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Si observamos la historia de nuestro amado país desde una perspectiva más humana y psicológica, podríamos observar que existe un patrón mental repetitivo en las mayorías tradicionales de sus grupos de habitantes y sus líderes políticos desde el inicio de la época violenta en nuestra conquista y colonización, siguiendo por los inicios de nuestra República y su segundo ciclo de violencia hasta llegar a nuestra historia contemporánea con la violencia del Siglo XX y XXI: “Lo que yo pienso es lo correcto, y como yo mando, tu te tienes que acomodar a mí”.

Estas manifestaciones son más fáciles de observar desde cualquier persona o grupo de personas que han ejercido tradicionalmente algún tipo de poder dentro de las familias, dentro del trabajo o en la Política nacional, estando esta última siempre dominada por lo que se reconoce como “Derecha”, aunque este pensamiento también existe en la otra mitad de nuestro país que siempre ha vivido bajo este tipo de mando de ese contrario desde el cual también ha sido vulnerado, no se ha identificado nunca, no ha podido controlar ni salirse de su control y del cual ya se siente extremadamente cansado y sofocado; grupos que desde el escenario político se autoreconocen como “Izquierda”. Este mismo patrón mental existe en muchos de ellos, solo que con un ajuste temporal: “Lo que yo pienso es lo verdaderamente correcto y, cuando yo mande, tu te tendrás que acomodar a mí”. Es por esto que estamos humanamente divididos y polarizados.

Simplemente creemos, independientemente de nuestra ideología de derecha o de izquierda, que yo estoy en lo correcto y el otro, que vemos como un contrario, está totalmente equivocado, y adicionalmente violentamos al otro con alguna forma de irrespeto, desde el simple pensamiento de que ese otro es un “ignorante”, “animal”, “bruto” y un sin número de adjetivos similares que lo único que hacen es cerrarnos las puertas de la posibilidad de relacionarnos de alguna manera con ese otro distinto a mí, hasta llegar a escalas más grandes y combinadas con las mayores bajezas, egos esquizofrénicos y dolores humanos que se manifiestan en la violencia política, los conflictos armados y las guerras sin sentido. Es por esto que el problema de fondo no es político, es Humano, de pensamiento profundo, del cual tal vez ni nos damos cuenta en nuestra privacidad única personal cuando nos burlamos o despotricamos del otro, y la polarización política termina siendo una manifestación a gran escala de este pensamiento, una Quimera de mil cabezas y cientos de combustibles, que conlleva en su esencia esta semilla de pensamiento como origen.

Con esto aclarado, ahora ocupémonos de la Quimera Política: ¿Se ha puesto a pensar alguna vez la Derecha que siempre ha mandado, que este pensamiento impositivo es obsoleto y que llegó el momento de tener una verdadera sensibilidad, empatía y diálogo por y con aquellos millones de vulnerados y olvidados, que sufren un dolor inmenso con el que cargan desde generaciones atrás, que en muchos casos tienen rencor destructivo que no ayuda a avanzar pero que en su gran mayoría quieren construir y aportar verdaderamente a un cambio y a un nuevo rumbo positivo para una más amplia mayoría del país? No, la Derecha mandante tradicional no lo ha hecho jamás, porque estas personas ensimismadas en sus egos y en su enceguecimiento por el poder están salidas de la realidad, tienen una especie de esquizofrenia mental ya que solo pueden ver las ilusiones del anhelo de más poder y más dinero a través de la corrupción y del control de las instituciones y el territorio nacional; ¡Hay que internarlos en sanatorios mentales! Y aunque la Derecha ha hecho muchas cosas buenas desde la Economía, la recuperación de la Seguridad (salvo los casos donde existen crímenes y violación comprobada a los DDHH), desde las Libertades y el desarrollo del país, también se debe reconocer que fue un desastre en las alianzas con grupos ilegales paramilitares, en la gestión corrupta de la democracia y en su drogadicción de poder.

Es por este enceguecimiento que ni siquiera son capaces de ver en este momento tan fuerte y de miedo con el continuo ascenso, ahora con posibilidades reales, de un Petro a la Presidencia, que sigue funcionando exactamente igual el mismo sistema corrupto, obsoleto y ladrón, liderado tradicionalmente por la Derecha o el “Establecimiento”, creando ellos mismos con sus acciones todas las condiciones que siguen generando pobreza, indignación, resentimiento social: cada vez que se roban un contrato de alimentos, de agua potable, de escuelas rurales, cada vez que engañan a su gente vulnerable y sin oportunidades cuando solo les importa tener más poder y comprarles su voto cada 4 años, cada vez que los humillan, que se aprovechan del robo violento e injusto de sus tierras, cada vez que un niño pobre en Colombia recibe un alimento podrido y miserable en su colegio por la corrupción, se abre una brecha más de dolor y de deseo de cambio profundo para esa otra mitad real existente en nuestro país.

