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Reedición triunfal y merecida resurrección del trabajo de la banda capitalina de los ochenta. Luego, una reconstrucción de la noche de perros que vivieron los caníbales estadounidenses el pasado viernes, en Bogotá.
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Cuando lo que le dan son soluciones para todo menos para los problemas

Hace unas semanas una amiga me invitó a su apartamento nuevo, que tomó en arriendo con otros dos sujetos. Ella me contaba, a manera de anécdota, que el piso es propiedad del cura Rozo, si, aquel del que dicen abusaba de los pelaos que tenía a su cuidado. Mi espanto se vio neutralizado cuando encontré unos acetatos que reposaban acuñados sobre la chimenea, como abandonados por otra generación de arrendatarios o por un sacerdote con una doble vida: Estaban ‘Thriller’, de Michael Jackson, uno de Madonna e, insólitamente, ‘Chapinero Gaitanista’ y ‘Orden público’, dos obras hermanas de la historia del rock colombiano más independiente e impertinente de finales de los ochenta.

Hoy el cura Rozo está absuelto por la Iglesia y parcialmente por la justicia, y el país sigue adormeciendo sus problemas con placebos. Por eso, es refrescante ver el retorno sonoro -o al menos un agite melancólico temporal- de la banda bogotana Hora Local (la que aparece en la foto), cuyas letras evidenciaban sin mamertismos esos absurdos nacionales dignos de caricatura.

Se trataba de una diversa congregación de sujetos que surgió en 1987 bajo el nombre de Box Dei hasta que uno de los integrantes les contó a los demás que ya había una banda Vox Dei en Argentina, mucho más importante que su hato subversivo: Gonzalo de Sagarmínaga (De Lux Club y otros proyectos), Luis Uriza, Ricardo Jaramillo (actual codirector de la Orquesta Filarmónica de Bogotá), Andrés Rojas (contratenor), Pedro Roda, Nicolás Uribe y la dupla Eduardo Arias-Karl Troller (los gorditos de Zoociedad, la gente de la Orquesta Sinfónica de Chapinero).

Su centro de operaciones era la casa de Uriza, en donde todo comenzó como un grupo de estudiantes de la Universidad de los Andes con ganas de hablar de los contrastes entre Chernobyl y Patio Bonito, entre el gol de Freddy Rincón en Italia 90 y una Londres destruida por una explosión. Sus escenarios fueron las universidades Nacional y Javeriana, además de la red de bares -uno de los cuales era dueño Carlos Vives- que surgió con la ola del Rock en Español de la segunda mitad de los ochenta y que en 1989 se encontraba moribunda, apenas para la entrada del rock más anglo y visceral del momento, el grunge.

¿Cómo sonaba Hora Local? Era la gran patada a los riñones en un momento en que lo que más sonaba era la estilizada Compañía Ilimitada. Hora Local era visceral, sucia, oscura para el momento. Era ese rock necesario que parecía tener principios. Era como si The Clash hubiese nacido detrás de la Iglesia de Lourdes.

Gracias al capricho de Adelaida Callejas, esposa de Arias, surgió este nuevo álbum: Soluciones para todo menos para los problemas, que es en realidad una compilación del sencillo ‘El Rock no te necesita’, de 1989, y del único álbum que sacaron, Orden Público, de 1991, además de dos canciones inéditas. Además incluye un segundo disco que está compuesto de tributos a Hora Local, versiones libres de sus temas por Aterciopelados, Morfonia, Mapa Teatro, Odio a Botero y otros tantos artistas, y las dos superdestacables versiones hechas por Nawal y Carlos Vives, en verdad dos excelentes grabaciones.

Pero ojo, no es una remasterización: Lo que hicieron fue tomar las mejores piezas en acetato que encontraron del material y hacer una copia limpia y fiel al sonido original, pero que a veces suena a acetato, no lo dude. Eso no significa que el resultado no haya sido excelente. En serio es una pieza para coleccionistas del rock nacional. Canciones tan ácidas y tan pegajosas como ‘La chica de Chernobyl (ya no puede concebir)’, las muy británicas ‘Londres‘ (no por el nombre, sino por el sonido) y ‘Pasó de todo‘, y las sarcásticas ‘El mundo que los hippies construyeron‘ , ‘Ella soñaba‘ o ‘Patio Bonito‘.

Sin embargo, las tres mejores canciones, creo yo, son ‘Héroes americanos’ (cuyo montaje en ese entonces fue muy profesional, tenían la producción de José Luis Moure, el bajista de Los Toreros Muertos) que, bueno, hay que decirlo, evoca inmediatamente a ‘Heroes‘ de David Bowie, y ‘El rock no te necesita‘, que tiene esa candela parecida a la de bandas españolas como precisamente Los Toreros Muertos o como las argentinas Sumo o Los Redondos.

