Desde que tengo memoria escucho y utilizaba, hasta hace poco, la expresión: ¡Severa mujer! para referirme a un ser cobarde, miedoso y sin fuerza. Sin embargo dos amigas con las que compartí los últimos meses me argumentaron lo ofensivo y erróneo que es convertir en sinónimo de debilidad a la mujer.
La primera vez que utilicé la expresión con un amigo fue cuando lo reté a tomar una cerveza fondo blanco y él no aceptó. Una de mis amigas escuchó la expresión y de inmediato recibí una mirada desaprobatoria con su respectivo reclamo: “¡Oiga! ¿Cuál mujer? Yo lo hago” y era verdad.
Mi amigo no era para nada una mujer porque una niña como mi amiga sí hubiera aceptado el reto, así que decirle severa mujer a mi amigo era expresar su valentía y su capacidad de aceptar el reto como una niña, una dama, mejor dicho… una mujer.
Decir severa mujer desde ahora debería resaltar las cualidades que tienen nuestras mamás y no ofender queriendo representar la debilidad y la cobardía.
Ahora entiendo estas expresiones como el mayor elogio que puede lograr un ser humano, por tal motivo espero algún día yo ser SEVERA MUJER para ustedes.