Nota introductoria – actualidad política y económica.
Para los próximos cuatro años de la presidencia colombiana en su frente político, solo se puede esperar, en el mejor de los casos, que habrá prender y apagar de incendios resultantes de la confrontación entre izquierdismo y establecimiento o entre establecimiento e izquierdismo, dependiendo cuál gana la presidencia, empeorando así el gran descontento del pueblo colombiano y empeorada será la confrontación política por la falta de gobernabilidad que impone el actual sistema político Colombiano y el fraccionado, ciego y sordo Congreso colombiano.
Pues, como si fuera poco, a Colombia le va a tocar, a la vez, enfrentar la escasez y el alza de precios descomunales por las consecuencias económicas mundiales de la guerra de Putin, sumado al gran desacelere de la economía mundial y, por ende, de la economía y la riqueza de Colombia.
Un pueblo con gran descontento, además con penuria en sus bolsillos, no será un cuadro bonito de admirar.
Y el nuevo gobernante de Colombia, cualquiera de los dos que sea, será alguien no suficientemente experimentado o educado en el gobernar y en ser estadista, profesionalizado, capacitado, visionario o conocedor de mundo para garantizarle a Colombia el manejo óptimo de esos retos económicos venideros y la minimización más amplia posible de su efectos sobre los colombianos.
El gobernar colombiano se ha acostumbrado a recostarse económicamente en los ingresos del narcotráfico, el cual le ha abastecido hasta ahora por ser tan significantes. De hecho ¿qué medidas económicas se han tomados en las últimas décadas? Ninguna que alguien recuerde.
El gobernar colombiano, por dejado, ha dejado que, con los recursos del narcotráfico, Colombia se convirtiera completamente dependiente del resto del mundo para comer y para producir.
¡Qué desgracia, por Dios!, siendo Colombia rica en todo lo que la naturaleza le puede dar para ser autosuficiente.
Y, mucho ojo, los ingresos del narcotráfico se verán afectados proporcionalmente por la alza de precios global y la baja del crecimiento económico mundial.
A diferencia de otros productos, la materia prima del narcotráfico seguirá abundante y barata pero la demanda bajará precipitadamente por ser la droga completamente suntuaria.
¿Qué va a hacer Colombia con muchos menos ingresos del narcotráfico y con escasez y alza de precios y sin poderse auto- sostener de ninguna manera?
Además, Colombia no solo depende del resto del mundo, sino que no tiene reservas estratégicas de ninguna clase para afrontar periodos de escasez e incertidumbre. No tiene reservas de granos, de fertilizantes, de pesticidas, de petróleo, no tiene reservas de nada.
Tiene carne, muy cara, pero esa carne ya el resto del mundo se la está llevando, sabiendo lo que le viene.
Colombia está a la merced del resto del mundo por culpa del sus pésimas administraciones.
Y al resto del mundo ya no le va a sobrar para venderle Colombia y lo que le sobra lo va a cobrar muy caro.
El próximo gobernante colombiano lo último que va a necesitar es la ciega y destructiva oposición.
De pronto sí va a necesitar oposición seria para las bobadas con las que probablemente va salir.
Pero, para salvar a Colombia de su propio porvenir político, social y económico tan altamente incierto y potencialmente incendiario, y para llevar a Colombia cómodamente al otro lado de la crisis política, social y económica mundial, hay que prestarle toda la ayuda que se pueda.
Hay que dejar de decir, “eso es problema del gobierno”.
El alto sector económico privado colombiano, tan dado a tomar esa actitud de que “eso es problema del gobierno”, se tiene que poner al frente de abastecer a Colombia con todo lo que va a necesitar y que no se va encontrar a precios alcanzables para todo el pueblo colombiano.
Y no se le dice que lo haga por patriotismo, sino por su propia continuada supervivencia y prosperidad, porque, entre peor esta Colombia peor esta su alto sector económico privado, y, entre mejor esta Colombia mejor esta su alto sector económico privado. ¡Por Dios!
Esta es una cosa que siempre ha ignorado y sigue ignorando ese alto sector económico privado colombiano por estar tan empeñado, día a día, en sacarle a Colombia todos los centavitos que le sobran.
No tengo duda de que las Fuerzas Armadas colombianas ayudarán en lo que les llegase a ser necesario, ellos sí con patriotismo.
Porque las fuerzas económicas privadas colombianas no son capaces de pensar y obrar así, con patriotismo.