En el disco 2, Tributo, además de lo que hacen Nawal (‘Implicados’) y Carlos Vives que suena espectacular con ‘Londres’, aparece la reunión de la Orquesta Sinfónica de Chapinero’ (Eduardo Arias y Karl Troller), la misma de ‘Chapinero Gaitanista’ (un álbum genial con referencias algo evidentes a Sandinista, de The Clash) y un buen álbum que creo que aún se puede conseguir en CD, ‘Transite bajo su propio riesgo’, en el que se relata cómo sería Bogotá dentro de varios siglos, cuando una tropa extraterrrestre venga al planeta y recorra las ruinas de una metrópoli escondida bajo la tierra.

Arias y Troller pusieron de cuota el mix de samplers ‘Héroes implicados: Nada qué decir’, que se despacha sin piedad contra lo que consideran los absurdos implicados de hoy en día: Álvaro Uribe y todo el actual gobierno colombiano. Duro, duro, duro.

La presentación en sociedad del nuevo álbum será mañana, miércoles 22 de agosto, en la sede de Mapa Teatro, en Bogotá, a las 7: 30 p.m…. Ojalá vayan, melómanos.

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Cannibal Corpse se llevó bonitos recuerdos de Bogotá

Si, es cierto: No se trata de los niños cantores de Viena sino de la banda más fuerte del Death Metal de Buffalo desde hace más de 20 años. La misma que ilustra las carátulas de sus álbumes con una mesa de cirugía de un aborto sanguinolento ejecutado por esqueletos poseídos (cuyo título es ‘Butchered at birth’) o un calavérico sujeto hecho trocitos que sale del ‘Tomb of the mutilated’. La misma de la que algún crítico dijo ‘si el vómito fuera una película, esta sería su banda sonora’.

Con esas consideraciones, talvez uno llega a pensar que estos tipos hambrientos de prójimo están acostumbrados a noches de perros como la que vivieron el pasado viernes en la bodega de Hangar Films. Bueno, pues resulta que no: Son músicos profesionales y se apenan tanto como cualquier otro cuando no le pueden dar a su público el espectáculo que querían ofrecer. Así lo aclara la banda mediante comunicado en su página oficial: Clarification about Colombia , una respuesta a los fanáticos colombianos que suscitó que la Caja de Resonancia se metiera en dos temas que generalmente no aborda: el death metal y el mensaje mamerto acerca de la violencia en los espectáculos.

Resulta que la banda sólo pudo tocar durante una hora, es decir, 11 canciones en vez de las 18 que normalmente tocan en sus demás conciertos. Según he investigado y lo que he leído, estos fueron los hechos:

1) Dos músicos de la banda estaban enfermos, en particular el bajista Alex Webster, al parecer intoxicado por comida; en consecuencia, tuvo que abandonar el escenario en dos ocasiones para ir a hacer lo que… su cuerpo le demandaba. Al regresar de la segunda ocasión, aprovechó sus precarios conocimientos de español para ofrecer disculpas al público porque tendrían que parar, puesto que, según Webster, habían recibido notificación de la Policía de que debían terminar ya que se había armado una batalla campal en la puerta de la bodega. Webster aclara en un segundo comunicado de Cannibal Corpse que talvez fue malentendido por el público que creyó que la banda dejaba de tocar por una diarrea.

2) Según los organizadores, se vendieron 800 boletas cuyo valor unitario era de $70.000, pero el día del concierto llegaron otras 100 personas que, sin boleta, ingresaron a la fuerza ‘luego de atacar y herir a algunas personas de la organización’. Sin embargo, no son pocos los que se quejan de que compraron boleta y sin embargo estaban atascados en la turba, fuera de la bodega, cuando la banda ya estaba tocando. Eso, por supuesto, saca de quicio a cualquiera, pero el asunto es peor cuando la salida de quicio es masiva.

3) El concierto comenzó a las 8:15 p.m., es decir, dos horas y 15 minutos después de lo anunciado.

4) Según testigos y como lo anota la banda en su primer comunicado, el sonido puesto en Bogotá estuvo terrible. La responsabilidad corría por parte del organizador local.

5) Cuando las personas que estaban afuera decidieron entrar a la fuerza, destrozaron algunas vallas y causaron un colapso. De repente, comenzaron a lanzar cosas al escenario. Según la organización, en el incidente tuvieron lesionados.

6) En medio de la confusión, a Cannibal Corpse le robaron un pendón y unos pedales de los instrumentos.

Los organizadores del evento también emitieron un comunicado en el que presentan una lista de los hechos que ellos vieron. En el documento anuncian, además, que no volverán a organizar conciertos en lo que les resta de vida.

La experiencia fue horrible para todos: Una banda que viene a darles un show a sus fanáticos y simplemente terminan descepcionándolos pese a los esfuerzos; un público fiel –sólida fidelidad de la cultura de metaleros de Bogotá, uno de los mejores escenarios para las bandas de metal en todo el mundo– que se sintió estafado por la situación y, encendido en ira, reaccionó violentamente y con ello nutrió el cliché estúpido de que los metaleros significan problemas; y unos organizadores novatos que vivieron la peor pesadilla de sus vidas y  que seguramente enfrentarán una serie de demandas por desacatos de contratos… ah, y sumen a la lista un pobre músico que dejó su furia metalera en el ‘toilette’ de una bodega en Suramérica y no pudo probar bocado en todo el fin de semana.

Suerte y pulso, amigos.

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