Cuando el baloncesto y el deporte nacional aprendan a asumir aprendizajes de sus derrotas y no a atacar al caído empezará su camino a la grandeza. Eso lo están aprendiendo nuestras figuras y hace un par de décadas lo dijo un técnico de fútbol colombiano, en una burla de un país que tiene muchas personas guiadas porque su propia mediocridad debe ser la ruta a seguir.

La frase ‘perder es ganar un poco’ refleja la reflexión ante la impotencia, pero en sí misma es poco si no la asumimos como una fórmula dirigida al cambio. Así lo entendió en su momento Fernando Gaviria, el ciclista que con cuatro triunfos, dos consecutivos, en el Giro de Italia enorgullece al país y al continente. Tras fallar por la lucha de la medalla en la pista de Río-2016, guió su capacidad a ser el mejor embalador del ciclismo de ruta. Y en la actualidad lo es. Vea pues: perder es ganar un poco.

El baloncesto colombiano, con una historia de más de un siglo en el país, podría aprender algo de este ciclista colombiano de 22 años. Y es que en lugar de pensar que los mismos directivos que tienen estancado al deporte por más de tres décadas harán el cambio podrían rediseñarse y apoyar a sangre nueva en gerencia que pueda aportar nuevas ideas. Digo: con 71 años, un directivo en Colombia difícilmente ofrecerá caminos diferentes a los que nos han llevado al fracaso.

El problema es que acá cuando se pierde en el basket, en lugar de ganar un poco, se intenta repetir la fórmula de la derrota pero con mentiras internas de que hay un cambio: por eso nadie le quiere apostar, porque para perder y ganar un poco es necesario aprender que las fallas nos invitan a modificar la estrategia así como la conocemos. De no ser por íconos de la pelota naranja nacional que mantienen el deporte vigente es posible que las viejas costumbres ya hubieran acabado el sueño.

Si seguimos en pie es porque en realidad Colombia es Basket.

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