burro. Así, resoplando mocos para adentro y para afuera: «jajaja, ¿dijo Kim Kardashian?». ¿Cómo podía ser posible que semejante adalid de la cultura como es Heredia pudiera estar hablando en su programa de doña «break the Internet»?. Es decir, todos en los medios necesitamos clics y sintonía -¿no alcanzas tus metas de audiencia? siempre hay algún video de gatos que no has puesto y siempre habrá alguien que querrá verlo-, pero el asunto no sonaba muy lógico… Y empecé a averiguar.
No, era Kim Kashkashian, una casi homónima. De hecho, Wikipedia lo advierte. Una mujer que apareció antes que la protagonista de realities y videos calientes, cuyo legado ha sido inmenso en la forma en que la viola ganó protagonismo dentro de la música académica en las últimas cuatro décadas. Ganadora de Grammy en una de las categorías serias: Mejor grabación clásica instrumental en solitario; una de las figuras más importantes de un sello que ha hecho de la grabación el arte más refinado: el aclamado ECM.
Y sin embargo, las coincidencias las unen: Las dos son americanas pero de origen armenio, un pueblo que afrontó el genocidio y protagonizó una diáspora a comienzos del siglo XX que condujo a muchas familias a huir hacia Estados Unidos.
Y las dos tienen curvas, y qué curvas. Mientras la estrella de televisión es capaz de sostener una copa sobre sus nalgas, la violista sostiene una preciosa colección de violas Stradivarius y brescianas con las que logra sonidos como esta fascinante versión de ‘Asturiana’ junto a Robert Levin.
No creo que haya que ser experto en música clásica -yo no lo soy, por supuesto- para sentir cómo la viola tiene una voz particular, un «timbre» único, una melancolía diferente a la del violín. Aquí, otra pieza maravillosa que se desprende de su catálogo con ECM, con Jan Garbarek (arreglo sobre la original de Benjamin Britten):
¿Quieres explorar más videos sobre Kim Kashkashian? Esta es una buena playlist.
No todo en los medios se trata de obtener buenos números, de ganar clics. También se trata de sembrar algo que no podrás borrar nunca de la mente de alguien, así sea una sola persona. Ahí están los infaltables. Gracias, Carlos Heredia.
Suerte y pulso.
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