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La Cartagena de postales, con ciudad amurallada e historias de piratas, no es la de la mayoría de nativos y menos la de las inmigrantes venezolanas. Ellas, con no más que una referencia de Internet y un bebé a punto de nacer, salen del país vecino con la esperanza de que sus hijos escapen del círculo de pobreza que han vivido.
Con los pies cansados y las manos hinchadas, con poco dinero y sin papeles, llegan a La Heroica después de 9 horas en bus y 9 meses de embarazo. Solo en los dos primeros meses de este año ya han sido atendidas 82 venezolanas en la clínica Rafael Calvo de Cartagena.
La llegada de estas personas responde a la crisis económica y de legitimidad política por la que están atravesando. La Encuesta Nacional de 2016 arrojó que el 82% de los venezolanos vive bajo el umbral de pobreza.
Así pues, esta movilidad ha tenido repercusiones directas sobre las políticas migratorias de Colombia pero, en especial, sobre el sistema de salud. Rocío Mendoza, subgerente de una clínica en Cartagena, dijo para el diario El País de España que las mujeres esperan a estar a portas de parir porque saben que “si se trata de una urgencia no miramos de dónde vienen ni quién paga la cuenta; primero es la vida”.
Sin embargo, los costos de atención para las venezolanas no son tan amables como la labor médica individual. Entre enero y febrero de este año las cuentas ya rebasan los 17.000 millones de pesos, lo que ha traído consigo críticos punzantes que piden que se fortalezcan las medidas antiinmigración y que se de prelación a los colombianos en una atención médica que ha cojeado por años.
Mas lo que pasan por alto, aquellos presurosos de las palabras, es que Colombia está en deuda con el país hermano por las millones de personas nuestras que acogió durante la época de la violencia. Colombianos que escaparon de nuestro país y que fueron recibidos en calidad de refugiados o de ciudadanos, con todas las connotaciones económicas que eso tiene.
Asimismo, aquellas personas desconocen que nuestro país, en esencia, es un país de emigrantes. Para el 2012, por ejemplo, 4.7 millones de colombianos vivían en el extranjero. Así pues, no solo es descarado dar la espalda a los venezolanos que piden ayuda ahora y, por supuesto, con ello recursos, sino que reforzar las políticas fronterizas de Colombia significaría cerrarlas; pues ya son de por sí limitadas. Colombia no se puede jactar particularmente de su generosidad a la hora de apoyar las causas de los demás países latinoamericanos, ni hoy ni a lo largo de la historia ha sido un país amplio con el resto del continente.
Mientras tanto el personero de Cartagena, William Matsón, ha sugerido que los venezolanos reciban trato de refugiados para agilizar el servicio médico y saltar la burocracia en la atención; pero en tanto sigamos viviendo en el anacronismo de nuestras políticas sociales habrá quienes seguirán pensando que es mejor que mujeres embarazadas, solo por el hecho de ser extranjeras, mueran desangradas en las puertas de un hospital.
hola
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La realidad es que es un porcentaje muy alto de Colombianos que se regresan . También de hijos de Colombianos , nacidos en Venezuela.Y que pensar que en este momento se están desplazando familias en la frontera hacia Venezuela, producto del conflicto.Esto va para largo, porque ni en Colombia, ni en Venezuela, se esta abordando con seriedad una realidad tan compleja.Los Colombianos que aun no nos regresamos estamos entre la espada y la pared.
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[…] Por María José Peláez Sierra en Blogs del diario El Tiempo (Colombia) […]
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[…] Por María José Peláez Sierra en Blogs del diario El Tiempo (Colombia) […]
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[…] https://blogs.eltiempo.com/campamento-de-los-mojados/2017/03/29/embarazadas-pobres-e-inmigrantes-una-… “Embarazadas, pobres e inmigrantes: una travesía de Venezuela a Colombia”, por: María José Peláez Sierra, “solo en los dos primeros meses de este año, ya han sido atendidas 82 mujeres de ese país en la clínica Rafael Calvo, de Cartagena”. El Tiempo […]
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La realidad venezolana es muy alarmante, nuestro apoyo debe ser contundente y sincero para un pueblo que ha sido generoso , y nosotros serlo aun mas con sus mujeres que hoy son ultrajadas y humilladas por el gobierno venezolano, Gracias Colombia y que la paz llene su tierra y sus corazones.
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Este artículo muestra el porque a los colombianos nos interesa la suerte de Venezuela, nuestros esfuerzos económicos no alcanzan pare proveer salud y condiciones de vida a todos los colombianos y menos para hacernos cargo de mas personas y con esas características.
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que realidad cruda viven en el vecino pais.
efectos de un gobierno que no pudo aprovechar las vacas gordas por mantenerce en el poder
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