Al alto sector económico colombiano debe garantizar el nivel de vida de los colombianos durante los tenebrosos años venideros.
Para terminar esta introductoria con el calvario político que le puede venir a Colombia, esto es lo que tiene que ser escuchado.
El gobernante que gane, cualquiera de los dos que puede ser, tiene que ser aconsejado, controlado y apoyado por el que pierda.
Hay que dejar la política destructiva a un lado ahora.
Hay que suprimir ya mismo los rencores, la agresión, el egoísmo y la retribución, que se han convertido en las características principales de la política colombiana, características correspondientes al egocentrismo político colombiano y sus egoístas políticos colombianos, ¡que son todos!, características no correspondientes a política patriota ni a políticos patriotas.
Hay que sentir el ¡viva Colombia! no el ¡muera Colombia!
Y los años venideros decidirán si revive Colombia o reflaquea Colombia.
Y la única corporación colombiana que puede garantizar el guiar y apoyar de parte de toda la estructura política colombiana al gobierno entrante es el congreso colombiano.
¡El Congreso colombiano tiene que unirse por Colombia y abrir sus ojos y sus oídos!
Si falla Colombia ahora, será por culpa de su Congreso.
Juan y don Bruno, de una sola voz, gritan ¡viva Colombia!
Bueno, vamos con la última «Charla con Juan sobre la «Democracia Dual», y luego Juan y don Bruno charlarán sobre economía.
Los gallos están cantando, Juan, y se acerca la madrugada, como dice la linda canción.
Y oiga, don Bruno, que de verdad están cantando los gallos en este hermoso amanecer.
Por el amanecer tan bonito es que cantan, don Bruno.
Y por las gallinas, Juan.
Jeje, don Bruno.
Bueno, Juan, atemos los cabos de nuestras charlas políticas y zarpemos con nuestras charlas económicas.
Estoy seguro, don Bruno, que todo Colombia estará abordo cuando oigan todo lo que hemos dicho y diremos.
Que esperanza tan bonita, Juan. Aquí voy entonces:
La política es una profesión
No se gradúa de político en la universidad sino en la práctica y al vivirla.
Y la política es una profesión que necesita de mucha práctica y vivencia.
La política es muy competitiva y requiere de muchas habilidades personales.
Requiere inteligencia, requiere sana ambición, requiere visión, requiere decisión, requiere determinación, requiere dedicación, requiere astucia, requiere diplomacia, requiere negociación, requiere coraje, requiere agilidad mentalidad, requiere personalidad, requiere auto confianza, requiere presencia personal, requiere carisma, requiere fortaleza física, requiere comunicación, requiere observar, observar y observar, requiere analizar, analizar y analizar, requiere mucho estar entre todos los ciudadanos y en el desenvolver del país, requiere honestidad y honradez, requiere vocación de servicio, requiere poner a los demás antes que a sí mismo, requiere modestia, requiere dignidad.
Requiere patriotismo.
De modo, Juan, que la gente común colombiana tiene que estar muy consciente de eso y estar decidida a aprender política y a entender que cuando lo hacen mal, están haciendo el mal a todo Colombia y a todos los colombianos presentes y por venir, y cuando lo hacen bien están haciendo el bien a Colombia y a todos los colombianos presentes y por venir.
Don Bruno, yo soy de la gente común y le digo que yo tengo todas esas habilidades que expone y sé que casi toda la gente que conozco las tiene también, entonces no veo por qué no podemos nosotros, la gente común, aprender de política y hacerla con esmero y ese patriotismo.
¡Bien dicho, Juan!
Y sí, sin ese patriotismo no hay sino anti-política, y ¿dígame si usted ve entre los políticos actuales siquiera rasgos de esas nobles habilidades políticas?
Ni pio, don Bruno.
Juan, Winston Churchill dijo que la democracia es la mejor de las peores opciones, con lo cual solo se puede suponer que quería decir que, como el hombre no es perfecto, el gobernar al hombre por parte del hombre tampoco lo es.
Pero no por ello, Juan, se debe dejar de buscar el mayor perfeccionamiento posible de la democracia, ajustada a las condiciones de vida modernas y a las circunstancias de la nación en cuestión.
Para ello lo que hemos llamado, la «Democracia Dual» responde como la mejor de las mejores opciones para Colombia.
De acuerdo, don Bruno.
