Don Bruno, que no digan más ni el establecimiento ni la izquierda que el pueblo colombiano es bobo.
Los bobos han sido ellos, Juan, porque no conocen ni a Colombia ni al pueblo colombiano.
Así es, don Bruno, es que llevamos tanto tiempo en nuestras charlas diciendo que Colombia tiene que tener un cambio decisivo.
Y el pueblo colombiano lo impuso en estas elecciones, Juan, súbitamente y de la nada.
Y eso, don Bruno, sin siquiera saber cuál será ese cambio.
Así de sediento estaba el pueblo colombiano de salir de la condescendencia, las mentiras, el maltrato y el abuso de las fuerzas que se han atrincherado por décadas, tanto en el poder como en la oposición.
Y, Juan, las provincias impusieron ese cambio.
Muy bueno, don Bruno.
Bueno, Juan, llega una figura salida de la nada, a última hora, prácticamente sin representantes en el Congreso y sin mayor idea de lo que hará por Colombia.
Ojala esa figura conozca nuestras charlas, don Bruno, que en ellas no hay sino propuestas patrióticas, novedosas, necesarias y altamente beneficiosas para engrandecer a Colombia.
Y vea cómo son las cosas, Juan, la política de la izquierda colombiana, bajo su dirección actual, parece que va a ser nuevamente rechazada por Colombia.
Yo creo que, en la segunda ronda decisoria de elecciones a la presidencia, va sacar esa izquierda menos votos que en la primera ronda.
Y, tanto la política del establecimiento colombiano como el establecimiento colombiano mismo han sido rechazados también por Colombia.
Así es, don Bruno, y lo raro es que el Congreso no tiene sino integrantes de esas dos corrientes políticas.
Pero mire, Juan, lo maravilloso de la suerte que hay en eso. Los políticos, cuando el barco muestra las primeras señales de hundirse, salen nadando hacia el barco flotando al lado.
Y eso empezó a pasar desde la noche de las elecciones de primera ronda.
Entonces, don Bruno, el Congreso se está uniendo alrededor del cambio que el pueblo colombiano impuso, aun sin saber, ni el pueblo ni el congreso, ese cambio cómo va a ser.
Y más le vale al Congreso respaldar ese cambio de manera unánime o el pueblo colombiano le va mostrar abiertamente su disgusto.
Juan, mire, López Michelsen grito “cambio, cambio, cambio”, pero no lo logró porque trató de cambiar lo micro cuando primero hay que cambiar lo macro. O sea, en la actualidad colombiana hay que cambiar lo macro, de tal manera que lo micro cambie como consecuencia, para el doble y máximo bienestar del pueblo colombiano.
Lo que hay que hacer es cambiar los siguientes aspectos macro en Colombia, ya ampliamente expuestos en anteriores charlas con Juan:
* Reformar el sistema político. Para ello, hemos presentado la propuesta de la “Democracia Dual”.
* Drásticamente reducir el costo y el tamaño del Estado colombiano.
* Drásticamente reducir los impuestos y la cantidad y costo de las multas y cobros estatales.
* Quitar todos los peajes.
* Liberar las importaciones.
Ahora, para crear máxima riqueza colombiana, se requiere:
* Que el alto sector económico privado colombiano empiece a encargarse de todos los medios que garanticen su continuado y mayor enriquecimiento y su supervivencia. Para ello, hemos presentado la tesis de “evolución capital o bienestarismo”.
Para que vea, don Bruno, este cambio, que no se sabe qué cambio traerá, bien puede ser un gran cambio, esta vez no a favor de la piratería política, sino a favor del pueblo colombiano.
Sí, Juan, para que no sigan, abierta y descaradamente, abusando los representantes de la política y del Estado, de ese bonito, querido, sabio y trabajador pueblo colombiano.
Dios lo oiga, don Bruno.
Nos acostamos contentos y optimistas, ¿cierto, Juan?
Bastante, don Bruno.