El Establecimiento obsoleto es el creador de una fuerza indigna y destructora del espíritu humano que solo va creciendo en el sentir de la gente, así las cifras macroeconómicas vayan hacia arriba y, en la situación actual, Petro ha sido el único candidato que ha sabido aprovechar este sentir real y legítimo de la mitad de la población y lo ha tergiversado a favor de sus intereses políticos. Al final Petro, aunque es de izquierda, también es un político tradicional en esta forma impositiva de pensamiento mental que tampoco nos sirve, y ha sido la misma Derecha su creadora.

Definitivamente, estas personas del Establecimiento Político tradicional con esta enfermedad mental deben ceder el poder, y es momento de que la Derecha obsoleta colombiana evolucione, manteniendo lo que funciona, pero extirpando los cánceres que la carcomen. Y hay que iniciar creando una Nueva Derecha Social con la cual se identifique y participen personas que tengan sensibilidad y un anhelo real de ayuda hacia todos aquellos hermanos y hermanas vulnerables que necesitan una mano nuestra, escucharlos transparentemente y con voluntad a esa mitad del país, hacer el ejercicio de oír y tratar de ponernos en los zapatos del otro, lo que se llama Empatía, y encontrar nuevos caminos que verdaderamente nos unan, liderados por una nueva generación con una nueva visión de verdadero trabajo honesto y de ayuda hacia el otro más necesitado, que sean transparentes, firmes y coherentes como seres humanos, impulsando un libre mercado más consciente, conservacionista y responsable con el medio ambiente, creando oportunidades más eficientes para combatir la pobreza y reconciliar a nuestros hermanos y hermanas colombianas.

¿Qué es lo que anhelan legítimamente las millones de personas que terminan identificadas con un Petro? Un cambio positivo del país, en el que sus oportunidades y beneficios educativos, económicos, de salud, culturales y sociales permeen a millones más de colombianos y colombianas vulnerables que lo necesitan y lo están pidiendo a gritos, lo que solo se logra con gran eficiencia, cero corrupción, total transparencia y de la mano con el sector privado. También anhelan la protección, conservación y restauración del medio ambiente, una Colombia sustentable y armoniosa, con energías limpias y, especialmente, anhelan la tan mencionada Justicia Social, eso sí, sin quitarle a los que legítimamente tienen para dárselo a los que no tienen ya que eso también es obsoleto, no funciona y solo crea nuevos conflictos, sino todo lo contrario, a través de un nuevo camino: unirnos y apoyarnos activamente con esa mitad de Colombia que sabe crear oportunidades y riqueza consciente para llevar ayuda inmediata y generar nuevos procesos de desarrollo en aquella mitad de Colombia que tanto lo necesita: a esto lo llamo ayudar en la tan necesitada Reconciliación Social.

¿Es esto imposible de entender y hacer realidad por la Derecha? Indudablemente para la Derecha obsoleta tradicional es imposible, y por eso están en tanto riesgo de perder las elecciones; pero es totalmente posible para aquella nueva generación que se empieza a manifestar en nuestro país, que se cansó de la putrefacción de los corruptos, que trasciende lo que no sirve, que es educada, evolucionada y consciente, y los hechos de esa nueva generación debemos empezar ya a construirlos, dando ejemplo primero desde la ciudadanía, que es la verdadera fuerza de una sociedad. Y si eres capaz de verlo, empieza dando ejemplo, respetando y también fomentando dicho respeto por el contrario, y buscando la forma de aportar un grano de arena en la ayuda así sea a una sola familia vulnerable que lo necesite.

 

Adenda: Aunque tengo muchos reparos y críticas, considero que en este momento el mejor voto a consciencia sería por Sergio Fajardo, porque entiende la necesidad imperiosa de fomentar el respeto por el contrario, la reconciliación de una sociedad herida y dividida en extremos, y la generación de oportunidades a los más vulnerables a través de la educación y desde los entornos protectores. Además, puede ser un punto de unión, porque satisface muchos anhelos legítimos de las personas que se identifican de izquierda así como de aquellas que se identifican de derecha. Y lo más importante, no apesta a Uribe.

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