Juan, quiero contarle de algo inquietante: la penúltima charla nuestra, titulada La Rabia, con la que se terminaron las nueve charlas sobre razones del gran descontento del pueblo colombiano, recibió el mayor número de vistas que hemos tenido.

Pero nuestra última charla, Juan, en la que empezamos a dar las soluciones para el gran descontento del pueblo colombiano, tuvo un número de vistas mucho más bajo.

Pues eso sí es muy preocupante, don Bruno, porque parece mostrar que la rabia es mucha y que esa rabia se quiere expresar como sea, sin importar lo que se puede hacer para quitarla.

Ay, Juan, que no se acabe con todo de nuevo en Colombia para después salir del lodo.

Ay que no, don Bruno

Bueno, pero démonos un saludo y sigamos ofreciendo soluciones para que eso no pase.

Buen día, Juan, buen colombiano.

Buen día, don Bruno, buen colombiano.

Buenos colombianos son la mayoría de ellos, Juan.

Sin duda don Bruno, entonces, ¿cómo llegan a gobernarnos tan fácilmente los malos colombianos?

Precisamente, Juan, porque como la mayoría de los colombianos son buenos, confían en sus hermanos colombianos y los colombianos vivos se aprovechan de eso.

Si, don Bruno, y una vez llegan esos vivos colombianos a gobernarnos, hacen que gobernar en Colombia sea completamente inentendible y así pueden hacer y deshacer a su antojo.

Si, Juan, y su antojo no es el bienestar de los colombianos sino el de ellos mismos.

Que sí qué, don Bruno

Con razón el pueblo colombiano está tan descontento

Oiga entonces, Juan, sobre eso de lo inentendible del gobernar colombiano.

Inentendible: Los ciudadanos colombianos, de cualquier estrato, no entienden el complejísimo, rebuscado y ofuscador enredo de los sistemas electorales colombianos.

¿Usted entiende el sistema electoral colombiano, Juan?

Para nada, don Bruno.

Pues yo tampoco.

Eso, don Bruno, solo lo entienden los políticos, y así les gusta.

Pero, Juan, queriendo cumplir con su deber democrático, los colombianos eligen a ciegas un montón de funcionarios sin conocerlos y los políticos saben eso y lo aprovechan, no para el bien de Colombia.

O, Juan, dándose por vencidos con la pantalla de humo electoral, los colombianos- ¡no votan!

Entre lo uno y lo otro, Juan, la democracia colombiana está sumamente aminorada y es inefectiva, es antidemocrática, por bien intencionada que sea.

¡Y el costo!

El costo de los procesos políticos colombianos ¡por Dios, Juan!

Tantos procesos electorales – elecciones, consultas, segundas vueltas – todo lo cual lo paga el pueblo colombiano, además de sostener con lujo a tantos elegidos, la mayoría de los cuales el pueblo no sabe de donde salieron ni qué hacen.

Sí que da verraquera, ¿cierto, Juan?

No, don Bruno, lo que da es rabia, porque uno sabe que mantienen embobado a todo Colombia para aprovecharse.

Con razón el pueblo colombiano está tan descontento

Y los enormes costos de esos procesos políticos, Juan.

-Costo de lo que absorbe de los aportes tributarios de todos los colombianos, tan necesitados en otros campos,

-Costo en tiempo de la nación y la disminución del PIB resultante,

-Costo de tantas elecciones de tantos candidatos desconocidos antes y después de las elecciones,

-Costo de consultas,

-Costo de segundas vueltas,

-Costo de reembolsar múltiples campañas electorales, la mayoría sin la menor esperanza, pero todas ya financiadas por individuos no relacionados de otra manera con el proceso político, que lo que los distingue es que tienen recursos superiores a los demás y por lo cual son privilegiados para cobrar preferencias contractuales estatales y favores políticos.

O sea, la corrupción y la anti-democracia antes que la democracia.

Tanto show, Juan, de democracia para que no sirva y que sus resultados sean que no se puede gobernar en Colombia porque la democracia se vicio, al hacerla extensiva a cuantos sea posible sostener, a cargo de la nación, promoviéndose a sí mismos por encima de cualquier asunto que sea por el bien de la patria.

Con razón el pueblo colombiano está tan descontento

El pueblo colombiano paga demasiadas elecciones desmedidamente costosas, engorrosas y de resultados inefectivos para no quedar representado, por estar tan sobre representado que ni conoce a sus representantes, quienes a la vez desconocen al pueblo, y quienes obran por sí mismos y no por su pueblo, y ese pueblo ya paga un presupuesto nacional que está tan sobre inflado que va explotar.

Con razón el pueblo colombiano está tan descontento:

Juan, se identificó el problema del coronavirus pero ni casi se identificaron las razones del malestar del pueblo colombiano, y la manifestación de ese malestar fue pospuesta por la pandemia, pero volverá a sentirse con mayor insistencia, sobre todo por haberse desconocido otra vez durante otros cuatro años.

Me temo demasiado que si, don Bruno. Ojalá nuestro debate sobre Colombia se conozca a tiempo para que se arreglen las cosas.

Ojalá, Juan.

Don Bruno lo que he estado pensando sobre la política colombiana es esto:

Que no les valga a todos los colombianos un ojo de la cara la administración de la patria, que es de ellos, no solo de los que la gobiernan.

Que sí qué, Juan, y es un ojo de la cara de plata botada porque buena administración de la patria no hay actualmente.

Lo que hay, Juan, es abuso y maltrato y sobre reglamentación absurda y descaradamente costosa en sus multas, que son para el mayor lucro de esa inoperante y corrupta administración, que hace las multas tan desmedidas para los ingresos de los colombianos que la opción de sobornar es prácticamente la única viable.

Y peor todavía, don Bruno, lo que yo veo es esto…

Que la principal preocupación de todo nuevo gobierno es ajustar el presupuesto nacional, ya tan sobre dimensionado, hacia arriba, con una reforma tributaria, a pesar de que los colombianos están ya ahorcados por impuestos. Pero lo cual le es más fácil para el nuevo gobierno que emprender la labor de reducir el tamaño del estado y hacerlo efectivo y eficiente para el menor costo posible y el mayor beneficio posible de la ciudadanía colombiana.

Con razón el pueblo colombiano está tan descontento.

Juan ¡me asombras! Mañana seguiremos con cosas asombrosas.

Qué bueno, don Bruno, porque ya estoy bien asombrado y me está gustando estarlo.

Pues, Juan, le va gustar bastante la charla de mañana que será sobre la propuesta de la nueva forma de gobernar para Colombia, que estamos llamando «Democracia Dual Colombiana».

Y de una vez Juan hablaremos de cómo debería funcionar el poder político colombiano.