Reanudemos nuestra charla ahora, Juan, que hemos descansado luego de haber hecho trabajo físico de finca campesina colombiana.

Hágale, don Bruno.

Los norteamericanos se hicieron los más ricos, poderosos y progresivos del mundo con un impuesto a las ventas del 6%.

Ya siendo los más ricos, los norteamericanos pudieron subir sus impuestos, pero subirlos para volverse más ricos y poderoso, al tener lo mejor de todo lo que le corresponde al sector público darle a su pueblo.

Entonces, Juan, hay que bajar el IVA a menos del 10% y suprimir el impuesto de renta y quitar el impuesto bancario, entre otros impuestos nacionales y regionales inventados para sostener un Estado cada vez más oneroso y dañino para Colombia.

La ganancia neta de un país es lo que ese país logra librar como superávit para sostener el manejo y la promoción de todo lo que es común a todos los ciudadanos de ese Estado.

Pues, Juan, asimilemos el costo del Estado colombiano con la ganancia neta de una empresa colombiana bien segura y rentable, que está por los lados del 9%. Entonces que el IVA en Colombia sea de ese mismo 9%.

El 9% de IVA liberaría las canastas familiares y el consumo, lo que liberaría la inversión, que a su vez liberaría la creación de riqueza.

¿Y para qué es el impuesto de renta corporativo, don Bruno?

La gente cree que el impuesto de renta es un montón de plata.

No, el impuesto de renta es poquita plata relativa al gasto total Estatal colombiano.

El gasto estatal colombiano es tan inmenso que el impuesto de renta corporativo ni se sentiría de no estar. Sería mucho más el crecimiento de la riqueza colombiana por el estímulo que lograría en la inversión y en la reinversión en Colombia.

Sin utilidades, Juan, no hay empresa, no hay empleo, no hay suministro, no hay creación de riqueza. Sólo hay bancarrota colectiva y nacional.

Es que el Estado le echa el cuento al pueblo que le está cobrando impuestos a los ricos con el impuesto de renta corporativa. ¡Qué va! ¿Quién cree el Estado que está pagando ese impuesto de renta?

Pues es el consumidor colombiano, el pueblo colombiano..

El pueblo colombiano, en su calidad de consumidor, paga absolutamente todo lo que se gana en Colombia y todo lo que se hace en Colombia.

¡Que no se olvide ningún colombiano de eso nunca!

Sin el impuesto a la renta corporativa y con el IVA de 9%, entraría el alto sector económico privado colombiano a encargarse de todos los medios y servicios de que depende su continuado y mayor prosperidad y enriquecimiento.

O sea, entraría a encargarse el alto sector económico privado colombiano de ir subiendo el nivel de vida de los colombianos y, así, lograr cada vez una base de consumidores de mayor capacidad de gasto.

Y el medio del que depende el alto sector económico privado colombiano, además que para su mayor enriquecimiento y para garantizar evitar su inevitable empobrecimiento y, en última instancia, para asegurar su misma supervivencia, es el medio ambiente colombiano, de modo que la recuperación de la salud del entorno colombiano tiene que ser su primera prioridad.

Entonces, Juan, que el alto sector económico privado colombiano se encargue de la ganancia bruta colombiana para su mayor prosperidad, enriquecimiento y supervivencia, y que el pueblo colombiano se encargue de la ganancia neta colombiana para costear su gobernar y administración.

Es muy idílica, Juan, la propuesta del impuesto único general del IVA de menos del 10% pero, para lograr lo idílico, se necesita poner condiciones idílicas.

¿Será que se logra ese impuesto único general, don Bruno?

Todo es posible en el Jardín de Dios, Juan.

Y la combinación del IVA de menos del10% con el alto sector económico privado colombiano asumiendo, con envergadura, su deber ante el progreso y enriquecimiento colombiano, le daría a Colombia y a su pueblo un renacer, un nuevo espíritu de vida, de ánimo, de optimismo y de resolución y patriotismo.

Y al bajar el costo, completamente desmedido, pero mucho más así para un pueblo pobre, de los múltiples y altísimos impuestos y multas y costos de trámites y permisos etc., insertados en cada rincón de sus existencias, y al levantar las costosísimas redes de encierro que son los peajes, puestos tan solapadamente que no dejan transitar a los colombianos por su país, habría un nuevo aliento para Colombia por la rebaja del costo de vida y la libertad emprendedora que crearía.

Esto digo, don Bruno, y lo digo como miembro raso del pueblo colombiano: deje que los colombianos tengan cómo hacer de Colombia un país grande, que bien capaces son de hacerlo, y de hacerlo rápidamente.

Y yo le agrego, Juan, si se reforma el Estado colombiano para que cumpla con patriotismo las funciones esenciales estatales no más, y para darle orden y seguridad y justicia a los colombianos, el pueblo colombiano hará lo demás.

¿Quién lo puede dudar, don Bruno, con tanto ejemplo de empuje y superación?

Si, Juan, tanto ejemplo de empuje y superación durante tantas décadas, a pesar del mal ejemplo de los gobiernos, con sus resultados desfavorables y adversos para los colombianos y de sus consecuencias destructivas y empobrecedoras de la moral y el bienestar colombiano.

Juan, ya estamos llegando a la finca ganadera. Respire ese aire de bienestar y abundancia y dejemos el bullicioso mundo atrás y vámonos a trabajar.

Qué dicha y qué ánimo, don Bruno.