Con mucho tiempo de anticipación comenzó la carrera por la alcaldía de Bogotá. Los habitantes de la capital del país, tendrán una baraja de opciones para decidir quién será el sucesor de Enrique Peñalosa. Ya se vislumbra un panorama polarizado, donde pueden primar los ataques y mentiras, sobre las propuestas reales de lo qué se puede y no hacer para mejorar la calidad de vida de los capitalinos. En medio de tanta desinformación, de tantos sueños inalcanzables y sobre todo de tantos deseos de poder, es necesario pedirles a los candidatos responsabilidad con sus propuestas y con la ciudad.
Hay una línea de candidatos que pretenden a toda costa tumbar el proyecto del metro, que vale la pena recordar se encuentra cerca de abrir su proceso de licitación. Aquí, el debate debe centrarse en fortalecer dicho proceso y consecuentemente, proponer una construcción colectiva que permita seguir avanzando en un programa de movilidad sostenible para cada rincón de la ciudad. También se escucha a algunos candidatos hablar sobre el desmonte o la no continuación del sistema Transmilenio. Esto puede ser popular y quizás dé votos, pero sobre todo, es irreal y dañino este discurso para la realidad que hoy enfrenta Bogotá.
Para finales del año 2016, Bogotá debería haber terminado la construcción de 389km de troncales de Transmilenio. El mal actuar de algunos gobernantes, las promesas inalcanzables y la corrupción, hicieron que para el año 2018, la ciudad contara tan solo con 114km. Con ese desfase de 275km de troncales y con una población creciente, era obvio que el sistema se sobresaturara. Candidatos, la solución no es mentir con enormes proyectos de infraestructura que no podemos ejecutar en cuatro años y que no estamos en la capacidad de financiar, lo primero es ponerse al día y buscar soluciones alternativas. Una de ellas, sin lugar a duda, es cobrar las externalidades que generan los particulares para financiar el transporte público. Impopular pero necesario.
No es necesario mentir, muchos de los candidatos a la alcaldía de Bogotá han tenido carreras brillantes, seguro se contará con perfiles de todas las filiaciones políticas. Pero quien llegue a tomar las riendas de la ciudad, no puede hacerlo sobre propuestas sin sustento y mucho menos, sobre proyectos de fantasía que finalmente nos perjudicaran a todos los ciudadanos. Así que hoy les pedimos responsabilidad, serenidad y conocimiento de la capital. No por ser popular se puede ser alcalde de Bogotá, se deben entender sus problemáticas y plantear acciones acordes a las capacidades económicas y políticas de la ciudad.