Somos los mejores críticos y desleales cuando las cosas van mal y los más triunfalistas y acomodados cuando llegan los triunfos. Por eso las comparaciones entre los triunfos de Falcao y Fernando Gaviria no son hechos aislados en nuestro deporte.

Si esto no se pareciera tanto al baloncesto colombiano ni siquiera me tomaría la molestia de mencionar a un futbolista y a un ciclista nacionales en un espacio que busca difundir el deporte de la pelota naranja. Pero si usted no es de los que voy a mencionar, entonces estamos en el mismo equipo.

Radamel Falcao García era considerado exjugador, viejo y demás adjetivos despectivos hace un par de año y hoy todos se subieron al bus de la victoria del primer colombiano en ser campeón de la Liga de Francia, en el capitán del equipo que rompió la racha ganadora de su gran rival. Por otra parte, en Italia a Fernando Gaviria lo dejaron de considerar un cobarde por no seguir en el ciclismo de pista para convertirlo en un héroe por ser el colombiano que más etapas ha ganado en una sola edición de una carrera grande.

Si en ambos casos la acomodada no fuera tan común, no estaríamos ante la crítica inclemente al baloncesto colombiano como un deporte que según ellos no hace parte del fenotipo de este país. Sin embargo, ahora que estamos en un momento histórico con la Selección Colombia y que las mujeres muestran cada vez más progreso los veré aplaudiendo de pie y diciendo que sí vale la pena soñar con este deporte.

Amigos, a nuestros deportistas debemos creerle y en el deporte debemos depositar nuestra apuesta para el futuro de la juventud. Pero la indignación no puede ser hacia los atletas, pues una cosa es que las directivas no tengan una gerencia adecuada y otra que los involucrados en el mundo del basket no tengan materia prima para salir adelante. No sea que más adelante sean como Falcao y Fernando Gaviria.

¿Por qué vale la pena creerlo? Porque Colombia es Basket.

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