Aquí esta, Juan, lo que dijo el expresidente Álvaro Uribe en su discurso de posesión del 7 de agosto del 2002:
«Nuestro Estado es gigante en lo burocrático, ineficaz frente a la corrupción que maltrata las costumbres políticas y peligrosamente pequeño en inversión social. El Estado tiene que ser promotor del desarrollo, garante de la equidad social y dispensador del orden público. No puede ser obstructor de la iniciativa privada, ni estar ausente frente a los reclamos sociales.
La revolución de las comunicaciones facilita un Congreso reducido en cantidad y costos, mezcla equilibrada de la representación y la participación, más integrado con la ciudadanía y más eficaz en sus tareas. La independencia frente al Ejecutivo no requiere un Parlamento de gran tamaño sino que la opinión lo observe y controle.»
Juan, lo que Álvaro Uribe intuía hace 20 años, aquí lo hemos concretado bajo el concepto de Democracia Dual con toda la explicación, el detalle y la estructura del caso, que si él hubiera conocido en ese entonces Colombia hubiera sido 20 años mejor gobernada y no 20 años mal gobernada como ha sido.
Pues, don Bruno, nunca es tarde y mejor saber muy bien qué es lo que se debe hacer antes de hacerlo.
Qué sabio eres, Juan.
Es el momento histórico, Juan, para la «Democracia Dual», en cuanto antes, había que hacer nombramientos dobles por regiones debido a las distancias y las tanto menos efectivas comunicaciones.
De acuerdo, don Bruno.
Juan, en Colombia, en el bicentenario de su Constitución, el modernismo permite volver a la antigua Atenas, cuna de la democracia que, en su forma original, le permitía a cada ciudadano un voto directo sobre cada tema que lo merecía.
La «Democracia Dual», Juan, en la que el poder democrático de cada tema que lo merece se origina en cada uno de sus ciudadanos a través de su representación más cercana, por medio de sus bloques políticos de comunidades, veredas, pueblos, comunas y barios, o lo que hemos llamado anclas democráticas, hace que la democracia, en su forma más cercana a la original, funcione de nuevo en Colombia.
Pero de manera no excluyente (en Atenas, las mujeres y los esclavos no tenían derecho al voto) y completamente novedosa y única en el mundo, igual a la antigua Atenas.
Y si la democracia atenea dio lugar a la edad de oro de la Antigua Grecia, por qué no esperar que la «Democracia Dual» le dé a Colombia su edad de oro, y que Colombia brille en el mundo moderno, tal como Atenas brilló en el mundo antiguo.
Ya se pueden tener a los representantes del pueblo ejerciendo de parte del pueblo en sus lugares de vivienda y sus municipios y sus departamentos, y a la vez desde el Capitolio Nacional para toda la república, y ¿quiénes mejor para gobernar la patria que los que están gobernando desde el origen de la razón del gobernar?
Me dejas boquiabierto, don Bruno.
Juan, La República de Colombia lo que menos tiene actualmente es: “res”, preocupación por, y “pública”, el pueblo, y si una república no se preocupa por su pueblo, no es república por definición de la palabra bajo la cual obra.
¡Si, don Bruno! Colombia se tiene que preocupar por su pueblo, y lo completamente novedoso expuesto acá bajo el nombre de «Democracia Dual» muestra la opción que difícilmente se puede objetar honestamente para devolverle a la República de Colombia la preocupación por su pueblo y llevarla a un futuro consistente, sano y vigoroso en el gobernar de su pueblo.
¡Bravo, Juan!
Y, Juan, la «Democracia Dual» explicada acá es un gran perfeccionamiento de la mejor de esas peores opciones de gobierno en su forma republicana, creada para Colombia en reconocimiento por su valiente historia democrática y por sus sufrimientos para encontrar la manera de gobernarse, según sus propias idiosincrasias para llegar a cumplir las enormes promesas que le augura semejante país con semejante pueblo.
¡Wow! Y don Bruno ¿ves esa puesta dorada del sol cayendo sobre la cordillera allí tan cerca por el occidente que casi la podemos tocar? Pues don Bruno, al ponerse el sol sobre nuestras charlas políticas realmente creo que, con todo lo que hemos dicho sobre el gobernar colombiano, hemos solucionado la mayor razón por la cual el pueblo colombiano está tan descontento.
Pues, Juan, que amanezca una nueva mañana del gobernar colombiano.
Don Bruno, yo estoy demasiado contento con pensar que le estamos haciendo el bien a Colombia y, entonces, que Dios lo oiga.