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Fuera de toda interpretación convencional sobre los problemas del mundo, aún existen grandes autores que se preocupan por reinterpretarlo de una manera no tan común. Eso sucede con uno de los libros del profesor Daniel W. Drezner titulado “Teorías de Política Internacional y Zombies”.
Ante cualquier espectador desprevenido, pareciera ser un simple y vago texto de algún sujeto que quiere llamar la atención. No obstante, el acaparamiento de la atención bajo este libro no es vano, sus ideas y argumentos de cómo el mundo es interpretado a la luz de los personajes “muertos pero no vivos” toman un gran sentido en la visión y comportamiento de algunos Estados.
Por ejemplo, el caso de Haití es uno de los más curiosos. Haití es un Estado zombie. Lo es básicamente porque es un sujeto “muerto” en el sistema internacional pero devora al mismo tiempo los cerebros de otros actores. Es un gran absorbente de cooperación internacional, y un agente desgastador de las iniciativas humanitarias; es un Estado zombie porque a pesar de la constante y gran ayuda internacional no pareciera haber una reactivación de algo que medianamente se pudiera denominar “Estado” al referirse a ese país. Lo mismo puede ocurrir con algunos de América Latina o África, países de eternas ayudas y constantes muertes.

Por otro lado, la zombificación de la humanidad no es algo exclusivo de la ciencia ficción. Así como existen películas, series de televisión y algunas historietas frente a la dinámica apocalíptica de los zombies devorando cerebros humanos, la realidad no está tan alejada de algo similar. El sistema internacional está cundido de actores que reciben y se convierten en “hoyos negros” donde la ayuda y asistencia pareciera no contribuir a una capitalización de desarrollo, desangrando y “devorando cerebros” de fuentes e instituciones.
En otro nivel, es válido decir que existen dinámicas zombies dentro de las organizaciones, instituciones y Estados. Por ejemplo, en Venezuela su presidente puede ser un zombie si se mira desde el punto de vista que se ha alimentado de todos los recursos y tiene a Caracas “sin cabeza”.
En toda institución hay alguien que come de otros para vivir; personas que se convierten en “spoilers” en el buen funcionamiento organizacional y que boicotean distintas iniciativas.
Finalmente, la pregunta es ¿la ciencia ficción se alimenta de la realidad, o la realidad de la ciencia ficción?, sin importar a grandes rasgos la respuesta, todo parece indicar que desde siempre los zombies han estado entre nosotros.
Profesor de Relaciones Internacionales – Universidad Santo Tomás
@cesarnino4