Aún parece el primer día luego de 22 años de la llegada a los torneos de clubes a un nivel más cercano al profesional. El baloncesto nacional ha visto desfilar patrocinadores que desaparecen con más rapidez que un dulce a la salida de un colegio. Por eso, cuando llega alguien que muestra un poco de interés, los directivos nacionales se abrazan como recién nacido a su madre.

Ese pequeño llamado básquet colombiano no es un rechazado por las diferentes marcas del país, sino que como un niño descuidado no ha tenido un proceso de crecimiento adecuado: después de dos décadas en realidad no hay una estructura clara y seguimos dando palazos de ciego, comportándonos como los padres irresponsables que no tienen trabajo ni visión.

Por eso, este orfanato en el que ahora está el pequeño y que asume como patrocinador actual luce como un lugar ideal, un sitio al que el niño debe acomodarse y comportarse al nivel de sus reglas, sin importar si en realidad tiene un desarrollo. Ahora, cuando las condiciones cambian a favor del menor, el orfanato ya no quiere seguir atendiendo las necesidades básicas. En palabras más directas, el correo de brujas dice que el actual patrocinador del baloncesto colombiano no estará en el segundo semestre.

 Toda crisis es oportunidad y una marca exigente pensaría en estructurar un proyecto a largo plazo para el baloncesto colombiano. 

No se puede seguir con la misma realidad de las últimas dos décadas, saltando de un lado al otro y con un conformismo en medio de la mediocridad tanto a nivel de clubes como una dependencia de la actualidad de los jugadores en las selecciones. El actual patrocinador apoya el torneo y lo ha hecho de una manera muy grande, lo que se le debe agradecer aún. No obstante, resulta curioso que esa marca no haya exigido por más y no se haya trabajado desde la Federación Colombiana de Baloncesto para los más jóvenes ni buscado que se realizara el torneo a partir de una División de Baloncesto Colombiano que estuviera dentro de las normas del Sistema Nacional del Deporte.

Sería desagradecido desconocer lo hecho por el actual patrocinador pero es importante recordarle a los directivos que el baloncesto colombiano no le pertenece a ninguna marca. Eso nos hace Campeones del pueblo.

Bienvenido a esta comunidad de Campeones del pueblo.
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