Juan, buenos días desde acá, arriba del mundo.

Buenos días, don Bruno.

Como nos acostamos cabizbajos anoche, Juan, sentémonos acá en este filo a ver nacer el sol para que su luz y su calor nos animen de nuevo.

Listo, don Bruno. Y, mientras tanto, comamos de este bocadillo que traje.

Excelente, Juan.

¿Entonces con qué empezamos, don Bruno?

Empecemos, Juan, con preguntarnos lo siguiente. ¿Cuánto empobrece a Colombia la corrupción?

Don Bruno, el peor mal que tiene Colombia, entre los otros tantos que empobrece y atrasa, es su desenfrenada corrupción, y no hay límites de cuánto mejorarían las esperanzas de los colombianos con su desaparición.

Juan, pasemos ahora a hablar de burocracia y tramitología en Colombia.

Los beneficios para Colombia, Juan, serían enormes al reducir a sus mínimos toda la burocracia, tramitología, lo que se conoce en inglés como cinta roja.

Don Bruno, yo digo que tanta burocracia, cinta roja y tramitología solo proveen una buena entrada de plata a la corrupción del Estado colombiano.

Sí, Juan, no son más que más impuestos esos altísimos costos para los ciudadanos de esa burocracia, cinta roja y tramitología, como si los colombianos ya no pagaran suficientes impuestos, más la pérdida de tiempo para ellos en cualquiera de los infinitos y desgastadores tramites inventados para frenar el desarrollo colombiano.

Y hay que agregarle a ello, don Bruno, las multas por fallas de tramitología que no son más y más impuestos, también.

Es que, Juan, Colombia esta tan sobre reglamentada, tanto más allá de su incipiente desarrollo, que no hay cómo hacer nada, y no deja que haya desarrollo en Colombia.

Don Bruno, no hace sino parecer que las reglamentaciones son inventadas para enloquecer a los colombianos.

¡Hay que agilizar a Colombia!

Sí, don Bruno, al final, agilizar a Colombia es liberar a Colombia.

Pues, Juan, la libertad es el principio que dio origen a Colombia y es el anhelo humano más preciado por Colombia y el anhelo que ha permitido su continuidad como estado noble.

Además, Juan, que la libertad es el factor primordial para crear riqueza para todos los colombianos y con la riqueza viene progreso, salud, cultura y bienestar general.

Vamos ahora, Juan, con el futuro del mundo y las fuerzas armadas.

Juan, ¿sabe qué debería de estar haciendo el mundo como un todo actualmente?

Sí, don Bruno, viendo a ver como evita el desastre mundial del calentamiento global.

Muy bien dicho, Juan. ¡Claro que sí!

Pero, Juan, precisamente cuando esa debería ser la prioridad máxima de toda la raza humana surgió el antagonismo del mundo autocrático ante el mundo libre.

Sobre eso, Juan, quiero enfatizar de nuevo lo que ya hemos dicho sobre la importancia de las fuerzas armadas colombianas para el futuro de Colombia, por lo pertinente que es frente a este escenario.

Ya la humanidad vio y vivió la era del imperialismo monárquico del cual Colombia se liberó, y bien parece que viene la era del imperialismo autocrático, ante el cual Colombia no puede caer.

Vea Juan, el mundo autocrático quiere y necesita comida y riquezas debido a su subdesarrollo relativo y/o su enorme población y/o sus bajos recursos agrícolas y/o naturales.

Tiene razón, don Bruno. Colombia tiene todas las riquezas agrícolas y naturales que se podrían querer y nos tenemos que proteger ante cualquier intento de toma de Colombia por esos poderes autocráticos, o por quien sea. Eso no se dará ya, pero tenemos que estar preparados.

Y, Juan, ese intento de toma bien podría venir desde nuestros países vecinos que sean utilizados por los poderes autocráticos como peones para apoderarse de Colombia.

Entonces, don Bruno, es de suma importancia que Colombia mantenga unas fuerzas armadas de alto respeto mundial.

Sí, Juan, deberían ser reforzadas todas las ramas de las fuerzas armadas colombianas, la Fuerza Aérea y la Armada en cuanto a su equipo ofensivo y disuasivo, y particularmente las tropas en pie, que serían las decisivas en última instancia.

Pues, don Bruno, las fuerzas armadas colombianas conocen a Colombia y cómo usar a Colombia a su favor. Las fuerzas armadas están en alto grado de alistamiento y preparación debido a que han estado en combate durante tantas décadas de violencia interna colombiana.

Entonces, Juan, ¡bravo por nuestras fuerzas armadas colombianas!

Vamos ahora, Juan, con el calentamiento global y la capacidad de Colombia de defenderse.

Ya hay billones de humanos sufriendo las consecuencias del calentamiento global y, de ellos, cientos de millones en condiciones de hambruna, lo cual pronto provocará una crisis humanitaria de unas dimensiones que obligará a esos billones de personas a hacer lo que sea necesario para salvarse.

Muchos de esos billones de humanos que tendrán que hacer lo que sea para sobrevivir, pertenecen a los países autocráticos por su enorme población y/o bajo desarrollo y/o falta de recursos agrícolas y naturales.

Y, don Bruno, si hay país capaz de afrontar y superar las consecuencias del calentamiento global es Colombia. A Colombia, como ya sabe, la afecta el niño y la niña, que empeorarán, pero para el niño y sus sequías Colombia tiene aguas de sobra si se actúa a tiempo, y para la niña y sus lluvias torrenciales solo hay que hacer prevención cuidadosa.

Y, Juan, Colombia no solo tiene todos los recursos naturales minerales, energéticos, agrícolas, de agua, de todo, sino que tiene un clima muy favorable y estable por estar sobre el ecuador terrestre, y además Juan, por tener tierras de variadas alturas, hay recurso para habitar lo menos afectado por cambio climático, y además, tiene tierras al lado de extensos mares y abundantes bosques y selvas naturales que hacen que se eviten grandes extremos de temperatura.

Todo eso, don Bruno, sí que hace de Colombia un blanco perfecto para su toma por quien sea o ante el expansionismo autocrático y la necesidad desesperada venidera del mundo autocrático, ante el calentamiento global, de salvarse como sea.

Entonces Juan, hay todas las razones más poderosas posibles para tener las mejores fuerza armadas y así asegurar nuestro porvenir y supervivencia ante los cambios geopolíticos y climáticos mundiales venideros y que están ya a la vista.

Como le parece, Juan, que, con esta charla de charlas, hemos vaciados nuestros corazones y mentes en nuestro intento intenso de aportarle a nuestra querida Colombia material para evitar su continuado afeamiento y encontrar su belleza.

Falta solo una cosa, ¿cierto, don Bruno?

Si Juan, falta volver sobre el Establecimiento Colombiano que ha constituido el motivo principal de nuestras charlas por haber fallado en el ejercicio de su responsabilidad sagrada de asegurar el mejor bien colombiano. La próxima y ultima charla específica sobre Colombia antes de entrar en las charlas científicas y filosóficas que versan sobre Colombia, se titulará “Establecimiento colombiano – ¡téngase firme!

¿Quién se la va querer perder, don Bruno?